La aldaba
Carlos Navarro Antolín
Más allá de la voz de la Laura Gallego
Sevillanos en los Juegos
Sevilla/Hay deportes en los que un mínimo error se convierte en un juez implacable, que su tregua no llega hasta meses después. Si es que llega. La gimnasia artística, uno de los deportes más agresivos y lesivos, suele ser uno de ellos. A Ana Pérez Campos (14 de diciembre 1997, Sevilla) la mala ejecución de un ejercicio le costó su presencia en Tokio. Iban a ser sus segundos Juegos Olímpicos. Con 22 años.
Sufrió una luxación en uno de sus tobillos que le hizo “plantearse seriamente su futuro en la gimnasia”. Le dolió. Y el tobillo fue lo de menos. “La lesión me limitaba mucho en mi vida personal”, cuenta para este periódico. Sin embargo, la Ana de hoy sería muy distinta sin esa lesión que terminó de modelarla y esos largos y arduos dos años de rehabilitación. “He aprendido mucho en el camino y he salido reforzada. En ese momento pensé que la lesión era lo peor que me podía pasar, y ahora creo que llegó para algo. En cierto modo me siento agradecida de lo que me ha enseñado”.
El extravío deportivo por el que pasa la actual gimnasia artística ha favorecido que Ana Pérez, pese a clasificarse en el Mundial de Amberes el pasado mes de octubre sólo de manera individual en barra de equilibrio, pueda competir y pelear por las medallas en el resto de aparatos. Como su compañera Laura Casabuena, que hizo lo propio en suelo, pero hará también el concurso completo. Más oportunidades, aunque más competencia para la que ha llegado a ser capitana de la selección nacional. “Conseguir la plaza en Amberes (Bélgica) fue un sabor agridulce porque el objetivo era estar con el equipo, pero el hecho de haber conseguido mi plaza individual y ver todo lo que he pasado tiene su recompensa. Me hace sentir una liberación”.
En su momento pensé que la lesión era lo peor que me podía pasar, y ahora creo que llegó para enseñarme”
Con su presencia y debut asegurado el 28 de julio en el Bercy Arena –recinto renovado a unos 15 kilómetros de la Villa Olímpica y que será sede del baloncesto, gimnasia artística y gimnasia en trampolín– Ana Pérez reconoce que “los meses de después se preparan de otra manera”.
Siguiendo esta premisa, logró hace un mes en Pamplona ser campeona nacional de concurso completo por sexta vez, añadiendo sobre el tapiz del Navarra Arena su cosecha a las de 2015, 2017, 2018, 2019 y 2023. Superó a Eva Rueda y se queda a sólo uno de igualar a Elena Artamendi, la más laureada. “El hecho de haber revalidado el título nacional para mí significa muchísimo. Es un gran chute de energía. Que este año sea olímpico no es que sea indiferente, pero tampoco hay que darle mayor importancia”, argumenta apuntando que prefiere enfocarlo como una preparación para París.
Dice que el título le da motivación y confianza para afrontar la recta final, jerarquizando sus metas. “Mi objetivo no es superar a nadie en títulos nacionales. Creo que la clave de que todo me esté yendo bien es estar centrada en mi misma, en los objetivos propios. No es algo que tampoco vaya a pensar después de los Juegos. Simplemente voy a seguir haciendo gimnasia y a disfrutar, sobre todo en París”, relata cerrando el asunto.
Hablar de París es hacerlo de una etapa de ilusión en su vida. Tiene unos objetivos claros, aunque no se quiere obsesionar con ellos. “Sueño con esa final olímpica, pero he descubierto que mis resultados llegan cuando me centro en el proceso”, tratando con cautela la que será su segunda participación en la cita de los cinco anillos tras Río 2016.
Al ser preguntada sobre si ha estado aguardando con más expectación estos Juegos tras perderse Tokio o sus primeros en Brasil, la protagonista cree que estos Juegos serán "muy diferentes por todo lo que he tenido que pasar y superar en este último ciclo. Para mí es un premio poder estar en París y disfrutarlo".
El inexorable paso del tiempo ha propiciado “una Ana totalmente distinta, en cuanto a madurez tanto como persona como gimnasta soy totalmente diferente. Se ve reflejado en mi gimnasia, soy mucho más consciente y entiendo mi cuerpo y mi mente mucho mejor”.
Esta razón de la que habla le ha hecho mejorar psicológicamente, un tema delicado y quebradizo en el deporte, y que particularmente en su disciplina se ha puesto sobre la mesa gracias a la mega estrella estadounidense Simone Biles, una gimnasta de la que siente que “juega en otra liga”, pero a la que la sevillana no suele prestar atención si está inmersa en competición. “Trato de poner el foco en lo que está en mis manos; no me gusta perder tiempo y energía en lo que hacen los demás. Si he terminado de competir y ella tiene que hacerlo todavía, pues sí me gusta verla porque su gimnasia es increíble.”
El ambiente de ilusión que se respira durante los primeros días en la Villa Olímpica es algo indescriptible"
La carrera deportiva de una gimnasta es prófuga. Sus relojes tienen pilas de poco alcance en el tiempo. Pese a reconocerlo y “tenerlo presente algunos días, aunque mucho más cuando volvió de la lesión”, quiere exprimir el gran evento con “ilusión”, sentimiento con el que se queda y mejor representa para ella la experiencia en la Villa Olímpica. “El ambiente de ilusión que se respira durante los primeros días allí es algo indescriptible, esas ganas de ver cómo es la villa, de compartirlo con otros deportistas y otros países...”.
No se atreve a decir si serán sus últimos Juegos Olímpicos. La razón es simple. “Por mí, mis últimos Juegos habrían sido los de Tokio, quise volver e imponerme objetivos grandes y estoy en París”. Quedan cuatro años para los próximos Juegos, se celebrarán en Los Ángeles. El tiempo dirá. Ahora es momento de “ir paso a paso”, con las mirada puesta en el escenario más grande del mundo y representando a todo un país.
A sus 26 años y siendo una de las gimnastas de mayor edad que nos representará en la capital francesa, se siente fuerte, más madura y consciente de que debe aprovechar su estatus de veterana dentro de un deporte con una fecha de caducidad muy temprana.
Los avances que se han hecho en los métodos de entrenamiento, nutrición y recuperación están ayudando a que los deportistas veteranos puedan alargar su carrera deportiva. Algo que ayuda a que la gimnasta hispalense no se ponga límites. “Años atrás si lo hice y fue un error grave. Quiero escuchar a mi cuerpo, estoy en uno de mis mejores momentos”, apela corajuda tras enterrar un proceso de lucha personal angustioso.
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