Un cambio de política

El consejo apuesta por una mayor inversión en la primera plantilla como medida para el crecimiento. Sin el ascenso, el club hubiera tenido dificultades económicas y en la plantilla.

El presidente, Juan Carlos Ollero, durante su conferencia de prensa del pasado viernes.
El presidente, Juan Carlos Ollero, durante su conferencia de prensa del pasado viernes.
Samuel Silva Sevilla

18 de noviembre 2015 - 05:02

La experiencia de la temporada 2013-14 parece haber calado en los actuales dirigentes, quienes, como ya demostraron el pasado año, han vuelto a apostar por la inversión en el primer equipo como modo de crecimiento, o eso al menos se desprende de las cuentas y el presupuesto que se presentarán en la próxima Junta General de accionistas del 17 de diciembre.

Así, el club apunta que el coste de los sueldos y salarios de la primera plantilla para esta temporada en curso representarán entre el 60% y el 65% -entre 30 y 32 millones de euros-del importe neto de la cifra de negocios, que se estima en unos 50,21 millones. La propia UEFA, dentro de su fair play financiero, señala que los clubes deberían destinar entre un 50% y un 70% de sus partidas a este asunto, por lo que el club se encuentra dentro de esos límites, una recomendación que no fue seguida en la temporada 2013-14, en la que el Betis disputaba incluso una competición más como la Liga Europa, y que desembocó en el bochornoso descenso con 25 puntos. Entonces, el club bético, bajo el mandato de José Antonio Bosch, destinó finalmente un 47% de sus recursos económicos a la primera plantilla -24,16 millones de euros de una cifra de negocio de 50,72-, por debajo incluso de las recomendaciones europeas, pese a que en esa temporada se pagaron a tres entrenadores y que en el mercado invernal llegaron jugadores de alto coste como Adán, Leo Baptistao y N'Diaye.

De hecho, el club verdiblanco sí sobrepasó los límites la pasada temporada, cuando se invirtió el 75% de los ingresos en el primer equipo -15,8 millones de euros de un presupuesto de 20,82-, con la intención de alcanzar el ascenso, un aspecto esencial para la sostenibilidad del club. Incluso los resultados de explotación de la entidad el pasado año fueron negativos en 3,07 millones de euros -se atendieron imprevistos como el despido de un entrenador y la contratación de otro, los fichajes invernales de Héctor Rodas y Portillo o se colocaron primas a algunos jugadores por ascender-, aunque finalmente los impuestos sobre beneficios y algunas reglas contables permiten que el resultado final sea positivo en 1,53 millones.

Y es que el consejo, tanto el que inició la temporada 2014-15 como el que continuó tras el mes de diciembre, tenían claro que el futuro de la entidad pasaba por regresar a Primera. El escenario económico y deportivo de la entidad verdiblanca hubiera sido bien distinto de permanecer en Segunda. Por un lado, los ingresos se hubieran reducido en gran medida, además de que se hubiera agotado el segundo año en la categoría de plata que permite el concurso de acreedores para aplazar los pagos de los créditos ordinarios; por otro, la permanencia de la mayor parte de los jugadores hubiera sido casi imposible -la reducción salarial tras el descenso sólo estaba vigente para una temporada-, por lo que el club hubiera tenido que recomponer al equipo casi en su totalidad y, sobre todo, en sus piezas más importantes.

El despido de Julio Velázquez y las llegadas de Juan Merino y, sobre todo, Pepe Mel, cambiaron el rumbo deportivo del club verdiblanco, que acabó certificando el ascenso con solvencia. Para este año, el consejo de nuevo ha apostado por una fuerte inversión en la primera plantilla, aunque, de momento, todavía se espera la aportación de esos refuerzos.

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