Sin aceite, pero una balsa
Junta general de Accionistas
Del Nido saca adelante la Junta más comprometida de su mandato con unos números que obligan a afinar en las cuentas para no comprometer a la sociedad · El hijo de De Caldas provoca recelo como consejero.
La anunciada como la Junta General de Accionistas más caliente de los diez años de gestión de José María del Nido se desarrolló sin sobresaltos y según lo previsto. Como cabía esperar, fue una asamblea incómoda para el actual consejo más que caliente. La más incómoda, sí, pero dentro de la normalidad y de lo que podía arrojar la presentación de unas cuentas desfavorables en el ejercicio 2011-12. La reducción de los ingresos, fundamental y casi íntegramente motivada por la marcha deportiva, llevó al consejo a exponer a votación unas pérdidas de 22,458 millones de euros "antes de impuestos", aunque la interpretación de las mismas por parte de los asesores económicos al introducir el ajuste tributario lo fija en 15,275 millones, lo que anima al equipo de gestión a ser "prudente" con el futuro.
El presidente, que renovó sus propósitos de ilusión y de autoconfianza, pidió a la sala el apoyo para seguir "seis años más", en los que prometió llevar al Sevilla a luchar por objetivos que no le corresponden por presupuesto y por historia. Del Nido insistió en que "el proyecto no se ha agotado" y que los responsables tienen los motivos del fracaso y las soluciones para llevar a cabo una gestión que lleve de nuevo al equipo a lograr sus objetivos: "Lo mejor sigue por llegar".
Todos los presentes sabían que Del Nido iba a obtener el apoyo para sacar la Junta adelante y así fue. El accionariado, aunque a regañadientes, aprobó las cuentas presentadas por el consejo, que hizo especial hincapié en destacar que el Sevilla, que acumula ya un pasivo corriente de 62,5 millones de euros, lo que se puede contabilizar como la deuda asumida, debe andar a partir de ahora con pies de plomo en la aplicación y gestión de sus finanzas, todo ello a causa de una reducción considerable de los ingresos, de casi el 40% menos (40 millones de euros) en los dos últimos ejercicios. El lastre, reconocido por el propio presidente, de caer eliminado ante Braga y Hannover 96 en las rondas de play off de Champions y Europa League y no disputar ningún torneo europeo en la presente campaña. Entre las reducciones presupuestarias, los ingresos por televisión cayeron de 38,9 millones en el último ejercicio a 31 en el actual, igual que las cantidades recibidas por venta de abonos y entradas y marketing.
Todo ello, aun teniendo en cuenta -y así lo explicó Villanueva Ruiz -Mateos, que hizo las veces de José María Cruz, basándose en el informe del profesor Gay de Liébana- que el Sevilla es el que mejor cuentas presenta de los clubes de Primera División exceptuando Real Madrid y Barcelona, hace que el presupuesto se reduzca en 20 millones, de los 92 de la pasada campaña a los 75 aproximados de la actual, aunque con el matiz de que el volumen de negocio es de 51,6, pero se estima engrosarlos por rebajas fiscales y venta de jugadores.
Del Nido fue sacando adelante todos los puntos con la inmensa mayoría de los votos (las cuentas, por el 97,2%) y los únicos momentos de cierta tensión se vivieron al final, después del receso. Ante la sorpresa de muchos, propuso la entrada en el consejo del hijo de José María González de Caldas, y un accionista, aunque "con sólo dos títulos", sacó a relucir el espinoso asunto de su situación judicial. "Una condena en primera instancia es igual a cero. Hasta los burros saben que eso es así", respondió Del Nido, que lo acusó de no renovar el carné y entrar al estadio con una acreditación de prensa.
Sobre el primer asunto, la vuelta del apellido De Caldas, el presidente negó un compromiso a ello cuando se hizo con los títulos del ex presidente. "Días después recibí la visita de su hijo, abogado en ejercicio, y me pidió poder lavar el apellido de su padre. Se me cayeron los pantalones al suelo. Personas que han venido después han hecho peor gestión y no se han estigmatizado. Tan convecido estoy, que lo hago asumiendo el rechazo social".
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