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Burjanadze: "Asumo esa voz dentro del vestuario para que aquí nadie se rinda"

Coosur Real Betis | Entrevista

De vuelta en Sevilla siete años después, es un pilar en este Betis que arrancó "a base de tortazos"

Hecho a "sí mismo" con las "lecciones de todos los entrenadores" que ha tenido, vive el presente sin pensar en el pasado

Beqa Burjanadze posa en la calle Betis, junto al Puente de Triana. / Juan Carlos Muñoz
Pablo Salvago

05 de noviembre 2021 - 06:25

Sevilla/Nació entre disparos, en medio de un conflicto bélico que forjó su espíritu guerrero. Llegó a Sevilla cuando era un niño y lo sacaron de mala forma de la que era su casa en el verano de 2014. No se arrugó. Nunca fue su estilo y se ganó un sitio en la ACB con su esfuerzo y trabajo. Nadie le regalo nada a Beqa Burjanadze (Tiflis, Georgia 03-01-1994), que siete años después regresó a la capital hispalense cerrando la justa cuadratura del círculo. Bético confeso desde que vivía en la residencia de Pino Montano, ahora disfruta de Triana junto a su familia, su mujer y sus dos hijas, encarnando el espíritu cajista, pero mirando al futuro en verdiblanco. Otra vida en otra Sevilla, pero con el mismo objetivo: "Dar todo de sí por y para el equipo".

–¿Ha pasado más tiempo en regresar del que pensó cuando se fue?

–No sé si más o menos. En el deporte nada es seguro y no podía adivinar si volvería o no. Para mí Sevilla es mi segunda casa y tenía claro que quería volver. Lo importante ahora es que estoy aquí y por ello soy feliz.

–¿Ve distinta la ciudad en la que vivió como adolescente a la que disfruta ahora como profesional del baloncesto junto a su familia?

–Diría que sí. He descubiertos sitios nuevos, como Triana, que es donde vivo con mi familia. Veo Sevilla diferente, pero con el mismo color especial. Sigue siendo un lugar muy importante para mí y ahora lo es también para mi familia.

–Esto es uno de Georgia que vivía en Triana... Parece el inicio de un chiste.

–Conocía la zona, pero no tanto como ahora. He acertado eligiendo esta zona. Tengo dos hijas (una con apenas cinco meses) y cuando estoy con el equipo vivir aquí le permite a mi mujer salir con ellas a pasear y hacer muchas cosas.

–¿Su mujer conocía Sevilla?

–Ella visitó Sevilla conmigo cuando yo estaba en mi primer año en el Gran Canaria. Nos tocó jugar contra el Coosur Betis la noche de Reyes, el 5 de enero –perdimos–, y nos quedamos. El centro y la ciudad estaba lleno de gente y mi hija era pequeña y disfrutó mucho. Esas horas que pasamos aquí las marcó y siempre me decían que sería bonito regresar. No sabía entonces si iba a volver o no, pero desde esa noche tuvimos claro que sería bonito estar aquí. Sueño cumplido.

FILOSOFÍA

"El pensamiento de “somos últimos y nos van a pitar mal” es mediocre para un jugador profesional"

FORMACIÓN

"La cantera de Sevilla ha sido brutal durante años, a la altura de la Penya o el Real Madrid, y se habla poco de ella"

–Entre Triana y la Residencia de Pino Montano...

–De la residencia me quedo con los recuerdos buenos. Esas noches hasta las 04:00 de la mañana estudiando castellano, memorizando las páginas de historia para el examen de 4º de la ESO. Recuerdo mucho a los universitarios que estaban allí, porque en la sala de estudio nos ayudaban a nosotros a sacar nuestros trabajos adelante. Eso dice mucho de la calidad de esa gente que se paraban a explicarnos cosas tan elementales para ellos. Son cosas que marcan.

Burjanadze, en la calle Betis. / Juan Carlos Muñoz

–Menuda hornada de canteranos salió de allí.

–La cantera de Sevilla ha sido brutal durante años y el club hacía un trabajo, a todos los niveles, excepcional con los jóvenes. Me molesta cuando se habla tan poco de la cantera sevillana, de las mejores de España durante años, a la altura de la Penya, Real Madrid... Sevilla se merece estar al lado de ellos, porque aunque no sean jugadores nacidos aquí, sí nos formamos en una etapa clave. De aquí han salido jugadores que están compitiendo al más alto nivel.

–¿Cree en el karma?

–Sí.

–Se lo digo porque usted está de vuelta jugando en ACB y los que lo sacaron han desaparecido del panorama baloncestístico.

–Bueno, no decía que sí creo en el karma por esto, sino en general. Pienso que lo que das lo vas a recibir en algún momento de tu vida. No pienso ya en lo que pasó o dónde están ellos.

"¿Un quinteto de los que coincidí en Sevilla?, difícil; diría Satoransky, Sastre, Kirksay, Porzingis y Paul Davis"

–Lo bajaron de un autobús antes de una concentración; no le pusieron su nombre en la camiseta... ¿Fueron duros esos momentos?

