La afable naturalidad del matador

Gameiro se toma con calma la presión de ser la gran referencia del Sevilla. "Es una final como las otras, aunque pienso que voy a ser titular", dice con humildad.

Gameiro acude raudo a presionar a Beto, en la mojada sesión de ayer.
Gameiro acude raudo a presionar a Beto, en la mojada sesión de ayer.
Eduardo Florido Sevilla

12 de mayo 2016 - 05:02

Kevin Gameiro es el hombre más buscado. En el Open media day de la UEFA, día de puertas abiertas para la prensa, el menudo delantero francés se pierde por el túnel de acceso a los vestuarios. Atiende a los medios de televisivión, luego a los de radio, le toca rendir pleitesía al organizador del torneo y a la televisión que copa sus derechos. Y luego, todo amabilidad y paciencia, escucha a los inquietos periodistas de prensa (escrita, valga la redundancia). "Pienso que el equipo es más importante que yo. Sin los compañeros yo no marcaría ni un gol", rompe el hielo el hombre que ha sumado 28 tantos en 50 partidos oficiales esta campaña. El futbolista que hizo olvidar a Bacca, eclipsó a Llorente, echó a un lado a Immobile e hizo estéril la tardía rectificación de Juan Muñoz no se engríe, pese a estar firmando la mejor temporada de su carrera. El lunes cumplió 29 años. Aún espera el mejor regalo.

Jamás había llegado a esa cifra goleadora. En el Sevilla, llegó a los 21 en su primer curso, 15 en Liga y 6 en Liga Europa. Esta campaña ya lleva 16 en el torneo español y 7 en el europeo, a los que hay que sumar tres más en la Copa, uno en la Champions y otro en la Supercopa. No siente la presión de ser la gran referencia del Sevilla. "Vamos a ver. Yo sé que estoy tranquilo y voy a prepararme al cien por cien para este partido. Llego bien a las dos finales, tranquilo, con el deseo de ganar las dos". La reiteración en la llamada a la calma contrasta con su vertiginoso dinamismo, con esa velocidad con la que deshizo al Celta en las semifinales de la Copa y al Shakhtar en las de la UEFA, en un partido para enmarcar con aquel bellísimo sprint defensivo con Marlos y otro no menos corajudo con Bernard junto al córner. Fue impresionante.

Tercera final europea consecutiva y primera como titular, nada menos que ante un pentacampeón de la Copa de Europa y tricampeón de la UEFA. "Es un histórico, un gran club con grandes jugadores. Es ilusionante medirse a un club tan grande". ¿Es una final especial para él por tratarse del rival que es y por su situación? "Es una final como las otras, aunque pienso que voy a jugar de titular. Estoy tranquilo y sé que voy a tener un poco de presión antes del partido, pero cuando el árbitro pite el inicio estaré bien", dice convencido.

Que el rival en esta ocasión sea un coloso como el Liverpool, con un enorme peso histórico, no significa gran cosa para Gameiro. Ve el fútbol desde el prisma más objetivo posible. Ni temor, ni confianza, el respeto debido, pero sin miedo. "No, pienso que es una final. Si es el Liverpool como antes fue el Benfica o el Dnipro, es igual. Queremos ganar este trofeo para seguir en esta línea". Aun así, sabe que el Sevilla cuenta con una baza importante: "Llevamos varios años juntos y sabemos jugar esos partidos. Hay que tener tranquilidad". ¿Exceso de confianza? "No debemos pensar en eso. Tenemos un poco más de experiencia porque hemos jugado dos finales antes, pero vamos a ver cómo pasamos en el partido los momentos más difíciles y cuando podemos jugar un poco más arriba. Vamos a ver". Y sabe que éstos llegarán. "Jürgen Klopp es un gran míster. Ha tenido equipos que manejan bien el balón y que meten mucha presión. En Dortmund lo hizo bien y ahora en el Liverpool".

Antes de las finales, Gameiro tendrá otro motivo de nervios. La preconvocatoria de Didier Deschamps para la Eurocopa de Francia, que ofrecerá hoy. "La lista es mañana y vamos a ver qué pasa. Es normal que tenga esperanza, voy a jugar finales importantes, pero el míster tiene su grupo y veremos".

Con otra sonrisa, la penúltima, habla del ánimo del vestuario. "Estamos muy bien. Un poco cansados porque estamos al final de temporada. Pero cuando juegas un partido como éste te olvidas de todo". Y si faltasen las fuerzas, el rugido de St. Jakob Park dará la energía necesaria: "Los aficionados de los dos clubes van a meter un buen ambiente en el estadio".

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