Otra lección del colista Betis Baloncesto de cómo perder (84-83)
Betis Baloncesto | LEB Oro
El conjunto sevillano entrega su séptimo encuentro al perder con el Ourense en ocho jornadas en otro final ajustado que no supo jugar
Con nuevo entrenador y pívot, sigue sin ganar y se hunde más en la clasificación de la LEB Oro
Este Betis Baloncesto ni sabe ni quiere ganar. Ni muestra voluntad para hacerlo, con una nula actividad defensiva, ni capacidad desde el banquillo, con una mala lectura, ni en el parqué, donde los jugadores tiraron el enésimo partido de la temporada para perder por 84-83 contra un Ourense con una rotación más corta por las lesiones de dos de sus jugadores más importantes. Si con el cambio en el banquillo se creían en la dirección bética que la cosa cambiaría, de momento se equivocaban. ¿Quién podía imaginarlo? Todo sigue igual en la vida de un colista que no sabe jugar los finales de partido como volvió a demostrar en el Pazo Paco Paz.
Otro final para olvidar. Para pensar. Porque si ante el Tizona los de Bruno Savignani tiraron un +6 con un minuto y medio por jugar, en tierras gallegas los verdiblancos se evadieron del choque con el 75-76. El Betis había recuperado el mando en el marcador tras una canasta de Ismael Romero y el técnico local, Félix Alonso, pidió tiempo muerto. La pizarra de un veterano en los banquillos funcionó y Mendicote, solo en una esquina, agarró la pelota para enfilar la canasta sin oposición alguna. Una autovía tuvo. En el siguiente ataque Joaquín Rodríguez se tiró una pedrada que lógicamente no entró y en Mendicote sentenció desde el triple, recogiendo una pelota tras un lanzamiento de McNeilly que ni tocó el aro. Nula actividad en defensa y todos mirándose en vez de ir a por el rebote.
Con ese 80-76, el tiempo muerto fue bético. Pero al contrario de la pizarra anterior de Félix Alonso, el ataque embarullado acabó en fallo de Polanco, aunque el rebote ofensivo le permitió anotar (80-78). Pero para ganar alguna vez hay que saber leer los partidos y jugarlos. Ni una cosa ni otra. Tenía el cuadro sevillano una falta aún por hacer y nadie pensó en hacerla antes de que McNeilly clavara un triple. Joaquín Rodríguez contestó de igual manera, pero falló en la defensa a Mendicote haciéndole la falta en acción de tiro entrando así en el bonus. Nadie pensó, ni en la cancha ni en el banquillo, en hacerla antes. Aun así sólo metió un tiro libre y el Ourense optó por la defensa y no hacer falta ante el peor ataque del Betis Baloncesto en el encuentro, incapaz de encontrar opción de tiro pese a que la pelota pasó por las manos de Barnes, Polanco y Berzins. Fue el base el que buscó una entrada a canasta para tratar de forzar un 2+1, pero sólo sacó los dos tiros desde la personal con 84-81: meter el primero y fallar el segundo para cazar un palmeo. La teoría estaba clara. Berzins y Romero a la pintura para cazar el rebote con apenas un segundo en el reloj. El estadounidense metió el primero, pero al lanzar el segundo a fallar la pelota entró. Uno de los equipos con peor porcentaje desde la personal de la liga que lo mete cuando debe fallarlo. Parece que no es que no sepa ganar, es que ni quiere.
Porque al último cuarto entró con un esperanzador 62-66 tras dejar vivo a su rival en el tercer acto, cuando tuvo un +7 (53-60). Pero se empeñó en tirar el choque sin reacción alguna de Savignani. Tres triples al hierro de Barnes, Berzins y Hanzlik mostraron una vez más la incapacidad del Betis para gobernar los partidos. Cuando Romero anotó el primer punto el equipo ya había encajado un parcial de 7-0 que metió al Ourense de lleno en el duelo para acabar ganando.
Con nuevo entrenador y con un pívot más en la rotación, los problemas de este Betis Baloncesto siguen siendo los mismos, ya que es incapaz de cerrar el rebote y regala demasiadas segundas oportunidades a cualquier rival y cuenta con algunos, varios, demasiados jugadores en una plantilla de baloncesto que defienden con la mirada. Sin actitud atrás no se gana a nadie y el Ourense, la mejor defensa de la liga hasta ahora, sacó provecho de las debilidades verdiblancas.
Primero fue Radic quien bailaba en la zona con tranquilidad para anotar con un ganchito patentado sin oposición alguna aprovechando que los bases del cuadro gallego repartían asistencias mientras el equipo sevillano atacaba con individualidades que chocaban contra la defensa local. Romero erró dos canastas cantadas al inicio bajo el aro de esas que son más difíciles fallarlas que meterlas y se fue al banquillo muy pronto para que entrara el nuevo fichaje bético. Berzins firmó su carta de presentación con un 2/2 en triples que metió a sus compañeros en el partido tras un dubitativo arranque, pero un pívot de 2,13 metros no está para abrirse una y otra vez y lanzar. Pronto entendió el Ourense su juego y el jamaicano Gill le enseñó a jugar por encima del aro y con dos mates disparó a los suyos (22-15) obligando a Bruno Savignani a parar el encuentro. La apuesta del italo-brasileño por un uego interior con Dedovic de ala-pívot y Doménech de cinco tampoco fue la solución y la canasta de Palazuelos al inicio del segundo acto (26-18) encendió las alarmas.
Fue entonces cuando se vio al mejor Betis, moviendo con celeridad la pelota y encontrando siempre posiciones cómodas de tiro. Polanco, lastrado por las faltas en el primer tiempo (tres al descanso), y Dedovic, acertado desde el triple, colocaron a tiro al cuadro sevillano antes de que Joaquín Rodríguez robara la pelota en el saque de fondo orensano para sacar un 2+1 y colocar el 37-39, primera ventaja bética desde el 0-2.
La renta se fue hasta el 37-43 con Berzins efectivo desde al personal (un pívot con buena mano desde la línea de los 4,60 metros), pero se bajaron las persianas en ataque con Rogic al mando de las operaciones y el 10-0 de parcial le dio la vuelta al marcador, llegando los locales por delante al descanso (49-46).
Pudo el Betis romper el partido en el tercer cuarto con el 53-60, pero desaprovechó cuatro ataques seguidos y entre Llorente y Mendicote despertaron a un Ourense que se enganchó de nuevo al encuentro para llevárselo en ese extraño final en el que el equipo sevillano, ya sea con Carrasco, Savignani con o sin Berzins, demostró otra vez que no sabe ganar estos finales ajustados. Y lo peor, dejó la duda de si quiere.
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