Betis y Hereda, acuerdo a falta de flecos por el baloncesto

A 15 de julio el Betis Baloncesto es el único conjunto de la Primera FEB sin entrenador anunciado ni plantilla perfilada. No hay nada oficial, aunque sí hay cosas avanzadas extraoficialmente, a expensas de que cierre de una vez el acuerdo de compra-venta entre el grupo Hereda y el Real Betis. Un asunto que está sólo a fata de limar flecos, muchos flecos de todas las índoles, aunque parece que el grueso de la negociación está cerrado.

La marca Betis se mantendrá, pese a que en el pasado se ha demostrado que la fórmula no funciona. Está por ver en qué condiciones y si desde el club de La Palmera se guardan algún tipo de cláusula para recuperar la propiedad, una propiedad que perderá previo pago de una cantidad económica que no ha salido a la luz.

Armando Guerrero sigue perfilando, junto a los futuros dueños, la plantilla y del grupo de la pasada campaña contactó con Pablo Marín y Dedovic para comunicarles que cuenta con ellos. Dos cupos a los que se podía sumar Doménech, con contrato y que pasado el 30 de junio no recibió llamada de nadie para informarle de un posible corte. Además, este periódico ya adelantó las intenciones de firmar al brasileño Vitor Benite, con amplio bagaje ACB y que ya estuvo vinculado a Hereda cuando el grupo era el principal patrocinador del San Pablo Burgos. En cuanto al técnico Pedro Fernández, CEO de Hereda, tiene a su favorito: Gonzalo García de Vitoria, un técnico experimentado y con un amlio bagaje en los banquillos de LEB Oro y Liga Endesa, pues estuvo de asistente en Tenerife la pasada campaña.

Pero quedan flecos por resolver. Muchos. Uno de ellos es el de las acciones que Fernández tiene del Ourense, conjunto que militará también en la Primera FEB, por lo que hay que abordar cómo afrontar esa doble titularidad en equipos de la misma categoría.

En cualquier caso las partes son optimista y aunque reconocen que se va muy tarde ya en los tiempos, se confía en que el trabajo adelantado en la sombra ayude a recuperar el terreno y el tiempo perdido para un Betis que cambiará una vez de más de manos.