Más esfuerzo, menos acierto y otra derrota para el Betis (61-78)
Coosur Real Betis-Barcelona | La crónica
El Betis aguantó el pulso tres cuartos a un Barcelona a medio gas que decidió en la recta final
Los tiros libres y los rebotes ofensivos mantuvieron con vida a los de Plaza, negados en el triple y de nuevo con muchas pérdidas
Cuarto partido seguido en el que los verdiblancos no llegan a los 70 puntos
Sevilla/No hubo sorpresa en San Pablo. Pocos la esperaban, pero al menos los jugadores del Coosur Betis demostraron tener sangre (algo al menos) en las venas y no horchata. Compitieron ante el gran Barcelona de Sarunas Jasikevicius 30 minutos y acabaron cayendo por 61-78. Otro partido, el cuarto seguido ya, sin llegar a 70 puntos. Demasiado, quizá, para un equipo negado en el triple y que de nuevo regaló demasiado a un rival que con poco te hunde. Y lo demostró el cuadro azulgrana en un abrir y cerrar de ojos para pasar de un ilusionante 52-57 al inicio del cuarto definitivo tras la canasta de Todorovic –ojalá no le lleguen cantos de sirena y cheques en blanco de China– a un 55-71 con un desolador parcial de 3-14 y la lesión de Carrington que finiquitó antes de tiempo el choque.
El partido, para un Betis que venía deprimido tras ser barrido en Murcia, por el Manresa y en Lugo sin la mínima capacidad para pelear y sacando la bandera blanca demasiado pronto, hay que analizarlo desde otro punto de vista. Mirando la positivo, hubo actitud en el conjunto de Joan Plaza. Actitud en defensa para llegar a las ayudas, para batallar por cada rebote y para no bajar los brazos. El problema es que estuvo fallón. Mucho. Demasiado. En ACB es imposible ganar con un 37% de acierto en tiros de dos puntos (14/37) y un 22% en triples (4/18) en un mismo encuentro. Enfrente estaba el Barcelona, cierto, pero esos números vienen siendo la tónica en las cuatro derrotas que ya enlaza el cuadro verdiblanco, que terminó cayendo ante un rival sin Mirotic ni Sanli, que jugó con Smits de pívot por los problemas de faltas de Davies y Oriola y que daba la sensación de jugar al trantrán, con los tirones justos para impedir que el Betis se viera alguna vez por delante en el marcador y controlando los esfuerzos en su cuarto encuentro en ocho días.
En la previa hablaba el técnico bético que había que ir "round a round" para llegar con opciones al final. Lo hizo aprovechando que el Barcelona no encontraba fluidez en su juego, pese al 0-8 inicial, por la intensidad atrás que imprimieron los verdiblancos, muy activos de manos atrás, aunque en el otro aro costaba un mundo anotar y encontrar posiciones cómodas de tiro. Y ahí estuvo el problema. Para ganar hay que meter un punto más que el contrario y si no era en acciones a través de Todorovic, apenas aparecía nadie para asumir galones en ataque. Los puntos y rebotes del montenegrino sostenían a un Betis que por momentos se resquebrajaba permitiendo cómodas entradas a canastas que se traducían en fáciles puntos de Jokubaitis. Con el apartado de pérdidas controlado por el momento: 15-19. Primer asalto superado.
Sin embargo, los problemas no se arreglan de un día para otro. Ni siquiera sirven las palabras para que los jugadores heliopolitanos se conviertan en un equipo. Sigue habiendo demasiadas individualidades, especialmente en ataque, y jugadores que por ansiedad, nervios o sencillamente que no les da para más, están muy por debajo del nivel esperado y todo se traduce en errores infantiles y malas decisiones. Una máquina de generarlas es Bleijenbergh, que tras una buena pretemporada se ha dado de bruces contra la realidad de la Liga Endesa. Evans se suma a ese carro fallando fáciles bandejas e importantes tiros libres (dos al final del tercer cuarto) y Agbelese no demuestra nada que explique que deje sin minutos a un siempre voluntarioso Spires.
Aprovechando los errores en ataque y tres pérdidas casi seguidas, el Barça, con un atinado Kuric a la cabeza, amagó con romper el choque (21-31), pero la raza de Burjanadze y los rebotes ofensivos, incluido un palmeo de Pozas, redujeron la distancia (29-33) para llegar a los vestuarios con 29-37 y un Betis todavía vivo. Después de los últimos partidos, ni tan mal.
El Barcelona no estaba cómodo. Ya fuera por el trajín de viajes, por la acumulación de minutos en una semana, por las rotaciones o por la intensidad del rival. Por lo que fuera quedaba la sensación de que no estaba fino y a poco que los tiros entraran los sevillanos podrían dar la sorpresa. Pero cada ataque era un drama para los verdiblancos. La bola cambia de manos, pero siempre lejos del aro y sin la velocidad suficiente para que alguien quede liberado o reciba en una posición cómoda. Sin opciones de tiro, las personales azulgrana le dieron vida a los de Plaza, que en el tercer acto anotó más puntos desde la línea de personal (12) que en tiros de campo (9, con 3/6 en tiros de dos puntos y 1/2 en triples). Con una canasta de Bleijenbergh y el 48-53 había quien se frotaba los ojos, pero Evans falló dos tiros libres y Kuric estiró la renta hasta el 50-57 antes de afrontar los últimos 10 minutos.
Todorovic puso el 52-57, pero tanto vivir en el alambre le pesó al cuadro sevillano. Al pívot bético se le escapó un rebote y Laprovittola se lo hizo pagar caro con un triple. En la lucha por el rebote falta de Todorovic (qué fácil lo tienen los árbitros para pitar en un San Pablo que aprieta poco) y Smits mató el duelo con otro triple, justo antes de la lesión de Carrington. A partir de ahí, el quiero y no puedo que fue todo el partido para el Betis se redobló y el Barça tuvo un cómodo final ante un Betis que mejoró en actitud, lo que no era difícil, pero no en acierto. Y con eso sólo no da en la ACB.
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