Las claves del 'castrismo'
José Castro inicia su mandato sobre las premisas del consenso y la eficacia tras una transición bien trabajada en privado. "Amo más el Sevilla que ser presidente", todo un lema.
"Amo más el Sevilla que ser presidente". Esta frase, emitida por José Castro tras su nombramiento como presidente, ilustra sobre el nuevo estilo que preconizará el máximo responsable del Sevilla. El 14 de enero de 2014 se inició una nueva era construida desde la privacidad de las reuniones y las charlas para rematar una transición pacífica a la que también han ayudado los buenos resultados y que ha coronado a Castro como el vigésimo séptimo hombre, trigésimo tercero incluyendo interinidades y repeticiones, que se ha sentado en el sillón presidencial de Nervión. Y con este empresario utrerano llega un nuevo estilo a la dirección, menos osado y vehemente que el de José María del Nido, menos echado p'alante seguramente, "menos autoritario y más de consenso", como él quiso destacar. El mismo consenso que ha encontrado para hallar el más alto honor al que puede aspirar un sevillista que ha trabajado en la sombra 16 años y medio.
De aquella famosa frase de su antecesor en la que decía sentirse "como la persona más importante del mundo después del Papa" a esta de amar el Sevilla más que la presidencia va el largo trayecto que diferencia el delnidismo del castrismo. Un castrismo que poco tiene que ver con el cubano... Pese a esa diferencia de personalidad, Castro ha sorprendido por la mezcla de determinación y naturalidad con la que ha llegado a la presidencia del Sevilla, para el que empezó a meter el hombro cuando a finales de los convulsos años 90 fue cofundador junto al propio Del Nido del grupo de accionistas Sevillistas de Nervión, la plataforma que lo ha respaldado de forma decisiva fiándose a su experiencia, su diplomacia y su capacidad de consenso.
A estos conceptos, Castro une el de la eficacia como base para un mandato que, salvo la inesperada salida de Manuel Vizcaíno, se cimentará en la línea continuista, aun con algún cambio sustancial del comité ejecutivo y que escenifica la nueva forma de hacer, como es el ingreso en el mismo de José María Manzano, notario de profesión y sevillista de probada capacidad que es principal hombre de confianza del presidente del Sevilla y que toma el relevo en este comité del alto ejecutivo con menos tirón popular, Vizcaíno. Junto a Manzano, un Monchi muy fortalecido y José María del Nido Carrasco, ascendido a vicepresidente, conforman la cúpula continuista.
En pro de esa eficacia, Castro ya ha anunciado su idea de consenso, sin descartar consultas externas a ex presidentes y grandes accionistas. El fin al presidencialismo conlleva una labor más colegiada, con delegación de gestiones y más funcionalidad del consejo de administración, en el que desde el martes ya no está Vizcaíno. El aún subdirector general del club, cargo en el que permanecerá hasta el final de temporada, explicó este miércoles su salida. "Es una decisión personal, meditada, pensada desde hace tiempo, que ayer hice pública y que como no se lo había dicho a nadie, entiendo la sorpresa. Entiendo que es lo mejor, que en estos momentos era lo mejor que podía hacer", dijo en SFC Radio. "Yo tenía una convicción, quería cumplir lo que prometí. A pesar de que el presidente Del Nido, primero, y el presidente Castro, después, me insistieron. Pero yo dije que entré con José María y que quería salir con José María y lo he cumplido", añadió Vizcaíno, quien también adujo que busca nuevos proyectos personales así como atender a su familia.
El presidente ha ido tocando piezas con tacto, ha encontrado el respaldo de Roberto Alés y de Rafael Carrión, además del de Sevillistas de Nervión, y ha usado toda esa energía de consenso para amoldar un consejo con sólo dos caras nuevas. A la obligada iclusión de Jesús León como nuevo accionista importante la del ex delegado gubernamental Faustino Valdés. Por ahora, poco movimiento para el terremoto que preveían los agoreros.
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