La aldaba
Carlos Navarro Antolín
La bulla de la Avenida en la Navidad de Sevilla
Cualquier futbolista sueña con levantar la Copa del Mundo. Pocos tienen ese privilegio, y Jesús Navas es ya uno de ellos. Se dudaba si el palaciego estaría en la cita sudafricana y acabó siendo uno de los jugadores clave en la consecución del título mundialista. España necesitaba un cambio. Algo nuevo, savia fresca... y con Pedro en el campo desde el minuto 1, el factor sorpresa no podía ser otro que él. Cumplió lo que le pidió el seleccionador, encaró siempre en la banda derecha, desequilibró en el uno contra uno y cambió el ritmo del encuentro.
Con Van Bronckhorst amonestado, la banda derecha era el punto perfecto por donde meterle de nuevo el miedo en el cuerpo al rival que se cargó en poco tiempo de tarjetas por el fútbol duro de una naranja menos mecánica y más de estopa.
En su primera acción, Jesús Navas hizo lo que mejor sabe. Coger el balón y poner el esférico en el área. En la primera, en el minuto 69, Heitinga no acertó en el despeje y Villa, tampoco en el remate. El seleccionador holandés, viendo lo que le podía venir encima por ahí, dio entrada a Elia, un extremo izquierdo, con la idea de contener las subidas de la pareja sevillana por el costado diestro.
Pero el plan anti-Navas no funcionó. No tardó en repetir la acción, pero el empalme del delantero asturiano se fue alto esta vez. El camino hacia el gol y el título estaba marcado: por la derecha. Y a punto estuvo el futbolista de Los Palacios de hacer reventar a su pueblo, su ciudad, a Andalucía y a España entera cuando, sin pensárselo, se vio dentro del área y disparó a portería. No se lo pensó porque este jugador ha crecido en los últimos tiempos, no sólo en su club, sino también con la selección. Su disparo, rebotado en Gio, rozó el palo con el meta batido.
Jesús Navas se lamentó unos segundos, pero pronto volvió a la carga. Era el único, junto a Cesc, que rompía entre líneas la férrea colocación de una Holanda que lo apostó todo al contragolpe. Los dos, junto a Iniesta, entendieron que el partido se rompería en una acción en tres cuartos de cancha que quebrase la segunda línea de presión rival, pero, con las fuerzas justas, la velocidad de Jesús Navas era un filón que explotar.
Implicado al máximo, el extremo se fajó también atrás apoyando a su paisano en defensa, y de una de esas acciones de cobertura nació el gol de España. El sevillano agarró un rechace y no dudó en cabalgar hacia el campo holandés. Nadie le acompañaba porque a éste siempre le sobran fuerzas, y se fue hacia el centro. Encerrado, por un instante, perdió el balón, pero lo peleó hasta ganarlo para abrir a la otra banda, donde ya había otra camiseta azul. A partir de ahí... gol de Iniesta.
Jesús Navas es campeón del mundo habiendo intervenido en tres encuentros. Entró contra Suiza, y no pudo cambiarle la cara al choque. Fue un filón por su banda ante Honduras, y de él nacieron las mejores ocasiones de España. En el último, la final, le dio aire fresco al equipo. Metió miedo a Holanda e inició la jugada del gol.
¿Y alguien se preguntaba si aguantaría toda una concentración en Sudáfrica?
También te puede interesar
Lo último
No hay comentarios