Un campeón muy viril (1-2)
Liga europa
El Sevilla sale con ventaja del infernal ambiente de San Mamés tras comportarse con hombría y ambición ante el Athletic. Esta vez sí fue un equipo competitivo como forastero.
El Sevilla dio un golpe digno de todo un campeón en San Mamés. El conjunto sevillista rompió su pésima racha como forastero y afrontará el segundo asalto con ventaja en el marcador gracias a un partido lleno de virilidad, de ir de verdad a por él y no dejarse nada para más tarde. El cuadro de Unai Emery no tuvo nada que ver con el que tantas decepciones ha dado a los suyos lejos del Sánchez-Pizjuán en el presente curso y sí con el que ha henchido el pecho de orgullo de los sevillistas con esa década maravillosa que ahora se está cumpliendo.
Los blancos ni siquiera se descompusieron cuando Aduriz adelantó al Athletic en el marcador y San Mamés apretaba de veras al ver que era posible hincarle el diente al campeón de la Liga Europa. Al contrario, siguió igual que en el primer periodo, tratando de llevar la iniciativa a través de un fútbol físico y con N'Zonzi y Krychowiak mandando en el centro del campo para que Banega se dedicara a las labores más creativas. Hasta que llegó el premio del gol de Kolodziejczak, primero, y el gordo después con esa pelota que desvió ligeramente Iborra a la red cuando ya se olisqueaba que aquello podía acabar de manera favorable a quienes ejercían de visitantes.
Fue el corolario perfecto para el Sevilla después de un partido que iba a responder a lo que se esperaba de dos equipos del nivel deportivo de este Sevilla, insisto, vigente campeón de la Liga Europa, y el Athletic Club. Pese a la lluvia que jarreó con fuerza sobre Bilbao antes de arrancar, fue un fútbol viril, recio, con ambición por las dos partes, el que se iba a presenciar dentro de esa maravilla que responde por San Mamés. Eran veintidós futbolistas que estaban dispuestos a mantener sus puños en alto el máximo de minutos posibles, que no se ahorraban ni una sola carrera en pos de llegar al balón antes que el rival. El espectáculo, en definitiva, era atractivo para los aficionados de ambos clubes y hasta para quienes se sentaran en el sofá de sus casas para seguirlo sin ningún tipo de pasión.
Y pronto se iba a encontrar Emery, que había elegido a los diez futbolistas de campo que todos hubieran puesto sobre el césped, con la primera contrariedad. En un contragolpe, Tremoulinas disparó a puerta al final y se rompió. Esto obligó a una solución más que estudiada con anterioridad, pues los dos laterales que habían viajado habían sido los descartados entre los 18 que fueron incluidos en el acta arbitral. Fazio ingresaba como defensa central para que Kolodziejczak se fuera al que siempre ha sido su puesto natural hasta que fuera contratado por el Sevilla con una finalidad diferente.
Pero el conjunto nervionense no se descompuso para nada pese a los evidentes nervios del argentino en su entrada en el partido. Al contrario, el cuadro de Emery ganó un poco más de poderío físico si cabe y eso iba a ir siendo evidente cuando la mayoría de los balones aéreos caían del lado visitante. En ese sentido, N'Zonzi, en una posición más avanzada que su compañero en el medio centro Krychowiak, iba a prolongar todo lo que sus compañeros, particularmente David Soria, dirigían hacia él. Eso sí, al Sevilla le faltó en esa fase cazar algunas de las pelotas que dejaba el gigante francés en el borde del área con muchas opciones de hacerle daño al Athletic.
El fútbol, de cualquier manera, no decaía en la intensidad y el Sevilla, después del primer aviso de Gameiro en el minuto 10, se iba a encontrar con su primera opción seria de adelantarse en el marcador. Banega avanza unos metros con el balón desde el centro del campo y apuesta por un lanzamiento fortísimo para sorprender a Iago Herrerín. Y vaya si lo hizo, el balón se estrelló con violencia en el poste de la portería vasca. Era la mejor opción hasta ese momento, pero llegarían después más, particularmente una de Vitolo en un fenomenal pase de Krohn-Dehli que lo dejó mano a mano con el cancerbero local. Pero el canario le pegó a la primera con su zurda y Herrerín logró taparle el ángulo en su salida.
Había tenido el Sevilla una gran oportunidad para ponerse por delante y en esa fase incluso se puede decir que dominó todas las facetas del juego ante un Athletic que no podía contrarrestar la superioridad física de N'Zonzi y compañía. Pero el gol no acabó de llegar y los locales tenían que pegar algún coletazo antes del intermedio. Tras una buena salida de David Soria ante Williams, lo hicieron, como casi siempre, a través de la estrategia. Así fue como Aduriz le dio el primer susto serio a los blancos. Un cabezazo suyo, anticipándose en el primer palo a Gameiro, se estrelló en el poste cuando parecía que el uno a cero era ya un hecho. Incluso después llegaría un disparo cruzado de De Marcos que salió fuera por muy poco.
Eran los primeros avisos para que la segunda mitad arrancara de la peor de las maneras. Muy prontito un balón perdido en la salida desde atrás provocaba un desajuste en las marcas que concluía con un testarazo de Aduriz marca de la casa tras un ligero despiste defensivo de Coke. Le tocaba sufrir al Sevilla, y mucho además, pues David Soria tuvo que hacer una palomita para lucirse en otro cabezazo de Etxeita.
Aunque el Sevilla no se descompuso en ningún momento y siguió con las ideas claras hasta que halló su premio en un error del rival, que también los adversarios los cometen. Empate de Kolodziejczak y a partir de ahí el Sevilla se sintió aún más a gusto. Tanto que controló siempre el juego hasta que Iborra le puso la guinda en un jugadón de Gameiro. Nada hay decidido, pero el campeón golpeó en el primer asalto.
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