Estudiantes - Betis Baloncesto: Ni un pero, sólo gracias (65-54)

Betis Baloncesto

El Betis Baloncesto cierra la temporada con una disputada derrota con Estudiantes, que jugará la Final Four

Los problemas en el rebote y la falta de acierto en el último cuarto, cuando los nervios apretaban a los locales, decidieron el encuentro

Savignani espera "un partido que va a ser una auténtica guerra"

Más de un centenar de aficionados béticos en el partido

Wintering trata de marcharse de la defensa de De Bisschop. / Movistar Estudiantes

Hasta aquí llegó el Betis Baloncesto. Hasta el quinto partido del play off de acceso a la Final Four. Ni un pero, sólo una palabra: gracias. Porque pese a lo abrupto de la temporada, en la que fue colista con idas y venidas, con problemas económicos y con su futuro subastándose, el equipo siempre creyó, siempre luchó hasta el final y cuando se pierde así sólo hay que estar orgullosos de un grupo de jugadores que derramaron juntos lágrimas de alegría y de decepción. Incluso alguna lágrima de despedida, como cuando Joaquín Rodríguez cometió la quinta personal en el último minuto y se abrazó uno a uno a todos los técnicos y jugadores. El uruguayo es un jugador superlativo, pero no ha sido suficiente para que el sueño se alargara un poco más y la derrota ante Estudiantes por 65-54 bajó el telón del curso para un equipo que se ha ganado el respeto de todos los aficionados. Sus dirigentes no entienden todavía el significado de esa palabra.

Haber ganado los dos partidos en San Pablo, con una recuperada comunión con la afición, condujo a este quinto duelo en el WiZink. Pero la gasolina es la que es, como los presupuestos y las plantillas. Llegar hasta este punto con Hanzlik y Doménech era poco menos que un milagro. Y es que si los secundarios dieron un paso adelante para igualar la serie, entre ellos Dedovic, Pablo Almazán y Pablo Marín, faltó esta vez que alguno diera un paso adelante para igualar a un Estudiantes que desde el dominio del rebote (51-35), especialmente el ofensivo, marcó las diferencias.

Y pese a todo, pese a no estar acertado, pese a que el criterio arbitral no era el mismo cuando los jugadores pisaban una zona y otra, tuvo sus opciones este Betis Baloncesto que de la mano de Bruno Savignani es una roca. Estuvo 10 puntos abajo en el segundo cuarto y no dejó de creer hasta meterle el miedo en el cuerpo al cuadro local. Con Dee, Wintering y Francis Alonso desactivados, Larsen era el faro y cuando Nzosa se lo llevó por delante cuando quiso taponar con todo a Polanco (41-32), aprovechando que tenía bula arbitral y se fue al banquillo, las tornas cambiaron en el tercer cuarto y entre Polanco y Faggiano mandaron el choque a los últimos 10 minutos sólo tres puntos abajo (46-43). La zona y la pareja Berzins-De Bisschop funcionó.

El choque estaba en el escenario ideal. Con dudas en el conjunto colegial y un Betis que llegaba con el gancho durante la media hora de juego previa, pero llegaba. Y con Joaquín Rodríguez descansado por los problemas con las personales, una situación que el escolta deberá mejorar en ACB. Pero de pronto De Bisschop se creyó Marc Gasol y dos pases imposibles se convirtieron en dos pérdidas y un 5-0 que encendían por enésima vez las alarmas. Pero los de Savignani saben moverse cual funambulista y con los triples de Faggiano y Polanco dejando sentado en el suelo a Ferrando el 54-51 en el marcador invitaba a soñar. Falló Ferrando y tuvo bola el cuadro hispalense para apretar más el resultado. Pero la bola le llegó a Doménech, que a lo mejor no debía jugar estos minutos. Ya en un par de ocasiones anteriores se quitó la pelota de encima bajo el aro y esta vez con una posición clara y sin oposición el triple fue al hierro. La respuesta de Ferrando, de tres, fue letal.

Ficha Movistar Estudiantes-Betis Baloncesto / M.G.

Ahí se decidió el encuentro, porque al Betis, todavía con tiempo por delante, se le hizo un mundo la distancia. La defensa bajó la intensidad y Estudiantes, después de 199 minutos de eliminatoria, se vio ganador

Y eso que sobrevivió el conjunto verdiblanco a un mal primer tiempo en el que Estudiantes dominó por completo la pelea en los tableros con 13 rebotes ofensivos (alguno más si la mesa hubiera estado más atenta), logrando segundas oportunidades una tras otra. Y eso que al menos las pérdidas se fueron mitigando tras firmar tres en el primer minuto y medio. Mucho en juego y muchos nervios.

La tempranera segunda falta de De Bisschop en el minuto 4 cambió los planes de Savignani, que jugó por momentos sin cinco dándole mucha ventaja a Larsen ante Doménech. Y pese a todo, no consiguió el cuadro madrileño abrir una brecha importante. Desde el 11-15, con un triple de Polanco nada más entrar en pista, con un 8-0 de parcial se cerró el primer cuarto y el dominicano acercó a los suyos con la primera canasta del segundo acto (19-17), pero el acierto desde el perímetro de Larsen, que hace de todo y muy bien, y Francis Alonso pusieron un peligroso 25-17 que llegó después a los 10 puntos de renta con otra penetración de Ferrando tras el enésimo rebote ofensivo local, con Nzosa tocando todos los balones que el Betis, con un quinteto bajito en cancha y sin pívots, era incapaz de cerrar como merece un quinto partido de play off.

Sola trata de lanzar ante Berzins. / Movistar Estudiantes

Con el camino al aro local cerrado por los contactos que los colegiados permitían, algo que era de esperar, los triples de Joaquín y Faggiano reengancharon al cuadro sevillano, que tras 20 minutos de desacierto en ataque y falta de intensidad defensiva se fue al descanso 33-26 abajo. Ni tan mal después de lo visto. Y con Leimanis y Murphy cargados con faltas.

El problema del rebote se corrigió tras el descanso y el partido casi que empezó de cero, pero nunca pudo ponerse el conjunto verdiblanco por delante en el marcador, pese a que tuvo alguna opción, para hacer que a Estudiantes le entrara el tembleque definitivo. No pudo ser y se acaba una campaña en la que el baloncesto en Sevilla recuperó su sitio. El que no le quieren dar sus dirigentes, que ahora deberán definir el futuro de un club con casi 40 años de historia, independientemente del nombre y el propietario que ha vuelto a hacer que en la ciudad se hable de baloncesto por ilusión. Por eso ni un pero en la derrota, sólo una palabra: gracias.

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