Manual de cómo tirar un partido (69-71)
Coosur Real Betis -Casademont Zaragoza
El Betis deja escapar una renta de 16 puntos al final del tercer acto y 11 al entrar en el último cuarto para claudicar ante los triples visitantes
Rivers puso el 69-68 a 25 segundos de la conclusión, pero San Miguel, con un triple, castigó la complacencia verdiblanca
Sevilla/¿Cómo se puede echar por tierra una ventaja de 16 puntos en apenas 12 minutos? Vean el partido del Coosur Real Betis, que incluso entró en el último cuarto con una renta de 11 puntos ante un Casademont Zaragoza que nunca bajó los brazos y que dejó escapar a costa de triples, una defensa feble, producto de verse ganador antes de tiempo, y un juego interior inexistente que lastra al equipo. Cuando mejor estaba todo, cuando Borg colocó el 51-35, se apagaron las luces. Nadie cambio el rumbo ni en la pista ni en el banquillo y aunque Rivers levantóSan Pablocon un triple que puso el 69-68 a 25 segundos del final, San Miguel respondió con la misma moneda lanzando solo, con Sipahi perdido en la ayuda sobre Benzing aún. Quedaban tres segundos, pero la jugada de pizarra se fue al garate, una acción ridícula propia de infantiles para cerrar un choque tirado a la basura.
Comenzó pronto la partida de ajedrez entre Curro Segura y Porfi Fisac en los banquillos, con San Miguel emparejado con Borg y Sipahi, con DJ Seeley de inicio. El turco sufrió con el escolta y aunque los visitantes tardaron casi dos minutos en lanzar por primera vez tras varias pérdidas generadas por la defensa agresiva verdiblanca, el base maño abrió la lata desde el perímetro en el primer tiro. Con Conger haciendo la guerra por su cuenta, con demasiadas ganas quizá de querer demostrar algo, la segunda y tempranera personal de Whittington creó un agujero por dentro, ya que Izundu no supone un peligro real hoy por hoy, más allá de sus ganas y pelea en el rebote, y sin gente que generara espacios el Betis movía la pelota, pero sin crear buenas opciones de tiro y encadenó una racha de ataques errados con los que el Zaragoza dio un paso adelante (10-16).
Reaccionó de inmediato Segura, llamando a capítulo a los suyos. El equipo se había olvidado de defender de nuevo y jugaba a tirones, dependiendo de sus individualidades, lejos de lo que había mostrado la pasada campaña. Es pronto, pero urge ser de nuevo ese grupo unido en el que todos atacan y todos se parten atrás la cara. En el segundo cuarto parecía que el guión empeoraría incluso, con fáciles canastas de Radovic bajo el aro para colocar el 13-20. Peligro. Pero una canasta de Izundu tras rebote ofensivo abrió un parcial de 11-0 con Rivers encendido. Atacaban mejor los locales con la pausa de Oliver y, sobre todo, el equipo dio un paso adelante en defensa elevando las pérdidas mañas hasta ocho al descanso. Y es que cuando se defiende mejor, también se ataca mejor y aunque Benzing trataba de castigar con su altura a Rivers, éste se la devolvía haciendo lo mejor se le da: enchufarlas de todos los colores para disparar a los suyos hasta el 32-23 con 11 puntos casi consecutivos (tres triples).
El alero se vino arriba y después se jugó dos castañas. Como para decirle que no. Pero lo mejor fue verlo fajándose en su canasta con el alemán, con tres rebotes y un par de recuperaciones que invitaban a ver por fin la versión esperada de un jugador llamado a marcar diferencias. Pero no sólo él dio un paso adelante. El colectivo redobló esfuerzos para encajar en el segundo cuarto sólo nueve puntos e igualar la batalla en el rebote, que al término de los primeros 10 minutos dominaba el cuadro aragonés por 7-15 y al descanso ya era de 21-22. Cuando uno defiende con ganas, el rival falla más.
El choque se reanudó como comenzó. Con Whittington recibiendo en una esquina, lejos, muy lejos del aro, y esta vez lanzando un triple que se fue al aro. No hay manera de hacerle ver que suma más en la pintura. Y para colmo pronto cometió la tercera personal y tomó pronto el camino del banquillo. Le costaba atacar al Betis, espeso a la hora de mirar a la canasta y Fran Vázquez, con ese tiro de cinco metros que es un seguro, colocó al Zaragoza a tiro (38-35) con un Betis que entonces jugaba a dejar pasar el tiempo y que sumaba apenas seis puntos en más de cuatro minutos. Hasta que Rivers volvió a prender la llama con un triple. Borg echó más gasolina al fuego con dos robos que culminó en canasta a lo Juan Palomo y el alero estadounidense dio la puntilla con otro triple para poner la máxima renta en San Pablo (51-35) y retirarse a tomar aire bajo una gran ovación y al grito desde la grada de "MVP".
Pero en este Betis irregular aún es una montaña rusa y cuando mejor pintaba la cosa tres pérdidas consecutivas derivaron en un 0-6 que enfrió al personal hasta que Conger se inventó una falta de Justiz -que sumó este erro a otro al inicio rebañando ilegalmente un balón que se salía- a menos de un segundo del final, aunque con el chiringuito que tenían montado en la mesa de anotación no tiró hasta pasados casi cinco minutos y dio continuidad al mal porcentaje desde la personal con un 1/3 que dejó el choque en 52-41 con el cuarto decisivo por delante.
Pero si en el fútbol los verdiblancos no defienden en esto de la canasta no van a ser menos. A golpe de triples el Zaragoza se fue metiendo en el choque, mientras los ridículos ataques y regalos de los locales le daban bola extra a los maños, que iban a muerte a por cada balón y cada rebote (cuatro seguidos en ataque cogieron en una jugada). Y cuando San Miguel puso por delante a los suyos desde la personal (64-65) por primera vez desde el 18-20, llegaron los nervios. Barreiro, desde el perímetro (6/10 en este acto los visitantes), aumentó la renta a 64-68 pero apareció Rivers y con cinco puntos le dio la vuelta a la tortilla. Quedaban 25 segundos y los de Fisac no fallaron. El balón llegó a Benzing ante Rivers. Sipahi se fue a ayudar cuando no debía y dejo sólo a San Miguel, que liquidó a un Betis que perdió por primera vez con Curro Segura en San Pablo. Tenía que llegar, pero así duele y enfada mucho al personal.
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