La ventana
Luis Carlos Peris
Perdidos por la ruta de los belenes
Piragüismo | K1
La española Maialen Chourraut, triple medallista olímpica, se bajó del podio de los Juegos de K1 de piragüismo eslalon 16 años después de Pekín 2008, al ser duodécima en la final de París 2024 víctima de un error tempranero.
Chourraut, que disputa sus quintos Juegos Olímpicos con 41 años, fue bronce en Londres 2012, oro en Río de Janeiro 2016 y plata en Tokio 2020, y en la cita parisina su sueño de alcanzar el póker en su prueba fetiche se desvaneció al saltarse la segunda puerta, lo que le supuso una penalización de 50 segundos que ya la apartaban de cualquier opción.
A la palista del Atlético San Sebastián le queda, no obstante, la bala del kayak cross, modalidad que se estrena en estos Juegos Olímpicos y de reciente implantación en el circuito internacional, en el que la española ha tenido resultados aceptables.
Maialen Chourraut, pese a su experiencia y a haber competido y entrenado en este canal, no ha encontrado la bajada que deseaba, no ha encontrado la línea regular que pretendía ni ha estado todo lo fina que es necesario para volver a estar en condiciones de colgarse una medalla.
Aún así, su capacidad competitiva y todo el bagaje acumulado a lo largo de estos años le permitieron superar con cierta holgura las series clasificatorias del sábado y con notables apuros la semifinal de este domingo para plantarse en su cuarta final olímpica, lo que tiene un valor de más que notables dimensiones.
Chourraut no se perdía una lucha por las medallas en una cita olímpica desde Pekín 2008, en su estreno en unos Juegos, cuando fue decimosexta en la serie inicial y se quedó fuera de semifinales. A partir de entonces, ha sido una absoluta referencia del eslalon mundial, no solo con sus tres medallas en los Juegos, sino con sus actuaciones en el resto de grandes competiciones internacionales.
Con 41 años, llegó al canal de Vaires-sur-Marne sin querer hablar de medallas después de un ciclo olímpico complicado, con operación de hombro incluida, con la única pretensión de navegar lo mejor posible y encontrar una buena bajada. Su experiencia era su primer aval ante "chicas que bajan muy rápido" más que potentes y muy poderosas.
En las series del sábado no se encontró bien, tuvo algún que otro problema, pero pasó a las semifinales sin apuros. Cautelosa, sabía que la primera bajada de este domingo era la clave, que se empezaba de cero y todo podía pasar.
En cambio, no mejoraron del todo sus sensaciones este domingo. Pese a completar el recorrido sin penalización alguna, un par de fallos, uno al principio y otro en el tramo final, frustraron su buena dinámica en el tramo medio del descenso y marcó un tiempo de 106.21, que por entonces la situaba tercera y ponía en peligro su progresión.
Pasaban doce a la gran final. Quedaban quince palistas por completar la prueba y si no fallaba ninguna la podían dejar fuera. Tuvo que esperar con los nervios lógicos. Respiró cuando la checa Antoine Galuskova se saltó una puerta y matemáticamente sellaba su clasificación.
En la final todo le salió peor. Volvió a repetir el error, pero aún más grave. Se 'saltó' la puerta 2. Las ilusiones se le fueron al traste de manera contundente. Un nuevo toque en la 8 y 52 segundos de penalización para concluir en la última y duodécima plaza, lejos de las que habitualmente son sus rivales.
Ganó la gran reina del eslalon, la australiana Jessica Fox, que ha compartido tantos podios con Maialen Chourraut. La palista 'aussie', nada brillante en la semifinal, en la que apostó tan solo por pasar (fue octava), completó una gran bajada para sumar su segundo oro olímpico tras el conseguido en C1 en Tokio 2020, donde también fue bronce en kayak.
A ello hay que añadir la plata y el tercer puesto en K1 en Londres y en Río, respectivamente. El kayak se le resistía en el concierto olímpico. En París se ha quitado esta espina de un historial que puede ampliar los próximos días en la canoa y en el kayak cross.
Fox cubrió la bajada en 96.08 segundos, inabordable para el resto de competidoras. Completaron el podio la polaca Klaudia Zwolinska con 97.53 y la británica Kimberley Woods (98.94). La alemana Ricarda Funk, campeona en Tokio y la más rápida en la semifinal, sabía que tenía que arriesgar, pero lo hizo tanto que se saltó una puerta y concluyó undécima.
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