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Velas para aprovechar el viento

El Sevilla crea debate hasta en las tardes aburridas y ante Las Palmas la dialéctica fue sobre titulares y suplentes Banega zanja el aplatanamiento

Banega celebra con alegría su gol ante Vitolo y N'Zonzi.
Eduardo Florido

15 de febrero 2016 - 05:02

En el Sevilla de hoy día, el que va a iniciar el próximo jueves una nueva aventura en su torneo predilecto, el mismo que va a disputarle un título al todopoderoso Barcelona, Vitolo y Krohn-Dehli son los dueños de sus dos bandas. ¿Cómo? Sí, como oye. Reyes y Konoplyanka, símbolos máximos del fútbol de alta escuela en esta plantilla con permiso de Banega, tienen colgado el cartel de suplentes y ante Las Palmas demostraron el porqué de esta realidad. Bueno, los que lo demostraron fueron Vitolo y Krohn-Dehli, los verdaderos titulares del Sevilla 15-16. En tardes aburridas como la de ayer, en Nervión también se debate. ¿Quién es titular y quién es suplente en este equipo?

Unai Emery, con su visión pragmática del fútbol, no se casa con nadie. Ahí radica el secreto de su éxito y la visceralidad de los que abominan de su filosofía de juego. Si tiene que dejar dos partidos seguidos a Llorente fuera de la convocatoria, lo hace. Como si tiene que comunicarle a Monchi que Iago Aspas no tiene cabida en su plantilla porque no acepta un rol secundario en un equipo en el que Gameiro sí lo admitió... La paciencia con Emery acaba dando beneficios. Porque, como bien apuntó ya hace dos años Peter Mair, dueño de la Taberna-Galería Ánima y sevillista irredento, sus equipos empiezan a funcionar en febrero. Todo lo de antes es un concienzudo laboratorio en el que el fuenterrabiense va decantando sus jugos balompédicos de una probeta a otra hasta sacar de su equipo la esencia que quiere para hacerlo ganador. De jugar bonito ya se encargarán otros.

La conversación con Peter Mair en diciembre de 2014, cuando el Sevilla ganaba y ganaba sin jugar aparentemente a nada, fue ilustrativa. "¿Qué te está pareciendo el Sevilla, Peter?", le pregunté al amigo y admirador de Tony Polster. "Está muy bien, lleva ya 30 puntos y todavía no ha empezado a jugar". Ayer, Las Palmas jugó y jugó sin ganar nada. Todo lo contrario que el Sevilla. Claro que también medió la fortuna. Cuando Emery ordenó a sus titulares que salieran al campo, Vitolo y Krohn-Dehli, por Reyes y Konoplyanka, víctimas del aplatanamiento propio del rival y de una tarde más propia para una siesta, el Sevilla ya había metido la quinta marcha. El viento, racheado y de componente oeste, ya soplaba con descaro hacia la portería de Gol Sur, adonde se volcó el equipo de Emery en busca de la estela que marca el Villarreal.

Para aprovechar el viento de popa hay que tener las velas desplegadas y el aparejo bien dispuesto. Y este Sevilla al que se le pudo torcer la tarde con unas manos involuntarias de Cristóforo tiene velas mayores que se hinchan y hacen navegar ceñido a un barco en plena velocidad de crucero. Banega, igual de aplatanado que Reyes y Konoplyanka en la primera parte, captó el mensaje de los burócratas de Emery. Krohn-Dehli y Vitolo telegrafiaron el fútbol de la verticalidad y la profundidad. Entre los tres prepararon el zurdazo del argentino que abrió la vía de agua en la coqueta fragata canaria, sin artillería pesada en sus cubiertas. Un navío de línea con sus tres palos, Vitolo, Banega y Krohn-Dehli, supo aprovechar el viento racheado y la verdad del fútbol de sus titulares. ¿O eran suplentes?

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