Desde la defensa hay esperanza (69-61)
Coosur Real Betis-Morabanc Andorra | La crónica
El Betis logra un triunfo vital dejando en sólo 61 puntos al Andorra, que cayó sin acierto en el triple
En un partido coral en ataque, el domino verdiblanco del rebote resultó clave
Sevilla/El Coosur Betis respira. Está vivo y con ganas de luchar, tal y como demostró ante el Andorra, en uno de sus mejores partidos de la temporada no tanto por la brillantez sino por el nivel defensivo, la garra y ganas mostradas, que le permitieron ganar por 69-61 (la anotación más baja en lo que va de curso de los del principado) para igualar por abajo al Gipuzkoa y al Bilbao Básket con seis victorias, quedando a una el Estudiantes, el Obradoiro y el Fuenlabrada. Hay vida, que no es poco.
Y es que el conjunto de Joan Plaza se la jugaba en San Pablo ante un rival al que le cuesta ganar a domicilio, pero con hombres peligrosos como Senglin, Hannah, Palsson, Paulí o Jelinek. Pero los verdiblancos entendieron la importancia del choque desde el inicio, se remangaron, bajaron el culo en defensa y desde la intensidad atrás sometieron a un Andorra que aguantó el tirón con los triples, pero cuando su porcentaje bajó se mostró inferior al cuadro local. Ahí el trabajo oscuro, en la sombra que tanto valora Plaza, de Almazán, Kay y Borg frenó a los de Ibón Navarro. El primero llegaba a todas las ayudas, el australiano tiene imán en las manos para rebotear y el sueco paró a Senglin, máximo anotador visitante, para llevar al Betis a un triunfo vital y coral, ya que en ataque sólo Campbell superó la decena de puntos.
Pareció llegar el equipo del principado con un plan, fiando el choque al acierto exterior, esperando quizás que los béticos aceptaran el duelo por fuera pese a su mal porcentaje (el peor conjunto en triples). Pero la puntería le duró 10 minutos al Andorra, el Betis mantuvo el pulso y dominando el rebote comenzó a abrir brecha hasta los 16 puntos que logró mediado el tercer cuarto. A partir de ahí, nadar y guardar la ropa. No volverse locos y manejar el choque con cabeza para ganar por fin.
El partido empezó como un concurso de triples entre Campbell y Palsson, que intercambiaban canastas, el bético apoyado por Feldeine en ataque. El islandés, en cambio, estaba solo y los ocho primeros puntos de su equipo eran suyos. Jelinek se unió a la fiesta desde el perímetro con dos canastas más seguidas que obligaron a Plaza a parar, viendo que otra vez cuando los suyos lograban una mínima renta (15-8) la perdían muy rápido.
No había control, algo que no le gusta al técnico verdiblanco, con ataques alocados y demasiados mano a mano resueltos de forma individualista. El primer asalto se cerró con 20-17, con los visitantes anotando 15 de sus puntos desde el triple y sólo una canasta de dos puntos. El plan, de momento, funcionaba. Desde ahí la defensa hispalense empezó a notarse. Las piernas daban para llegar a todos los sitios y las ayudabas servían, ahora sí, y el tercer triple de Campbell llevó a los locales a abrir una pequeña brecha con el 30-22.
Se quejó el técnico de la inconsistencia de los suyos en Bilbao para consolidar esas ventajas y una rigurosa antideportiva (Sergi García la hubiera merecido poco después cuando evitó una clara canasta de Almazán sin intención de ir al balón) colocó el 30-26, aunque en la posesión adicional Sy no pudo reducir más la diferencia por fortuna.
Con Ouattara fuera del encuentro, Feldeine no dio el paso adelante esperado en ataque, pero sí Kay, especialista en rebañar balones bajo el aro y buscar siempre la mejor posición para anotar sin oposición. Un arreón final antes del descanso marcó el resto, cuando del 34-31 se pasó en menos de dos minutos al 42-33 con el acierto de Kay, la dirección de Mike Torres y el 2/10 del contrario desde más allá de la línea de los 6,75 metros.
Y mantuvo el nivel el Betis en la reanudación. Defensa activa, manos por todos lados y a volar en ataque haciendo daño por dentro, tanto con Jerome Jordan como con Ndoye, que puso el 52-36, la máxima ventaja para los locales en el choque, que apenas concedieron tres puntos en los primeros 5.30 minutos. Plaza dio entrada a Randle, inédito hasta entonces en el partido. El base no es un especialista en defensa y por momentos el equipo se contagió y levantó el pie, pero los puntos en ataque le permitieron llegar al último cuarto con una sólida renta (59-46).
Había que jugar con el marcador ya y en los dos primeros ataques el Betis se comió la posesión. A siete llegó a ponerse el Andorra (59-52), pero un 8-0 de parcial, con Randle acertado en ataque, dieron a los de Plaza la tranquilidad necesaria para afrontar los minutos finales con más serenidad y llevarse, por fin, una victoria que da la vida a un equipo que quiere agarrarse con fuerza a la ACB.
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