Las alas jugaron tan a gusto...
El Racing, con una zaga adelantada y descoordinada, fue un juguete para Navas y Capel, que lanzados por un alto ritmo de juego se alternaron en carreras y llegadas
Volvió el Sevilla alegre y desbocado que abre el juego hasta que se topa con la cal de las bandas. El Sevilla que toca rápido y con espíritu ofensivo, lanzando a los extremos. El Sevilla que juega juntito, con la defensa saliendo. Un juego moderno que encontró un campo abonado, el que le procuró un Racing roto.
Defensa
El gol en el minuto 2 facilitó mucho las cosas. Dio más confianza a los zagueros ayer de rojo -también inyectó aún más ansiedad a los atacantes racinguistas-, que se cuidaron mucho de dar el paso atrás. Todo lo contrario, Fazio y Escudé trataron de ubicar la línea lejos de Palop, invitados también por dos factores: Zokora y Renato se hicieron con la pelota, respaldados por delante por Kanoute, y además los laterales, Konko y Adriano, se desdoblaron siempre que pudieron.
Total, que Palop sólo sufrió en una acción aislada antes del descanso, una pelota a la espalda de la zaga que sorprendió a Konko y Fazio. Iván Bolado se coló entre ambos, pero el portero se jugó su integridad yendo a tapar.
Tras el descanso, ya con 0-4 no hubo partido, por mucho que la velocidad y la astucia de Tchite elevara las prestaciones del ataque local. Dos pérdidas de Adriano, con la defensa saliendo, animaron a los racinguistas a acercarse a Palop, pero sólo eso. En el primero de esos errores, Tchite aprovechó la rigidez de Fazio en sus giros para fusilar a Palop, pero si el balón merodeó más el área de Palop en la segunda parte, fue porque lógicamente el Sevilla levantó el pie en su intensidad. El sábado aguarda el Barça, nada menos.
Lolo entró por Kanoute en el minuto 71 para dar descanso al gigante malí, adormecer el partido y de paso recuperar la tensión defensiva, que bajó con el paso de los minutos.
Ataque
En esa fase final, Jesús Navas y Diego Capel seguían a lo suyo, a correr y correr por fuera para el centro, en diagonales hasta el área para buscar el remate o por dentro para buscar un último pase. Lo hicieron todo el partido, invitados por un Racing a su merced: una línea muy adelantada, una presión inexistente en el medio, nulos apoyos a los laterales... la oposición ideal para que los extremos irrumpieran mil veces. En el primer gol, Capel lanzó a Navas; en el tercero, Capel centró a Navas y en el cuarto, Navas devolvió el favor al almeriense con un pase que lo dejó cara a cara con Coltorti.
Resultó fundamental que Kanoute se asociara con Renato. Ambos agradecieron que no fueran hostigados casi nunca por unos centrocampistas, los del Racing, que presionaron sin un método, cada uno a lo suyo, y que llegaron tarde siempre a los cruces.
Los laterales también se ofrecieron para triangular y lanzar a los extremos o desdoblarse.
Y Negredo, por fin, entendió el juego del grupo y se integró en él.
Virtudes
Con espacios, las alas se despliegan y aparece un Sevilla ganador.
Talón de aquiles
Alguna duda de Fazio y Adriano.
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