Víctima del ‘general’ Slutsky
El magnífico planteamiento del técnico ruso del CSKA provocó que Luis Fabiano apenas se pusiera de cara al gol y fuera muriendo con el Sevilla · El brasileño tuvo la única ocasión clara en el minuto 3
La pregunta que cabe hacerse hoy, después del suicidio que el Sevilla protagonizó en la Champions League, es si Luis Fabiano volverá a disfrutar de este tipo de partidos con el Sevilla. El formidable delantero de Campinas tiene grabado a fuego el dorsal número 9 de Brasil en su espalda, con lo que ello significa, y, entre todas las consecuencias que puede tener el fracaso de ayer, es obvio que una está encaminada al adiós de Luis Fabiano después del Mundial. Era algo que se mascullaba, pero que desde ayer se agranda por el mero hecho de que Luis Fabiano, entre sus altas expectativas, tiene la de jugar partidos de primer nivel en la Champions, algo que en el Sevilla llega a cuentagotas. Los octavos de final marcan el límite de su camino.
Luis Fabiano fue deglutido por la adiestradísima, disciplinada y muy técnica tropa que dirige Leonid Slutsky, que demostró tener muchos más galones que el archimanido general invierno. En el frío de Moscú y en la incipiente primavera sevillana, el prometedor técnico ruso dio una soberana lección de estrategia y de táctica y dejó a Jiménez muy mal parado, como un teniente recién salido de la academia militar.
Luis Fabiano no fue el esperado salvador de un Sevilla sin norte, y eso que pudo cambiar el signo de los acontecimientos en el minuto 3, en el segundo balón que tocaba. Los aficionados que hacían cábalas sobre la alineación contaban con el paulista y diez más... Bueno, también con Palop, Zokora y Jesús Navas, claro. Pero el brasileño, después de los dimes y diretes sobre su lesión, era especialmente esperado en la cita de ayer. La falta de pegada de Negredo, autor del gol en Moscú, y de Kanoute en las últimas citas ligueras ponían todas las miradas en el delantero centro de Brasil, ese mismo que el médico de la canarinha quería que volviera a jugar no antes de abril. Cada uno mira sus intereses, como dijo Jiménez, que no tenía duda de que su máximo goleador no querría perderse una cita de tal trascendencia. Ni otras muchas a partir del año próximo, cabe pensar tras el frustrante partido de ayer.
Pero era la noche del CSKA de Slutsky y Luis Fabiano marró lo que no suele fallar. Discurría el minuto 3 cuando Perotti y Jesús Navas combinaron a la primera para que el palaciego sacara a relucir su temido centro al área, raso y fuerte. Llegó a Luis Fabiano, quien, en un difícil escorzo, conectó su enorme bota derecha con la pelota desde el corazón del área chica. Su disparo a bocajarro dio en Akinfeev. Y ahí empezó a morir el Sevilla.
Intervino en el esperanzador empate, estorbando en el salto para que Jesús Navas habilitase a Perotti. Y luego se fue perdiendo en el quiero y no puedo de un Sevilla desconocido que cayó en las garras de Honda, Necid y compañía. Y la pregunata sigue ahí: ¿volverá a jugar la Champions Luis Fabiano con el Sevilla? Parece que no.
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