Vida para Ignerski y Milisavljevic

Puede haber vida ahora para algunos de los jugadores que ya estaban en la lista negra de los descartes para Pedro Martínez. Ocurre con dos jugadores con contrato que por hache o por be no contaban con la confianza del ex técnico cajista. Michal Ignerski y Branko Milisavljevic no eran del agrado del entrenador.

El primero, capitán y el más veterano de la plantilla con tres temporadas en el club hispalense, había sido renovado a bombo y platillo por Manel Comas, insistiendo el experimentado preparador en que una de las condiciones que exigía Elmer Bennett para su continuidad en Sevilla el pasado verano era tener a su vera al polaco. Dos campañas más una tercera opcional es su vinculación con el Cajasol. Pero, Martínez no confiaba en él ciegamente, como sí lo hacía Comas, y su agente ya estaba al tanto de que había que buscarle una salida. De hecho, bajó con notoriedad la presencia del alero en la pista en la época con Martínez, rindiendo mucho menos y aportando menos puntos que en la anterior etapa. Su talento ofensivo contrasta con su endeblez defensiva y, además, Ignerski tampoco demuestra una regularidad palpable en los partidos, por lo que tenía bastantes papeletas para salir.

Ni mucho menos es igual la posición de Milisavljevic. Llegó como el base descarado, líder y de calidad que podía sacar del atasco el ataque de los sevillanos. Lo logró, pero no sólo se perdió bastantes compromisos por distintas dolencias físicas, sino que su relación con Martínez, al no ser el serbio un trabajador nato, tampoco era especialmente positiva.

Ahora empieza una vida nueva para los dos. La decisión sobre su porvenir no está tomada y todo irá en función de quién sea el entrenador que llegue, posiblemente Gustavo Aranzana o, como segunda opción, Fotis Katsikaris.

También puede que el panorama sea otro bien distinto para otro jugador que había acabado contrato y a quien no se le iba a ofrecer la renovación: Tyrone Ellis. El escolta, muy valorado por la afición, desea seguir, aunque con Martínez sus esperanzas de renovación eran escasas.