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Bajo colores condicionados

El derbi sevillano

José Mari y Diego Rodríguez, unidos por un proyecto común, vislumbran equilibrio en el derbi. Los dos lamentan el escaso valor de las canteras en el duelo.

José Mari y Diego charlan en un aula de la escuela Futbalia.
Daniel Lagos / Sevilla

20 de noviembre 2013 - 05:02

La historia del fútbol sevillano une lazos más allá de un campo de fútbol y crea uniones difíciles de romper. José Mari, que cumple en algunos días 35 años, debutó con la camiseta del Sevilla en 1997. Un año antes, Diego Rodríguez, ahora con 53, se despedía del sevillismo tras ocho temporadas en las que se erigió como un carismático defensa central. Ambos tuvieron caminos opuestos. El primero encontró instantes de felicidad en clubes como Atlético de Madrid o Milan antes de llegar a las filas del Betis. El segundo ya había jugado en el equipo verdiblanco antes de tomar rumbo al eterno enemigo. Ahora, el destino los une en un proyecto destinado a que la educación y el fútbol se agarren de la mano con ambos como capitanes del barco.

Metidos de lleno en la inminente apertura de la escuela Futbalia, el derbi marca los pensamientos de dos futbolistas que sintieron la importancia de estos choques desde ambos lados. "Llegan los dos equipos bajo mucha igualdad, ambos fueron muy irregulares durante el año y sumar tres puntos puede ser un punto de inflexión. Perder puede afectar porque es un partido muy especial en esta ciudad. Son equipos que han ido a menos, pero no hay favoritos en estos momentos", asegura Diego al tiempo que reta a su amigo José Mari a mojarse más sobre el duelo. Éste no se aleja de su discurso: "Es un derbi algo descafeinado por la temporada que están haciendo. El Betis tiene más urgencias, no le ha favorecido el parón porque son demasiados días sin actividad. La dinámica es mala y quiere cambiarla lo antes posible. O sale reforzado el Betis o será un duro golpe".

Diego discrepa en esta cuestión y lanza su parecer: "Creo que el parón le ha venido bien al Betis. Recuperará a jugadores como Amaya o Rubén Castro, que son claves en este equipo. Rubén es una garantía arriba, genera peligro con cualquier balón en el área. Dará consistencia".

La mirada al pasado supone un reto para José Mari, que no olvida el espectáculo que supone para los aficionados: "No hay tanta pasión como antes. En lo deportivo, hay mucha igualdad".

Diego, sin embargo, convierte sus ojos en llamas al subirse en una hipotética máquina del tiempo: "Jugué unos 24 derbis, el colorido y la afición eran lo más espectacular. Había mucho más morbo, dentro del respeto, aunque luego se viese menos fútbol. Siempre hubo una especie de liga particular entre los dos equipos. Echo de menos esos ambientes, son diferentes. La intensidad de hace 20 ó 25 años era impresionante, era como una guerra campal que traspasaba límites. Ahora quizás hay menos gente de la casa en el campo. Eran encuentros terribles, muy tensos, de entradas fuertes, de nervios…".

Precisamente la cantera centró parte del debate. Quizás sólo Nono, Vadillo y Alberto Moreno sean los representantes de ambas canteras que salten al campo en el duelo del domingo. Diego Rodríguez va más allá: "Han salido muchos efectivos de Sevilla y Betis. Al tener un nivel tan alto para competir arriba, cuesta mucho más porque se pide mucho". "El propio Madrid es el reflejo de lo difícil que es", interrumpe José Mari, al tiempo que Diego recupera su visión de los hechos: "Esto es un filtro, el Sevilla está trabajando muy bien la cantera. Salen grandes jugadores, pero competir arriba no es sencillo; hay que adaptarse a una Primera División. Los juveniles han logrado títulos, pero formarlos ahí arriba no es tan fácil como parece".

José Mari insiste en las dificultades existentes: "La propia presión de la ciudad dificulta que los canteranos se hagan un hueco en el primer equipo".

El sevillano sabe que el duelo que llega no tiene muchas comparaciones a nivel internacional: "Son derbis distintos, pasa en todos los países. La parte sur es más caliente, más pasional. Quizás un Roma-Lazio es más parecido a lo que se juega aquí".

Unidos por un proyecto que englobará tanto el fútbol como el apoyo escolar en los niños, José Mari y Diego no titubean a la hora de pronosticar claves. Las miradas, cómplices, no delatan el nerviosismo real de Diego, que trata de encontrar su hipótesis: "El Betis, con la entrada de Rubén, tiene buenos jugadores y calidad arriba. El Sevilla tiene una asignatura pendiente atrás. Creo que habrá equilibrio y muchos goles. El Betis no tuvo suerte en algunos encuentros, mientras que el Sevilla llevará la iniciativa desde el arranque".

