Las alas dan vuelo a la poderosa inercia de la España de Luis de la Fuente
Albania-España | Informe técnico
La ‘linea B’ de la pujante selección española también recita el manual de fútbol vertical, con los centros de Jesús Navas y Grimaldo y el mando de Zubimendi
Así jugaron los futbolistas de la selección española
La crónica del Albania-España
La segunda línea de infantería respondió. Cierto que era un partido sin presión, con nada en juego para la tabla, pero no era fácil gestionar un encuentro con un once tan circunstancial, sin ese ensamblaje que dan los minutos, y además ante un animoso y corajudo enemigo que se jugaba el futuro: para ellos, acceder a los octavos de final ya era un enorme botín.
Defensa
La selección albanesa, enardecida por esas pobladísimas gradas de seguidores, salió dispuesta a recordarle a España quién se jugaba algo en la tercera y última jornada. Pero ese empuje le duró apenas cinco minutitos. El tiempo que duró el equipo de Luis de la Fuente de ahormarse. Y poco tardó, atendiendo al once tan circunstancial y lógico.
El mejor aliado de la selección española para defender fue la pelota. Tenerla. Y saber trasladarla con prontitud hacia el área contraria. Eso fue haciendo que Albania perdiera metros sin remisión, se hundiera incluso, y David Raya fue un espectador más hasta el minuto 45, en que Asjani soltó un zapatazo desde la corona del área que forzó al portero español a una plástica estirada.
Bajrami y Asani, las piezas albanesas con más recursos individuales, recibieron pocas pelotas, en inferioridad y lejos de la portería española. Pronto se desesperaron y desenchufaron.
Ataque
El primer atacante español jugaba en la defensa. Aymeric Laporte sacó un tiralíneas y empezó a dibujar pases cargados de intención, de los que rompen líneas, a veces rasos y otras bombeados. En uno raso encontró a Dani Olmo, que actuó con clarividencia como enganche y habilitó a Ferran Torres en su carrera al espacio, como un puñal hacia el área. El barcelonista acomodó el cuerpo para golpear con su izquierda y darle el efecto justo al balón para que entrara tras rebotar en la cepa del poste. Los movimientos de Ferran y Oyarzabal de fuera hacia dentro le abrieron los carriles a los laterales, Jesús Navas y Grimaldo, que fueron un incordio constante con sus subidas y sus magníficos centros.
Los albaneses apretaban a oleadas. Y contadas. Un momento al principio del partido, un rato en la segunda parte, pero en el grueso del partido, España disfrutó de espacio y tiempo para armar el juego y lo agradeció con constantes llegadas por fuera, sobre todo en la primera parte.
En el tramo final del partido, con Albania más expuesta, España levantó el pie –en realidad, nunca llegó a meter la quinta marcha– y en el desempeño reflejaba la intrascendencia de la situación. Lamine Yamal crea peligro porque sí, por lo buenísimo que es, pero le faltó colmillo.
Virtudes
La idea de juego colectivo está más que asimilada y los intérpretes finos van más allá de los once habituales.
Talón de Aquiles
No haberlo sentenciado pronto.
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