Una avanzadilla de sevillistas ya disfruta de Varsovia

Un vuelo de la compañía aérea Norwegian, que partió del aeropuerto de Málaga pasadas las tres de la tarde, tomó tierra en el Frederic Chopin de Varsovia unas cuatro horas más tarde. En él, medio centenar de sevillistas (además del consejero de Cultura y Deportes de la Junta, Luciano Alonso, en plena promoción de Andalucía Turismo) ejercían de avanzadilla para la oleada de aficionados que se espera desemarquen en la capital polaca sobre todo el mismo día de la final. Muchos de estos afortunados que ya disfrutan en Varsovia tuvieron el arrojo de comprar los billetes de avión cuando la final aún quedaba lejos.

Como Luis Márquez, periodista de 33 años. Lo hizo cuando el Zenit cayó en Nervión por un exiguo 2-1. "Cuando Beto falló en esos goles en la vuelta me entró un sudor frío...", reconoce. Gameiro lo arregló con su gol. Él, con su amplia experiencia en el exitoso programa 'Andaluces por el mundo', emitido varios años en Canal Sur Televisión, no duda en recomendar Varsovia, a la que fue por motivos laborales: "Es una ciudad en efervescencia, desde que los polacos están asociados a la Unión Europea su economía crece a buen ritmo, tienen un paro del 10 por ciento.

Llegan muchos arquitectos, ingenieros y demás de España que con la caída del ladrillo han encontrado aquí mucho mercado, la construcción es boyante y las pequeñas empresas españolas ganan bastantes concursos". Luis viene con el carnet de su padre, "es el socio tres mil y pico", ya que dejé de ser socio cuando empecé a trabajar. Tras la final, marcha a Islandia: "A un campus de verano sobre periodismo. También estuve allí hace tres años de vacaciones. Es el único sitio en el que me pareció estar físicamente en otro planeta". Y así se sentirá si el Sevilla levanta la cuarta: "A la gente que le quita importancia le enseñaría una foto que ví hace poco, con Ronaldo, Roberto Baggio y Maradona levantando jubilosos esa misma copa".

En el avión, durante el trayecto, algún cántico para ir cogiendo tono que rápidamente se apagaba. Sobre todo, porque las viandas, sobre todo chacina de la buena, no paró de circular ante la mirada curiosa de algún pasajero polaco.

José Luis Hernández Naranjo, socio "dos mil y pico, no lo recuerdo con exactitud", se sacó el billete de avión después de la ida de las semifinales, con la Fiorentina. Arriesgó menos... "Costaba 100 euros, tardé dos horas en comprarlo y ya subió a 140". ¿Barajó otras combinaciones? "Ryanair por Eindhoven, para volar desde allí a Varsovia ya el martes". Eindhoven, qué recuerdos... "Allí estuve también, como en Turín y las finales de Copa. Sólo falté a Glasgow". Por fin verá a su Sevilla in situ de rojo, con esa equipación que gustó muchísimo entre los expedicionarios: "Me da mal rollito esa condición de superfavoritos que alguno nos da. Si ganamos, aquí no hay duda de que lo celebraremos...". Y tanto, se queda en Polonia hasta el sábado.

Una azafata desea suerte en la empresa de conquistar la cuarta y el personal se viene arriba: en pleno aterrizaje el himno del Centenario suena ya sin remilgos. Era el sevillismo desembarcando en Varsovia, cubierta de un cielo plomizo, cayendo ya la noche a las siete pasadas y con una débil lluvia. Otra tierra prometida para la conquista. Tierra, además, blanca y roja.