Sobre cambios de ritmo

sevilla - granada · el rival

El Granada acelera y frena en consonancia a un equipo sin experiencia que pretende alejarse del peligro. Los refuerzos mejoran el bloque.

Juan Antonio Anquela da instrucciones a sus jugadores durante un entrenamiento.
Juan Antonio Anquela da instrucciones a sus jugadores durante un entrenamiento.
Daniel Lagos / Sevilla

28 de enero 2013 - 05:02

Juan Antonio Anquela aterrizó en el Granada para tomar las riendas de un equipo que logró la salvación en el curso pasado en el último suspiro. Con mimbres del mismo calibre, pasea una versión valiente a domicilio para tratar de convencer a sus propios jugadores de que con atrevimiento la permanencia está más cerca.

El verano trajo piezas para todos los gustos. La mejora de la plantilla no ha frenado el enorme saco de carencias en choques de máxima intensidad.

Sin balón

El Granada concede muchos espacios y deja que su rival cree con cierta facilidad y pasa su primera línea de presión. El problema radica en una estática defensa que, además, se ve perjudicada por la presencia de unos laterales que suben mucho por las bandas.

Anquela no encuentra la regularidad requerida para su zaga. Ni Diakhate ni Mainz, que fueron titulares la pasada semana en la victoria ante el Rayo Vallecano, trasladan la confianza necesaria al resto del equipo. Íñigo López ha ejercido el papel con más solvencia, mientras que Borja Gómez alterna brillos con grises. Nyom y Siqueira marcan en gran medida el sistema defensivo del equipo de Anquela. Desde los laterales se atreven y desbordan, pero se topan en ocasiones con la insatisfacción de tener que mejorar en aspectos destructivos en los que, a veces, no aparecen.

Iriney ha sido hasta ahora la pieza más estable para la destrucción en la medular. Su recorrido y facilidad para presionar abre vías de salida para sus compañeros, aunque también limita en ocasiones al sistema creativo que pretende diseñar Anquela.

Con balón

Mucha velocidad en las salidas del Granada. La llegada de Recio aporta más dinamismo en las posesiones, mientras que Mikel Rico es la pieza que mueve los hilos desde su capacidad para inventar y para llegar al área rival con mucho peligro.

Con metros por delante, el ataque hace daño. La velocidad de los hombres de banda ocasiona problemas y Brahimi se mueve con facilidad entre líneas para crear bajo la firme idea de buscar un pase interior o el disparo. Torje sabe tirar diagonales y Benítez siempre es una opción diferente por su facilidad para detectar la debilidad de la defensa rival.

Aranda ha llegado para arreglar problemas. El Arabi expone argumentos técnicos sin eficacia mientras que Floro Flores se marchó sin demostrar que su brillo podía aportar eficiencia.

Ighalo expone dudas, aunque es el más completo a la hora de buscar espacios y Anquela encuentra facilidades para fabricar jugadas de ataque con la presencia de un nueve más móvil.

Lo mejor

El buen nivel técnico de sus hombres más ofensivos posibilita que cualquier jugada de ataque pueda tener un buen desenlace.

Lo peor

La irregularidad defensiva, reflejada en las numerosas y eternas variaciones de Anquela en una zaga sin buenas prestaciones.

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