La calidad curó el feísimo estigma viajero
Leganés - sevilla · el otro partido
El golazo de un zurdo con la diestra tumba el maleficio de 512 días, 22 partidos de Liga, sin ganar fuera. El talento acabó con la desazón anímica.
Más de un año sin ganar fuera estaba empezando a hacer mella en el ánimo viajero de un Sevilla en el que hasta los nuevos se hacían permeables a la maldición. Desde el 23 de mayo de 2015, última jornada de la Liga 14-15, no ganaba el Sevilla un partido lejos de Nervión (2-3, en Málaga). Salvo honrosas excepciones europeas y alguna copera, el equipo blanquirrojo se travestía de pusilanimidad, de incapacidad, de impotencia y regalaba un partido tras otro sin el calor de los suyos. El fútbol tiene mucho de anímico y la fea herencia de la última época de Unai Emery amenazaba con minar el proyecto de Jorge Sampaoli. Pero la vuelta de tuerca de calidad que ha dado este Sevilla zanjó la racha. El talento curó el feo estigma viajero.
Tuvo que mediar el derechazo espectacular de un zurdo, Pablo Sarabia, para que saltara por los aires ese cerrojo que maniataba al Sevilla. Las palabras de los protagonistas tras la victoria dejan a las claras lo peligroso de verse bloqueados por ese mal bajío. "Se rompió el maleficio y ganamos 2-3 fuera de casa. Grande equipo!", escribió en Twitter un recién llegado como Sarabia, el héroe de Butarque. "Victoria importante por muchas cosas, por ganar ya fuera, por no habernos rendido y muy importante porque lo hicimos todos juntos. Sigamos", expuso el capitán Iborra. "Hasta el finallll equipoooo, por fin cortamos una mala racha fuera de casa", añadió otro capitán, Vitolo. Y hasta Vietto, neófito como Sarabia, se hizo eco del lastre liberado. "Nos hemos quitado un peso de encima", dijo tras el partido.
¿Tanto puede influir una racha negativa en un ánimo colectivo? Sí, es obvio. Y ahora el Sevilla de Sampaoli se puede permitir soñar con pelear el liderato con los grandes transatlánticos. El Sevilla-Atlético del próximo domingo, anunciado para las 16:15, promete ser una cita de enjundia.
Hasta ahora, en ese año largo en el que el Sevilla fue incapaz de ganar fuera en 22 partidos, pese a haber tenido ventajas en el marcador e incluso superioridad numérica en el campo, como en Éibar, algo fallaba. Quería mandar en los partidos y se quedaba en tierra de nadie. Era recibido como un grande por los rivales pequeños y entregaba esa vitola de grandeza por falta de carácter, de fortuna, de personalidad... o simple y llanamente de calidad.
Ahora, este Sevilla que volvió a adolecer de falta de entereza y que se dejó empatar con 0-2, ya sabe que puede hacerlo. Ahora tiene calidad de sobra, que suple las carencias que aún muestra a la hora de defender un resultado, o simplemente de defender, porque parece que sólo sabe atacar. Pero, como esta plantilla tiene tanto talento -en Nasri, en Vietto, en Mariano, en N'Zonzi, en Ben Yedder, en Franco Vázquez, en Vitolo...-, el Sevilla ya no se queda en el amago. Sin jugar mucho mejor que en las 22 citas precedentes, golpea, se rehace, gana... Es la clara apuesta en la calidad.
Tercera jornada seguida con un once ya definido
Salvo el ingreso de Iborra por Mercado como central, otra nota positiva del encuentro en Butarque es que Jorge Sampaoli ya ha dado con un once base bien definido. El técnico argentino apostó por el equipo que alineó ante el Olympique Lyonnais y el Alavés, con esa excepción en el eje de la zaga por el cansancio que traía Mercado tras su participación con Argentina en las eliminatorias por el Mundial. En Zagreb, el martes, tocará la hora de hacer rotaciones antes de recibir el domingo al Atlético.
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