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Pablo Almazán: "Quería probarme en la ACB y ahora quiero más"

Coosur Real Betis

El capitán repasa una "dura campaña" que acabó con sabor agridulce

"Con Green y Jerome encajaron todas las piezas y el trabajo previo", dice el alero

Pablo Almazán encara a Conger Durante un entrenamiento. / Juan Carlos Muñoz
Pablo Salvago

18 de mayo 2020 - 05:55

Sevilla/Capitán y alma de este Coosur Betis al que obligaron coger vacaciones por adelantado ganándose la permanencia por sus méritos deportivos, Pablo Almazán es un tipo optimista que prefiere mirar al futuro viendo el vaso medio lleno. Este curso quería probarse a sí mismo que tiene sitio en la ACB y, como el equipo, cumplió el objetivo sobrado aun pasando momentos complicados. El trabajo psicológico que lleva haciendo tiempo le ha ayudado en este periodo de confinamiento, primero en Granada y ahora en Sevilla, donde ha pedaleado más que nunca dejando la cocina y la tele a un lado.

–Ahora que su Granada natal ha entrado en la fase 1 tiene donde elegir quedarse.

–Parece que las cosas se están haciendo bien, pero no hay que confiarse. Cuando a los deportistas de alto novel nos permitieron entrenarnos volví a Sevilla. Me pararon a la entrada, pero no tuve problemas con el papel del club. Parece que no, pero entre poder salir a correr y no, para alguien acostumbrado a tener una actividad física, se nota el cambio.

–¿Ha visto más series o hecho más bizcochos?

–He hecho un bizcocho. He visto alguna serie, pero le he metido fuerte al estudio, la lectura y al deporte. A la bici, sobre todo. He querido despejar la cabeza.

–¿Está ya para subir el Tourmalet o la Cuesta del Caracol?

–Le he cogido el gustillo, la verdad. La bici la odiaba. Antes, cuando tenía molestias y me tocaba parar mientras mis compañeros se entrenaban, no duraba ni 20 minutos. Ahora es otra cosa.

–¿Cómo ha llevado el encierro?

–Al principio no muy bien. Para todo hace falta un periodo de adaptación, pero cuando pasó la primera semana y veías que lo menos importante era si podías salir y entendías que te podías jugar la vida y había gente perdiendo a sus seres queridos la cosa cambia. Quizás tardamos en darnos cuenta que esto iba en serio.

–El guantazo ha sido fuerte.

–Hasta que no nos toca de cerca no abrimos los ojos. Hubo avisos de lo que se venía en China e Italia. Nosotros ya teníamos el plan de viaje para jugar en Zaragoza, pero cuando todo se paró de forma tan brusca ya dices, ostia, esto es serio. Ahora que parece que la cosa va mejor deberíamos no olvidar lo que hemos pasado. Ojalá de esto nazca una nueva y mejor conciencia social.

"Me flipa competir y me gustaría haber tenido esa oportunidad de jugar que sí tendrán otros equipos"

–Y a Zaragoza iban en racha. Todo se paró en el mejor momento de la temporada.

–Sin duda. Los números hablan por sí solos. Ha sido, ya en pasado, una campaña complicada, de mucha lucha, porque no llegaban los premios y, pese a todo, siempre nos mantuvimos unidos. Ahora, cuando por fin empezábamos a disfrutar a través de las victorias llegó esto. Era el primer momento del año que mirábamos más para arriba que hacia abajo. Ya íbamos sin miedo por la ACB.

–Como usted.

–Era algo que necesitaba en lo personal. He estado muchos años peleando por tener esta oportunidad y hacerlo en un club con el que me siendo identificado es un orgullo. No quería un papel protagonista, no me planteaba estadísticas... Sólo quería ver si era capaz de dar el nivel. Probarme. Y ahora quiero más. Me preparé en verano para poner a prueba. En realidad no sentía presión por demostrar nada, sino que quería probarse y demostrar que tengo sitio en la liga. Creo que la cosa salió bien y estoy orgulloso de haber ayudado al equipo a conseguir el objetivo.