El propio Diego regresa al tema de la formación, una clave importante en el fútbol de hoy y que tratará de priorizar por encima de lo demás en su Futbalia: "La cantera abarata costes. Si un jugador no vale para tu equipo, seguro que valdrá para otro de primer nivel. En el Madrid no hay tiempo para formaciones, ni en el Barcelona. Por eso algunos como Cesc, Piqué o Jordi Alba se van y luego vuelven".

El tinerfeño va más allá en su búsqueda de encontrar las claves en la educación del futbolista: "Un chaval con 14 años, aunque sea bueno, ya está en dependencia de su entorno familiar y su educación. La responsabilidad siempre es de los padres, nosotros sólo podemos ayudar. Cuando llegan a 14 ó 15 años, algunos van buscando resultados, y ahí debe empezar la formación. Que no impere el resultado antes que el juego. Para los juveniles o cadetes, ganar 10-1 no es competir, no llegas a saber el nivel real".

Los dos futbolistas vivieron derbis con diferentes visiones. "Yo me quedo con todos los derbis. El primero en el Villamarín lo ganamos 1-3, marcando Zamorano y Martagón. Yo disfrutaba mucho con el ambiente, con ese colorido, con esa multitud de gente en el campo. Yo pagaría dinero hoy por jugar un partido así", asegura Diego. José Mari sigue su misma línea: "Yo quizás me quede con el primer derbi, es el que me impactó más. Había jugado en el filial, pero eso es diferente. Te marca la semana y el año según lo que hagas en ese partido. Con 18 años, me impactó".

A Diego no le cuesta mirar al pasado y verse en ambos bandos. Sonríe y hace un alarde de sinceridad: "Soy una persona agradecida. Me siento sevillista, pero en el Betis estuve siete años y me trataron muy bien. Me respetaron, me han querido y me marché al Sevilla. Es el único partido en el que quizás quiera que pierda el Betis. Pero espero que esté en la élite, tiene una gran afición y le deseo lo mejor". José Mari escucha a su amigo con otra sonrisa que abre el abanico de los colores: "Yo quiero que se vea buen fútbol. Desde pequeño estaba en el Sevilla y en un derbi voy con ellos. Pero en el Betis estuve muy a gusto el año y medio allí y le deseo lo mejor en los otros partidos".

Más coincidencias une a estos futbolistas. Ambos jugaron en una selección española que ahora genera alegrías a través de sus triunfos. Diego lo tiene claro: "Se han juntado jugadores como Xavi, Iniesta, Villa… No es fácil que pase eso. Pero la filosofía de trabajo es lo importante y todas las categorías juegan igual. El modelo está funcionando y dependerá de que las generaciones que llegan tengan ese mismo talento. Todos juegan con un estilo innegociable. Y hay una cantera fantástica".

José Mari sigue su línea: "Hay una filosofía implantada, pero no siempre estará una generación como la presente. Brasil mantuvo una generación siempre buena, pero Francia, por ejemplo, sólo tuvo una que triunfó, es difícil mantener un nivel tan alto en los futbolistas".

"La forma elegante de ganar, sin un mal gesto, sin una patada, marca mucho la forma de desarrollar a los jóvenes. La selección es un ejemplo a seguir por todos", insiste el sevillano.

Diego mantiene su pulso nervioso recordando momentos inolvidables: "He compartido vestuario con gente como Maradona o Gordillo, que era extraordinario como futbolista y como persona. Cardeñosa, Diarte, Zamorano, Polster, Simeone… hubo jugadores increíbles. Lo difícil a veces era saber competir. Tener la cabeza suficiente para soportar la presión". También José Mari insiste en esa capacidad de superación: "Los jugadores deben saber cuáles son sus puntos fuertes. Hay jugadores con mucha calidad que luego se pierden". Y Diego rescata un guiño al pasado: "Recuerdo que Suker no defendía. Sabíamos que su fuerte era otro. Él definía y con ello contrastaba el no hacer trabajo sucio".

El que fuese técnico del Sevilla C mantiene su lucha contra un sistema con demasiadas libertades: "Con 12 años no se puede tener un representante. Debería estar prohibido". Y José Mari añade otro dato más: "Algunos reciben demasiada presión por parte de los padres. El Sevilla tomó la decisión de no dejar entrar a los padres a los entrenamientos y fue una buena decisión".

El pasado bético y sevillista une ahora el futuro de dos futbolistas que saben lo que supone una semana de derbi. José Mari lanza un pronóstico: "Creo que habrá pocos goles. Apostaría por un 1-1". Diego lo mira, sonríe y modera su visión: "Será un cara o cruz".

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