Un campeón muy explosivo

Cayetano García de la Borbolla | Campeón del Mundo Júnior de C1 200

Tras un año de tecnificación en Murcia, Cayetano García de la Borbolla llegó a Rumanía para besar el santo en C1 200

"Él es muy velocista", dice el padre del canoista del Club Náutico

Cayetano García de la Borbolla, tras su sufrido triunfo en la final de C1 200.
Cayetano García de la Borbolla, tras su sufrido triunfo en la final de C1 200. / M.G.
Antonio Durán

04 de agosto 2019 - 20:47

Este sábado, Cayetano García de la Borbolla (Sevilla, 2001) quebró todos los pronósticos y se coronó campeón del mundo júnior de C1 200 en la ciudad rumana de Pitesti. Dice su padre –quien comparte nombre con él–, que “se batió el cobre hasta el final”. Y la pugna no era para menos, pues el ucraniano Pavlo Borsuk le exigió apurar el gas en el desenlace de la prueba. Eso sí, el triunfo, que se concretó por apenas 18 milésimas, engrandece los sacrificios que lleva haciendo desde los diez años.

“A él le ha apasionado muchísimo este deporte y ha querido llegar a lo más grande”, comenta orgulloso su padre, al que todos llaman Tano. Él, que fue también canoísta durante años, lo introdujo pronto en el Club Náutico. Tanto a Cayetano como a su hermana. Resalta que para su hijo no fue sencillo llegar al Campeonato del Mundo, para el que logró clasificarse “a base de esfuerzo, de hacer campeonatos e ir pasando fases y fases”. Recuerda que ya el año pasado estuvo en el Europeo disputado en Auronzo di Cadore (Italia), donde compitió junto a otros compañeros en la final de C4 500, en la que terminaron en séptimo lugar.

Además, apunta que, una vez concluyó ese Europeo, se marchó al Centro de Alto Rendimiento de Murcia, donde ha pasado todo el año, “haciendo tanto los estudios como los entrenamientos”. Es allí donde Cayetano, que esta semana cumplió la mayoría de edad, ha terminado el bachillerato. Por si fuera poco, cuando el curso tocó a su fin, Cayetano marchó a Pontevedra a fin de preparar el Mundial. Muchos meses de entrenos que en Rumanía han visto su recompensa.

“Yo he conseguido un montón de medallas. Pero nunca llegué al nivel que tiene él. Porque él ahora es campeón del mundo”, resalta Tano, que no contiene su satisfacción.

Al contrario que su padre, al que se le daban mejor las pruebas de fondo, siempre ha destacado en la corta distancia. De hecho, Tano apunta a que si se clasificó para la prueba de C1 200 es porque “es muy velocista”. Una facultad que demostró en la final. “Nosotros nos quedamos impresionados, porque en las semifinales, por tiempos, había sido cuarto”, sostiene.

“Al verlo cuarto en los tiempos, dices: ‘anda, la medalla de bronce la puede tener ahí’. Pero el tío pegó un palo que no fue normal, se escapó en la salida y se batió el cobre hasta el final”. Naturalmente, después de tal hazaña, en la familia no se aguantan las ganas de darle un abrazo a Cayetano, que aterriza en Sevilla hoy a las 18:00.

Tampoco el joven tuvo la oportunidad de desbordarse demasiado, pues ayer por la mañana competía en C4 500. Él y sus compañeros pasaron las semifinales, pero sólo pudieron ser séptimos en la final. Pero el balance de la experiencia en Pitesti no cambia, pues Cayetano vuelve a la ciudad con un oro que recordará por mucho tiempo. Y un oro que ha sido el único en el campeonato de la delegación española, que regresa con un total de siete metales.

“Fue hace un par de años cuando nos dimos cuenta que este tío es un fuera de serie”, resalta Tano. Probablemente, él, que desde hace 28 años es policía local en Triana, no se conforme con esto. Pues igual que cualquier padre, quiere que su hijo rebase sus logros y llegue lo más lejos posible.

stats