Serán de altísimo riesgo

La vía de concordia que abrió una tragedia que sacudió a toda la ciudad, como fue la muerte de Antonio Puerta en agosto de 2007, quedó reforzada con otro mazazo, como fue el fallecimiento de Miki Roqué en junio de 2012. Cuando a esos dos jóvenes, sevillista uno y bético el otro, se les paró el corazón, brotó en la conciencia del colectivo -exaltados irracionales al margen- un ánimo de autocrítica. Y de enmendar la plana.

Cada vez más lejanos quedan los sonrojantes sucesos que llevaron al derbi sevillano a abrir las secciones deportivas, a nivel nacional, por la violencia que manaba de una y otra parte, bajo una imparable espiral del ojo por ojo...: el cuchillo sobre la hierba de Nervión, las candelas romanas en el Ruiz de Lopera, la paliza al guarda de seguridad en el Pizjuán, el botellazo a Juande en Heliópolis... Hoy, directivas y jugadores ponen muchísimo de su parte para aplacar los ánimos y que el personal no acuda a la grada con un ánimo tan beligerante, que la cosa se vuelva a salir de madre. Esta semana, los esfuerzos se han redoblado si cabe: Sevilla estará en primera línea del pomposo escenario europeo y una noticia teñida de sangre tendría una repercusión más negativa que nunca para la imagen de la ciudad por su proyección internacional. El alcalde de la ciudad, Juan Ignacio Zoido, es consciente de ello y ayer volvió a aparecer en público con los presidentes, José Castro y Miguel Guillén, para plasmar una imagen fraternal convertida en todo un hábito cada vez que asoma un derbi.

Zoido es muy sevillista. Tanto, que cuando era Director General de Relaciones con la Administración de Justicia, dentro de aquel primer Gobierno de Aznar, buscaba tiempo para acudir a ver a su equipo, incluso en las nada glamourosas temporadas en Segunda División. Y su naturalidad a la hora de reconocer sus colores es la misma naturalidad con que los responsables de uno y otro club templan gaitas y abundan en las maneras versallescas. Ayer, se escenificó otra vez ese espíritu en el Salón Colón del Ayuntamiento, en un acto promovido por Radio Marca.

"Va a ser una eliminatoria bonita y competida, que además de un equipo vencedor, salga ganadora la ciudad", expresó el presidente sevillista. Guillén, por su parte, resaltó que el histórico cruce "es un regalo del cielo que nos ha caído a los béticos con nuestro esfuerzo, trabajo y dedicación".

Desde aquel derbi del busto de Lopera en el palco del estadio bético, el 28 de febrero de 2007, que acabó de forma súbita por el referido botellazo a Juande Ramos, no hay que lamentar sucesos que hagan girar el foco del campo a la grada o las inmediaciones del estadio. Y mucho ojo con volver a las andadas en estos dos partidos, porque en esta ocasión es la UEFA quien estará ojo avizor esta noche para que todo discurra en esa relativa paz. Y Platini y su equipo no se andarán con remilgos si alguien saca los pies del tiesto.

El presidente del máximo organismo del fútbol europeo amenazó en febrero de 2011 con excluir a la selección de Serbia y a sus clubes de los torneos continentales, si sus hinchas seguían protagonizando incidentes violentos. La UEFA tiene una política de tolerancia cero con los disturbios graves y no tiene reparos en cargar contra los clubes, como responsables, si el brote es de gravedad.

Será un derbi de lujo. Pero precisamente por la magnitud del escenario, la seguridad debe funcionar como un reloj. Ya se sabe que Sevilla tiene un amplio historial en episodios ejemplarizantes, con numerosos cierres de estadios incluidos, cuando han sido los comités nacionales los que han impartido justicia. Juegan el Betis y el Sevilla. Y también juega Sevilla. La imagen de toda una ciudad.