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Un carrusel de ilusión y dudas

El Sevilla afronta la cuenta atrás para su debut liguero entre la elevada expectación y las incógnitas que dejan los 11 goles encajados frente al Barcelona y la Roma.

Dimitri Cheryshev y Unai Emery preparan un entrenamiento ante Kolodziejczak, Konoplyanka, Escudero y Kakuta.
Eduardo Florido, Sevilla

17 de agosto 2015 - 05:02

El fútbol, incluso en los espejismos de la pretemporada, vive en un constante vaivén de sensaciones. La expectación que levanta cualquier fichaje queda algo aguada en cuanto llega el primer traspié en los partidos preparatorios. El Sevilla afronta desde hoy la cuenta atrás para su esperado debut liguero y lo hace inmerso en un carrusel de ilusión y dudas, tan consustancial a este deporte en el que cada aficionado lleva dentro un entrenador y un director deportivo. Incluso los resultados de otros equipos influyen en el ánimo del hincha, y no cabe duda que la goleada que le endosó el Athletic de Bilbao al Barcelona tres días después de la Supercopa le echó agua a la hombrada inconclusa del equipo de Unai Emery, por mucho que Luis Enrique tirara de rotaciones en San Mamés. Así, los elogios que dejaron la imagen de la reacción en Tiflis más el prometedor debut oficial de Rami, Krohn-Dehli, Mariano, Konoplyanka e Immobile, cinco de los ocho refuerzos, ha dado paso a las incógnitas que deja el sistema defensivo, por los 11 goles encajados en apenas cuatro días, ante Barcelona y Roma.

Es ley del fútbol ese abrupto giro vertiginoso en las sensaciones de un día para otro, algo que en el Sevilla incluso podría aplicarse a una fase u otra dentro de un mismo partido. Pero la verdadera vara de medir será el pistoletazo de salida de la Liga, dentro de cuatro días. El Sevilla será el encargado de alzar el telón del nuevo campeonato español con su visita a La Rosaleda el viernes, un partido siempre espinoso por el tratamiento de derbi que se le da a este encuentro en Málaga.

El Sevilla concluyó el viernes la pretemporada y hoy comienza el trabajo específico para el debut liguero. El poso que ha dejado la última semana de preparación, incluyendo en ésta la Supercopa de Europa, un partido que siempre tiene ese halo distinto, es el mejor reflejo de ese vaivén entre la ilusión y las dudas. Pero en una perspectiva más amplia cabe recordar que, hasta ahora, Monchi ha firmado una planificación casi inmaculada en la que ha puesto en las manos de Emery las opciones A para casi todos los puestos que los técnicos han querido reforzar. El reabierto debate en la portería era algo previsible desde que el club renovara a Beto y Sergio Rico en el tramo final del curso pasado.

Dejando a un lado el debate de la portería, al que Monchi podría responder diciendo que uno contribuyó decisivamente al título de Turín y otro al de Varsovia, la forma en que la dirección deportiva ha reforzado la plantilla bicampeona ha sido óptima, mejorándola en plazos anticipados, y esa lectura le ha dado el sevillismo.

El Sevilla logró ir enfriando la sensación de un nuevo desmantelamiento de la plantilla con fichajes de primerísimo nivel. Tras las salidas de Aleix Vidal, Mbia y Bacca, por citar a los tres futbolistas desvinculados que fueron titulares en Varsovia, las paulatinas llegadas de Rami, Konoplyanka, N'Zonzi e Immobile fueron acrecentando la ilusión del sevillismo. A falta de 15 días para el cierre del mercado, el equipo ha sido reforzado con ocho futbolistas (nueve si se incluye a Luismi, con hueco fijo en el primer equipo) frente a las nueve salidas de jugadores. Y aún queda pendiente la definición de esa última ficha que queda libre para completar el pleno de permutas, con el foco en el tercer delantero que reclama Emery.

Es improbable que, pese a esas dudas en el sistema defensivo, Monchi dé un giro radical a lo planeado para completar la plantilla. A estas alturas, sería muy raro que el entrenador pidiese un cambio en la configuración de la portería o el eje de ese sistema defensivo. Por ello, Emery tiene cuatro días para corregir los errores percibidos ahí ante dos equipos de primer nivel.

Para ello, debe recuperar varias piezas claves para vertebrar el equipo, como N'Zonzi y Carriço, tras el regreso de Kolodziejczak en Roma, aún falto de ritmo por su inoportuna salmonelosis. En el aire está también la evolución de Krychowiak, dolorido por la fisura costal que sufrió en la Supercopa de Europa. Y en el aire queda la otra duda que asalta al aficionado: que algún gran club tiente a alguno de los pilares del plantel, con el polaco o Vitolo como golosos caramelos. Pero esto también forma parte de los nervios de agosto, del carrusel del estío.

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