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Aprobada la vuelta al formato corto de la Feria de Sevilla para 2025

Ni el agua frena a Banega

Informe técnico · Celta-Sevilla.

Todo el Sevilla se atornilló atrás con los charcos... salvo el argentino.

Foto: J. Pereira
Juan Antonio Solís

12 de febrero 2016 - 05:02

Los factores exógenos al puro juego, a veintidós tipos de corto y un balón rodando sobre la hierba, también juegan. Y mucho. El barro -aunque cada vez menos-, el viento, el frío que endurece el campo y condiciona el bote y la pisada... y lo más frecuente, el agua. Ayer jarreó agua como si fuera una maldición bíblica en Vigo y fue el Celta, mucho más habituado, el que se adaptó mejor a ese encharcado terreno de juego. El Sevilla empezó con buen son, trasladando con prestancia la pelota lejos del área de Sergio Rico por la movilidad y la calidad en las conducciones de Banega, sobre todo, y de Krohn-Dehli. Pero en la segunda parte era casi imposible conducir. Sobre todo en la mitad del campo del Celta. Eso atornilló al Sevilla muy atrás. Se quedó sin salida a la contra. Sólo Banega saltó los charcos.

Defensa

Unai Emery ignoró el peligro de que Rami y Kolodziejczak se perdieran la probable final con una amarilla que vieran en Balaídos. Esa rapidez de ambos era el mejor modo de responder al juego combinativo, de balones rasos por dentro, que tan bien interpretan Orellana, sobre todo, y Iago Aspas -también Nolito, pero el sanluqueño estaba en la grada para alivio de los sevillistas-. Carriço e Iborra, por delante, se anclaban cerca de los centrales. Esta vez, a diferencia de lo que pasó el domingo en el mismo escenario al tener que defender con diez, el Sevilla sí obturó mejor las bandas en fase de repliegue. Vitolo y Krohn-Dehli son disciplinados y generosos y ayudaron a Coke y Escudero, respectivamente.

Tan a gusto se fue sintiendo el Sevilla, que empezó a estirarse. Pero una incursión de Krohn-Dehli acabó en una contra bellísima, precisa: Aspas-Orellana-Aspas. Más mérito del ataque celeste que de la defensa roja.

Esa referida profusión de charcos cortó las contras sevillistas -empecinamiento en conducir, rasear- y ayudó a que el Celta acumulara piezas muy arriba, con la zaga de Emery cerca de Sergio Rico. Los centros al corazón del área, entre una nube de jugadores y la fuerte lluvia, fueron un suplicio para el portero.

Ataque

Krohn-Dehli como falso extremo izquierdo empezó haciendo daño con sus incursiones hasta el área, como en la ida ante el Betis. Y Banega, muy activo y afilando cada ataque con su visión y toque, no encontró en Gameiro o Vitolo a socios que aprovecharan todo lo óptimo que creaba. El francés le cogió definitivamente asco al partido en la segunda parte, en cuanto vio que jugar al espacio era imposible. Pero la ligereza de pies de Banega incluso entre tanta agua acabó sofocando la fe y la bravura del Celta dos minutos después del 2-0.

Virtudes

El buen manejo de la primera parte, lejos de acoquinarse, bajo la clarividencia de Banega.

Talón de Aquiles

El mal manejo de la segunda parte, con el campo anegado.

UNO POR UNO

Sergio Rico Una vez que se le escurrió la pelota, se descompuso. Tembloroso.

Coke Mucho trabajo ante Bongonda. De más a menos.

Rami Sus tablas resultaron vitales en un partido de mucho barullo y tráfico en el área.

Kolodziejczak Atento ante Guidetti.

Escudero Incómodo con tanta lluvia. No interpretó el juego.

Iborra Peligro a balón parado.

Carriço Eficaz al anclarse.

Vitolo Le costó ponerse el traje de agua, pero acabó el partido mejor con su potencia.

Banega Un lujazo para el Sevilla. Mando, visión y una llegada que mató los nervios.

Krohn-Dehli Una pieza clave para el equilibrio.

Gameiro Jamás entró en el partido, ni con la pista rápida del principio ni con la piscina posterior.

N'Zonzi Se nota que viene de Inglaterra: le metió la bota abajo al balón y dio fluidez.

Cristóforo Más control con él.

Konoplyanka Oportunista en el gol del empate.

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