La muy alargada sombra de Fazio
La marcha del central puso el trasfondo agrio a un estreno en el que el equipo notó su enorme hueco.
Hace poco más de un año, José María del Nido anunciaba la renovación de Fazio como el mejor fichaje de un verano en el que arribaron al Sevilla Bacca y Gameiro, entre otros. Las palabras del ex presidente, cargadas de intención por el debate que siempre ha suscitado el central argentino, fueron como una premonición. Fazio se convirtió en un pilar indiscutible, la piedra angular sobre la que Unai Emery construyó un once cuya mejor virtud iba a ser la seguridad defensiva. Sobre ese pilar, conquistó la Liga Europa, ese tercer título continental que ahora, tras el agrio debut del nuevo Sevilla, es como un sueño perdido en el olvido. El aficionado al fútbol vive del presente y el presente en Nervión tiene claroscuros.
La muy alargada sombra de Fazio se cierne como una amenaza para los rectores del Sevilla. A su espantada en la previa del partido con el Valencia se le sumó un empate después de que el Sevilla fuera ganando con uno más en el campo. La suma de ambos factores dio el siguiente resultado: toda la ilusión que generaron las presentaciones de Deulofeu y Banega se convirtió, de golpe y porrazo, en un amargo sinsabor general, más acre o menos para cada cual según el nivel de crítica hacia técnico y planificación.
Pocas veces la ausencia de un futbolista habrá tenido tantas consecuencias en las percepciones de un colectivo, en este caso la afición sevillista, que se citó en un buen número en el Sánchez-Pizjuán para acabar llevándose un pequeño jarro de agua fría. Si las ventas de Rakitic y Alberto Moreno habían puesto pimienta en la sazón que los críticos daban a sus argumentos contra la planificación del Sevilla, la decisión, esperada por otra parte, de Fazio de cambiar de aires ha sido como una espoleta para que empiecen a surgir dudas hasta en los más afines a José Castro y Monchi.
Pero sucede que, además, el hueco que dejó el futbolista en el equipo fue cubierto mal que bien por Unai Emery. El técnico, ante la comunicación del jugador de que se quiere marchar al Tottenham Hotspur, decidió no convocarlo y eso trastocó, sólo un par de días antes de la cita con el Valencia, todo lo ensayado hasta ese momento. Carriço tuvo que retrasar la posición en la que viene actuando en los últimos meses en el Sevilla a la de central, que es su puesto natural pero tenía casi olvidado. Además, Iborra, un futbolista que apenas ha aparecido en la pretemporada, se encontraba de pronto casi igual que hace un año. El curso pasado tuvo que jugar de titular recién aterrizado en Sevilla tras la marcha de Kondogbia y el sábado formó junto con Krychowiak el doble pivote de carácter defensivo al que ahora parece no querer renunciar Emery. Y ese doble retoque en la columna vertebral del equipo, junto al indudable hueco que deja Fazio en el armazón del mismo, contribuyeron a la falta de control del Sevilla, sobre todo cuando Emery se quedó con escaso margen de reacción por los cambios condicionados a raíz de la lesiones de Beto y, sobre todo, de Iborra. Sin el medio valenciano, y con un Banega fuera de forma en el campo, los de Emery perdieron definitivamente el sitio en el terreno de juego.
La doble vertiente en la que influyó la ausencia de Fazio, la anímica en la afición e incluso el equipo -no se debe olvidar que todavía sigue siendo el primer capitán de la plantilla- y la técnico-táctica como líder de la retaguardia, se dejó notar en el debut. La resolución del conflicto creado por el anuncio de la marcha del jugador aún está por escribir. Fazio aún no le ha comunicado al Sevilla que va a depositar su cláusula de rescisión en la LFP. El futbolista, o su padre, siguiendo instrucciones del Tottenham, presiona al Sevilla para que intente negociar: le saldría más barato a los londineses por asuntos fiscales. Pero José Castro ha dado dos órdenes tajantes. Una, no negociar con el Tottenham y obligar a Fazio a pagar su cláusula. Y dos, que el sustituto del argentino ha de ser un central de garantías y debe estar en Sevilla el miércoles a lo sumo.
El fichaje del central que cierre la plantilla está al caer, pero aún queda una semana para el cierre del mercado, el próximo lunes, y en el club esperan que no haya más movimientos. En las últimas horas surgió el rumor de que el Milan quiere a Bacca. No se han producido contactos ninguno, pero, si los hubiera, el Sevilla remitiría a su cláusula de rescisión, de 30 millones de euros. Castro no está dispuesto a jugar más con fuego. Se podría quemar.
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