–Fue jodido, la verdad. Yo estaba en verano jugando con la selección, haciéndolo bien, y veía desde la distancia todo lo que pasaba en el club sin que nadie me dijera nada. Cuando me comunicaron que no contaban conmigo ya no había tiempo para buscar una salida a la ACB y me fui al Leyma Coruña, un equipo que me acogió muy bien y donde di un paso adelante. Fue un gran año al final de todo. Pero es cierto que las cosas, en mi salida, se pudieron hacer de mejor manera. Desde que me bajaron del autobús ya sabía que el Baloncesto Sevilla no sería mi equipo esa temporada y estaba preparado mentalmente para afrontarlo. No fue fácil, pero estaba mi madre conmigo para ayudarme y fue todo más fácil.

–¿Cómo se hace alguien nacido en Tiflis bético?

–¿Y un letón? Yo creo que Porzingis es el más bético de todos los jugadores que pasamos por el club. Yo soy bético desde un 3-3 en el Benito Villamarín en el que el Betis empató al final después de ir perdiendo por 0-3 (13 de abril de 2013) contra el Sevilla. Nosotros estábamos en el partido y me impresionó que perdiendo por 0-3 no veía a nadie irse del estadio ni sentado en su asiento. La afición no para de animar y ni en la grada ni en el campo nadie bajó los brazos. Esa actitud la tengo grabada en mi memoria y es lo que me hizo bético. Ahora, si me preguntan por jugadores de hace 20 años no conozco a ninguno.

–Plaza, Aíto, Peñarroya, Valdeolmillos, Katsikaris, Fisac...¿Qué entrenador lo ha marcado más?

–Es una pregunta complicada y compleja. Yo creo que hay momentos y de cada uno de ellos aprendí mucho y me marcó. Teniendo 17 años, que Plaza me llevara a la Final Four de la Eurocup fue increíble. Después, con Aíto aprendes y mejoras constantemente, cometiendo errores y aprendiendo de ellos. Con todos los entrenadores he mejorado como jugador y como persona y me quedo con los consejos de todos, porque todos me han hecho el jugador que soy ahora.

–¿Se parece algo el Plaza de hace una década al actual?

–No debe ser el mismo porque todavía no hicimos un ejercicio defensivo que hacíamos con él y que nos dejaba muertos. En serio, creo que él también es mejor entrenador ahora, porque como los jugadores con el tiempo y la experiencia se van dando pasos adelante en un aprendizaje continuo. Éste Joan 2.0 en Sevilla es una versión mejorada.

"Soy bético desde el 3-3 en un derbi en el que el Betis perdía por 0-3; el ambiente y la actitud me ganaron"

–¿Y con Fisac le faltó química?

–También aprendí mucho de esa situación y de él. No sé si faltó entendimiento o fueron otros factores los que influyeron en aquella situación, pero no puedo tener ninguna mala palabra. Estoy agradecido por todo lo que viví en el Gran Canaria.

–Fue extraña su salida del Gran Canaria a mitad de temporada.

–Mi salida de allí se debió a algo personal. Necesitaba centrarme en mí mismo y allí, en ese instante, no podía. Tenía que hacerlo sí o sí en ese momento. No sé si estaba quemado, saturado por todo... Lo que sé es que estaba muy mal y tomé una decisión responsable en la que el club me ayudó.

–Se dijo algo de una lesión.

–Sufro un desgaste de cartílago propio de un jugador profesional. Yo creo que en más o menos grado todos los jugadores lo tienen. Me duele, pero es algo que puedo soportar. Tengo días malos y otros buenos, pero mientras pueda estaré en la cancha a tope. No puedo quejarme por una simple molestia, porque soy consciente de que sacrifico mi cuerpo cada día, pero ha sido mi elección. Es mi trabajo y una simple molestia no puede hacerme parar.

–Y menos ahora, con lo que le ha costado al equipo arrancar...

–Puede ser que la primera victoria confundiera a alguno, como ha dicho Plaza. Sobre todo a los nuevos que llegan a esta liga. Somos humanos y nos puede pasar, pero lo que vino después fue muy duro y todos hemos entendido dónde estamos a base de tortazos. La ACB es muy competitiva y nadie te regala nada. Una desconexión te cuesta 10 puntos en contra y en las últimas semanas hemos corregido esos errores.

–¿Cómo vívía el vestuario esas palizas?

–Estábamos frustrados, enfadados y tristes. Los lunes eran un poema. Era una conjunción de sensaciones negativas, porque perdíamos sin competir y eso es lo que más nos dolía. Pero realmente entrenábamos a buen nivel. Esas derrotas nos han hecho más fuertes y hemos sabido reaccionar. Somos mucho mejor equipo ahora incluso con respecto al que ganó al Andorra en la primera jornada.

Beqa Burjanadze. / Juan Carlos Muñoz

–Si lo dejan aún seguiría metiendo triples en la Fonteta. ¿Se sentía como Curry?