–¿Entró con demasiado respeto a la competición?

–No tenía miedo, pero sí que necesité un periodo para soltarme. No sé si tres, cuatro o cinco jornadas. Las que fueran. Pero es algo natural. Siempre sentí la confianza de técnicos, club y afición y eso hizo quitarme antes las telarañas. Tengo claro que debo seguir aprendiendo. No por tener 30 años está todo hecho.

–Es más difícil incluso cuando el grupo no arranca. ¿Esas derrotas en los últimos cuartos pesaron mucho?

–El sentimiento común era de estar jodidos, porque pensábamos que merecimos mayor premio al trabajo. Pero confiábamos en lo que hacíamos y ante la adversidad el secreto fue estar más unidos. Entre nosotros, pese a todo, había confianza y química. La filosofía de los fichajes del club salió a relucir en esos momentos. Gente con personalidad que se niega a bajar los brazos. Nadie asomó la patita ni se bajó del barco cuando los resultados no acompañaban.

–El click fue el partido ante el Gran Canaria.

–Tras esos palos duros, cuando la moneda cayó de cara ante el Gran Canaria, y cómo lo hizo... Nos vinimos arriba y con los fichajes encontramos la inercia positiva. Jerome y Green hicieron encajar todas las piezas. Nunca sabremos hasta dónde podríamos haber llegado. Por fin cuadraban todas las fichas, aunque el trabajo de base venía de atrás.

–Y aquel partido pudo salir cruz por su falta a Harper.

–Joder, qué mal lo pasé. Estaba desolado. Dos arriba, el último ataque del partido y me pitan falta. No me lo podía creer. Tierra, trágame. Dejo de verlo un momento al mirar el reloj de tiempo y se enganchó en mi pie. Nos jugábamos mucho y cuando falló el segundo tiro libre respiré aliviado. Era un choque especial, en una semana difícil en la que Curro Segura perdió a su madre y nos demostró mucho estando con nosotros.

"Con Green y Jerome por fin cuadraban todas las fichas, aunque el trabajo de base venía de atrás"

–¿Con el técnico renovado, lo siguiente sería apostar por mantener el bloque?

–Si se empieza de cero necesitas un proceso de adaptación. Si la mayoría de jugadores conocen al técnico, el club, la liga, la ciudad..., es un recorrido que ya llevas ganado. A partir de ahí, estoy seguro de que la gente que manda quiere lo mejor para el club.

–Con la fase final que se han inventado va a tener el verano más largo de su vida.

–Ha sido controvertido. Primero eran ocho, que sería lo lógico, después doce... Se ha tomado esa decisión y ya está. No es algo que yo controle ni dependía de mí. Que se juegue es positivo, aunque para los que no podemos competir es difícil entenderlo. Es una faena, porque me flipa competir y me gustaría haber tenido esa oportunidad.

–Al menos podrá entrenarse y tocar de nuevo un balón.

–El primer día corriendo duré 15 minutos y acabé con las piernas cargadas. Las sensaciones con el balón se recuperan pronto.

–Cuando pueda, ¿se jugará un triple o primero tirará bajo el aro para ir cogiendo confianza?

–Desde el medio del campo. ¿Quién dijo miedo? El bote lo tengo controlado, pero el tiro a canasta... Será cuestión de echar más horas.

–¿Qué ha hecho este tiempo que antes no pudiera hacer?

–He aprovechado para bajar de peso. Durante la temporada es un riesgo y no puedo.

–Haciendo un bizcocho en dos meses cualquiera...

–Dieta, mucha bici y ahora corriendo.

–¿No han salido muchos deportistas en los últimos días?

–Puede, pero me quito el sombrero con cualquiera que se calce unas zapatillas para hacer deporte si lo hace con responsabilidad y no es una simple excusa para salir o verse con los amigos.

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