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Unai no es capaz de fraguar la columna

maribor | sevilla

Juan Antonio Solís

21 de febrero 2014 - 05:02

El resultado es bueno a golpe de vista. Pero analizando los 92 minutos de partido, no tanto. Por la alarmante debilidad de la columna vertebral que alineó Unai Emery y por la evidente vulnerabilidad del sistema de contención del Maribor. En el fútbol español, el nivel defensivo que ofrecieron los eslovenos es más propio de un equipo de Segunda B y de los normalitos. Como el Racing, por ejemplo. Así que ojo...

DEFENSA

La intensidad colectiva del Maribor, mientras le duraron las fuerzas, fue mucho mayor que la sevillista. Apoyos, desdoblamientos, sprints, cambios de ritmo y todo, ocupando los espacios con más criterio. Naufragó de forma estrepitosa la pareja Cristóforo-Carriço, estática y sin ritmo alguno ante las impetuosas acometidas de lo morados, impulsados por la movilidad y rapidez de sus dos puntas, Tavares y Mendy. El dúo se movió con sincronía y astucia a la espalda de los pivotes y sacaron de su zona a Fazio o Pareja, muy incómodos y arrastrados por la rendición del uruguayo y el portugués en la sala de máquinas. Unai quiso tapar el agujero que se le abrió atrás con Nico Pareja, descentrado y que, con amarilla, se estaba jugando la expulsión. A la hora de partido prescindió del argentino por Iborra y retrasó a Carriço. Mejoró el luso atrás, como siempre, pero en el medio nada cambió. Cristóforo volvió a apretar para anticiparse a destiempo, abriendo pasillos interiores. Por uno se coló Vrsic cuando el Sevilla ya había remontado.

ATAQUE

En la primera parte, Rakitic se tuvo que retrasar demasiado para iniciar los ataques. Cristóforo y Carriço dieron el paso al lado y el suizo asumió el rol, pero desde la mediapunta -la que él abandonó- ni Cherysev ni Vitolo aparecieron para continuar las jugadas en combinaciones. Llegaron los pelotazos. Aun así, la debilidad defensiva de los locales ofrecieron ocasiones a Gameiro casi sin esperarlo.

La entrada de Marin lo cambió todo. Se ubicó entre líneas, liberó a Rakitic y su creatividad fue indetectable para los inseguros zagueros. Dio un pase de gol a Gameiro en el primer minuto de la segunda parte. El francés sí leyó la galopada de Rakitic por la derecha para empatar.

VIRTUDES

La calidad individual de Rakitic y, por fin, de Marin. La pegada a balón parado de nuevo.

TALÓN DE AQUILES

Unai no dotó de firmeza a la columna vertebral y lo pagó ante un equipo que sabe atacar.

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