Betis Baloncesto: Va tocando chapuzón o fichaje bueno (94-86)

El conjunto verdiblanco pierde su cuarto partido de la temporada, todos a domicilio, ante un Ourense más coral y con mejor actitud

Faltó defensa todo el partido y la aparición de los referentes en ataque en los momentos clave al final de un encuentro igualado en el que 10 tiros libres fallados son demasiados

El portugués Brito es defendido por el brasileño Benite.
El portugués Brito es defendido por el brasileño Benite. / M.G.

La cuarta derrota de la temporada deja al Betis Baloncesto ya a tres victorias del ascenso directo. No iba a perder ninguno, y si lo hacía se daba un chapuzón el dueño, Pedro Fernández, y ya va por un póquer de derrotas. Pero más allá de los números, las sensaciones pintan peor. Es cierto que las bajas impiden al equipo entrenarse y en los partidos hay menos recursos, pero no lo es menos que desde principio de temporada ya se sabía que con dos pívots tan limitados el objetivo del ascenso directo era y es una quimera. Pero perder con el Ourense por 94-86 no es culpa sólo de que los hombres altos sólo sepan en ataque machacar, porque el problema del conjunto verdiblanco estuvo en la falta de defensa ante un rival que había perdido tres de sus últimos cuatro choques. Sin actitud, el equipo local no paró de coger rebotes en ataque y encontrar situaciones cómodas para lanzar ante un Betis que echó en falta el control de Cvetkovic. Y Atencia no es el problema, claro, pero tampoco la solución a una plantilla mal parida desde el inicio y que acumula ya cuatro tropiezos en 13 jornadas, las mismas con las que acabó en todo el curdo aquel equipo, que sí que era súper, que ascendió tras el primer descenso a LEB Oro.

Esta Primera FEB es otra cosa. Más dura. Con más calidad. Con más rivales, pero es verdad también que este Betis del Grupo Hereda es peor que aquel. Porque las estrellas no aparecen cuando se necesitan: 4 puntos de Benite y 7 de Renfroe, a quien se le nota la edad cuando tiene que jugar tantos minutos. Sobre todo el cansancio mental cuando en plena remontada dio un pase de fondo en ataque a un rival para que Brito pusiera al contragolpe el 85-81 cuando el Ourense estaba tocado tras el 81-74 que entre los ex ACB Mendicote, Javi López y Sergio Rodríguez colocaron en el último acto.

A ese momento se llegó con el Betis siempre a remolque desde el final del segundo cuarto. Hughes y Radoncic tiraban del carro heliopolitano, pero atacaba mal. Muy mal. Con demasiadas individualidades, con muchos soldados yendo a la guerra por su cuenta. Poco juego colectivo en ataque y menos en defensa, sin que llegaran las ayudas ante un Ourense que con más determinación era mucho mejor conjunto sobre el parqué que el Betis. Todavía tuvieron sus opciones los de Gonzalo García de Vitoria, porque De Bisschop, primero, y Renfroe, anotando sólo un tiro libre, pusieron a los suyos a dos y tres puntos, respectivamente todavía con 2.39 minutos por delante. Un mundo cuando se juega con tensión, no tenso. Un mundo menos cuando en defensa no se deja la vida y se permite a Brito lanzar un triple frontal solo. Demasiado solo. El 90-84 sentenció el encuentro porque Hughes quería hacer de superhéroe con tiros imposibles.

Kasibabu trata de defender a Mendicote.
Kasibabu trata de defender a Mendicote. / M.G.

Le falta contundencia hasta Betis en la carretera. Porque cuando abre una pequeña brecha en el marcador es incapaz de conservarla. Las bajas no pueden ser una excusa para un equipo cuyo objetivo es el ascenso, por muy inexplicable que sea el fichaje de Atencia, que debutó como bético en el Pazo dos Deportes Paco Paz, cuando todo el mundo sabe dónde están las carencias del equipo de Gonzalo García de Vitoria. Tanto que de inicio el cuadro gallego metió balones dentro intentando que Gill impusiera sus centímetros. La teoría estaba clara, aunque la práctica no funcionó. El 1-0 que puso el pívot jamaicano fue, durante casi toda la primera mitad, la única ventaja local. El reaparecido Jelinek enchufó desde el triple, junto a un Radoncic activo y con De Bisschop haciéndose grande por dentro en un momento el 3-12 obligó al técnico local a parar el encuentro.

Le sentó bien el reseteo al Ourense que empezó a correr para hacer daño al cuadro verdiblanco, que aceptó el pulso del intercambio de golpes y salió vencedor hasta el 16-26 que firmó Hughes desde la línea de los 6,75 metros. Apareció Mendicote para que la diferencia fuera a más, al contrario, antes de que Kasibabu cerrase el primer acto con un interesante 22-30: bien en ataque el cuadro bético, pero mal en defensa para frenar a un rival que entendió cómo hacer daño a un equipo que echaba de menos el control de Cvetkovic.

10 tiros libres falló un Betis que en todo el segundo tiempo sólo anotó un triple y en el último cuarto hizo 0/9

Una jugada marcó el segundo cuarto bien pronto. Con 24-31 penetró Renfroe, cedió el balón atrás para De Biscchop, que corría por el carril central y entre que no pudo atrapar bien el balón y la velocidad salió trastabillado, hizo un rectificado en el aire e impactó de forma totalmente involuntario, en Sergio Rodríguez con el pie. Antideportiva inventada por un trío de colegiados muy casero, que sólo veían cómo los verdiblancos desplazaban a un contrario con el brazo para ganar espacio o pasos el las arrancadas de los visitantes. De la antideportiva sacó el cuadro cuatro puntos y el Betis salió desnortado. Y tras una pérdida y la canasta de Javi López pidió tiempo García de Vitoria con el 30-31. A partir de ahí el Ourense entendió mejor el partido y un 2+1 de Mendicote puso el 45-44. Primera ventaja local desde el 1-0 y al descanso llegó por delante con 47-46. Hasta el 60-62 con un gran Radoncic y un activo Rubén López estuvo en el partido el Betis, pero sin jugar como equipo nunca. Ni en defensa ni en ataque con un pobre 4/23 en triples, 0/9 en el último cuarto. Uno anotado sólo en todo el segundo tiempo. Cuando no entran los triples y cualquier rival sabe que es mejor hacerle una falta al pívot bético de turno a sabiendas que se dejará puntos por el camino, el Dream Team de la Primera FEB que decía Pedro Fernández, presidente del Grupo Hereda, es sólo un equipo apañado capaz de ganar a cualquiera si los exteriores tienen un buen día, pero también de perder con cualquiera sin ideas ni recursos.

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