Un azucarillo antes de la estopa final

Osasuna - Betis · el otro partido

N'Diaye fue homenajeado por el joven Ibai Cadena y toda la grada de El Sadar antes del choque. Rubén Castro, 91 goles ya en verdiblanco.

Foto: Óscar J. Barroso (AFP7)
Pablo Salvago

03 de noviembre 2014 - 05:02

Si alguien se preguntase qué significa ser del Betis, cuál es la historia del club y cómo sienten sus aficionados sólo tendría que detenerse una hora y media y ver repetido el partido de ayer en El Sadar. Un conjunto capaz de lo mejor y lo peor en un mismo encuentro y tan frágil en el césped como lo es en los despachos, sin una cabeza visible capaz de tomar medidas y llevar la nave a buen puerto. Y no es sólo por el choque de Pamplona, sino que el pasado reciente, quizá el que varias generaciones recuerdan, es así: título de Copa del Rey y participación en la Champions salpicados de inmediato con descensos, líos múltiples judiciales o vergüenzas del tamaño de un busto, aderezados con ascensos, goles, remontadas, desilusiones... El Betis.

Que Osasuna remontase no es algo excepcional. Es Puro Betis. No hay que mirar muy atrás en el tiempo para ver cómo a Pepe Mel le pasó más de una vez o cómo un Betis de Chaparro que ganaba por 0-3 en Mallorca se dejó igualar también en su día. Fútbol es fútbol, claro, pero cuando el equipo heliopolitano está por medio es, si cabe, más fútbol aún.

Julio Velázquez tendrá otra semana movida, después de unos días de respiro. Pudo salir reforzado de tierras navarras y llegará a Sevilla cuestionado y con otro match ball por delante. Las cosas del deporte profesional, en el que lo que hoy es blanco mañana es negro según dictan los resultados. Y eso que el mediodía comenzó con un olor a Primera y con dulzura antes de la estopa final. El joven Ibai Cadena entregó a N'Diaye -a quien la dieta le ha sentado bien- una foto enmarcada de su primer encuentro entre ambos, cuando el senegalés sacó al niño osasunista en brazos después de que la valla cediese en el choque de la temporada pasada, pero eso no le impidió cantar uno tras otro los tantos de Nekounam, Flaño y Onwu, que dejan a Velázquez de nuevo en una posición cuanto menos incómoda y al consejo de la entidad verdiblanca ante la tesitura de tomar o no alguna decisión. O no.

¡Qué pereza!, pensarán algunos de sus integrantes, que en esto de reaccionar prefieren la callada por respuesta esperando, soñando y rezando para que las aguas se tranquilicen con el único remedio conocido hasta ahora: los goles de Rubén Castro. El canario logró uno, falló otros dos y suma ya nueve esta temporada, igualando al argentino Araujo como máximo realizador. El canario ha firmado ya 91 con el Betis en partidos oficiales, poniéndose a sólo uno de Rincón, dos de Rogelio y tres de Domínguez, máximo realizador histórico de la entidad. Y una más de pistolerosen El Sadar: no mojó Nino, máximo goleador en activo en Segunda (156 dianas) ni Kenan Kodro, hijo del mítico delantero bosnio Meho Kodro, y aun así la estopa final puede hacer que el Betis arda. Y fue tan dulce el inicio...

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