–O algo parecido al menos... Espero que ahora la expectativa en el próximo partido no sea que meta tantos triples. Cuando metí los dos primeros me vine arriba. Veía el aro más grande de lo que es. Fue mi día, pero mis compañeros me buscaban y pasaban la pelota en buenas situaciones. Bertans me dijo tras el partido que si hubiera sido él con ese acierto habría lanzado 20 tiros y no sólo siete. Si tengo otro día así le haré caso.

–¿Se ve como un líder dentro del equipo?

–No me creo como un líder, aunque siempre he tenido carácter. No sé si lo soy o no, pero sé que como equipo hay que dar más y trato de tirar, de levantar a mis compañeros en los malos momentos y en la pista lo doy todo. Intento asumir ese rol ayudando en lo que pueda y después de una derrota animar al grupo y lanzar ese mensaje de seguir trabajando para no caernos. En esas rachas malas en los partidos trataba de asumir esa voz dentro del equipo para que nadie se rinda. Pero no sólo soy yo. Hay muchos líderes en el equipo y por eso estoy convencido de que vamos a salir adelante.

–Después de que Hannah llevase el partido a la prórroga con el Andorra, ¿cómo nadie le hizo falta a Hermannsson contra el Valencia?

–Desde el banquillo, donde todo es mucho más fácil, gritábamos “falta, falta”. Pero en pretemporada tuvimos una reunión con los árbitros y nos explicaron en qué situaciones iban a pitar antideportiva. Por eso entiendo que no quisiéramos arriesgar. Me pongo en el lugar de Pepe (Pozas) y entiendo, con la presión del resultado y las derrotas que llevábamos, que no metiera la mano.

ACB

"Hemos entendido dónde estamos a base de tortazos; nos ha costado, pero ahora somos mejor equipo"

PLAZA

"Este Joan 2.0 en Sevilla es una versión mejorada como entrenador"

–¿Cree que estando abajo en la clasificación es más fácil pitarles esas faltas?

–Es ley de vida. Creo que si jugamos duros y no bajamos los brazos llegarán situaciones que nos favorecerán más. El pensamiento de “somos últimos y nos van a pitar mal” es mediocre para un profesional. Debemos creer en nosotros mismos y ganarnos nosotros las opciones de vencer. Hay que centrarse en controlar lo que depende de nosotros y olvidar lo que no depende de nosotros.

–Como pasó con la famosa lucha ante el Obradoiro...

–En caliente no dije nada, pero después, un par de jugadas más tardes en unos tiros libres del Obradoiro, le dije a Jordi (Aliaga) que se había equivocado, porque cuando dos jugadores agarran el balón tienen que dejar unos segundos y pitó directamente. Creo que fue un error, pero no justifica la derrota, porque nosotros tuvimos miles de errores en ese partido. Es cierto que un fallo así tan decisivo fastidia bastante, pero no puedes reñir a nadie por ello. Arbitrar es difícil y hay que mirar primero lo que nosotros hacemos mal.

–¿Cuál sería el quinteto ideal de jugadores con los que coincidió en Sevilla?

–Es la pregunta más difícil de todas. Hay que pensarlo... Satoransky de base; Sastre, de escolta; Kirksay de tres, Porzingis de ala-pívot y, que me perdonen Balvin y Willy (Hernangómez), Paul Davis de pívot.

Fichar por el Betis, una rápida decisión; renovar "sería un sueño"

Cuando sonó el teléfono de Burjanadze y escuchó al otro lado la voz de Berdi Pérez no tardó mucho en decidirse. "Fue una decisión muy fácil para mí. No necesitaron convencerme. Yo estaba con muchas ganas de venir", explicó el georgiano, que sólo firmó por una temporada. Viendo el rendimiento, lo que aporta dentro y fuera de la pista y lo que supone tener alguien que se considera "de la casa" para la afición, no vendría mal empezar a hablar de su renovación para que el próximo verano no haya otra revolución en la plantilla. "En mi filosofía mantener un bloque de jugadores siempre es bueno. Hay mucha más probabilidad de que el equipo juegue mejor, aunque está el factor económico que lo determina todo. Esto, al final, es un negocio".

Papá por segunda ocasión en plena pandemia

Cuando abandonó el Gran Canaria a mitad del pasado curso (casi un mes después de jugar su último partido), Burjanadze se fue a Georgia. Dejó a un lado, "de manera dolorosa", el baloncesto y se centró en su familia. "Veía mucho baloncesto. Todo lo que podía de ACB, porque aunque no podía jugar me gustaba seguir al día. Pero me concentré en cuidar mi cuerpo y mi mente, en recuperarme de la lesión que arrastraba del último año y me apoyé en mi familia. En ese tiempo nació mi segunda hija. Más felicidad que eso no sé si existe. Estaba feliz, pese a que echaba mucho de menos jugar al baloncesto", destacó el ala-pívot, más tranquilo en España, donde la situación derivada del Covid-19 "es mejor que en Georgia". "Allí todavía es una situación complicada, con muchos infectados, aunque el porcentaje de mortalidad va disminuyendo afortunadamente con las vacunas".

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