Último adiós a la Saeta Rubia

Miles de aficionados, y personalidades del deporte se despiden del ex jugador y presidente de honor del Madrid en la capilla ardiente instalada en el Bernabéu. En el espacio se instaló un pequeño museo con las cinco Copas de Europa.

Último adiós a la Saeta Rubia
Europa Press

08 de julio 2014 - 11:22

Veneración, saetas y claveles rojos: Alfredo Di Stéfano recibió el adiós del mundo del deporte con un multitudinario homenaje elevado a la altura de su leyenda. El estadio Santiago Bernabéu se vistió de luto para despedir a Di Stéfano, fallecido el lunes a los 88 años. Desde las primeras horas de la mañana, miles de aficionados desfilaron en respetuoso silencio por la capilla ardiente, instalada en el antepalco del coliseo blanco, para mostrar su respeto hacia alguien que lo fue todo en el mundo del fútbol. Tres generaciones diferentes se postraron ante el féretro en el que descansaban los restos Di Stéfano. Atrás quedaban las banderas del Real Madrid y las fotografías que recordaban a quien fue uno de los más grandes protagonistas de la historia del fútbol. Delante, las cinco Copas de Europa consecutivas que ganó entre 1956 y 1960.

No sólo lloraban los contemporáneos del ex jugador, sino también muchos de los nietos que acompañaban a quienes hace décadas vieron jugar en directo a la Saeta rubia. Con pasos cortos, rostro enrojecido y profundo silencio, los millares de hinchas rindieron su último homenaje a la leyenda que se fue. Mientras, los alrededores del féretro se llenaban de claveles blancos.

Fuera del estadio, se escucharon varias saetas, el canto religioso tradicional interpretado fundamentalmente en las procesiones. Era otra forma de reivindicar la figura del astro. Los familiares de Di Stéfano permanecieron sentados en sus sillas viendo cómo ciudadanos de todo el mundo se inclinaban ante el fallecido. Se vieron camisetas argentinas, incluso de River Plate o Boca Juniors. También de México, Chile, Brasil, Alemania o Francia. Uno de los primeros en acudir a la capilla ardiente fue Florentino Pérez, el presidente del Real Madrid. Luego fueron llegando futbolistas históricos del club blanco. También los actuales capitanes del equipo, Iker Casillas y Sergio Ramos, quienes interrumpieron sus vacaciones para despedir a quienes calificaron como "un maestro". Ramos vinculó la conquista de la última Liga de Campeones del Real Madrid, propiciada por un remate suyo en el tiempo de descuento, con el mito: "En el cabezazo de la Décima iba parte del espíritu de Di Stéfano". "Decir Di Stéfano es decir Real Madrid. Son cosas que agradeceremos eternamente y seguiremos transmitiendo su mensaje", añadió Casillas.

Mientras, el fondo del antepalco del Santiago Bernabéu se fue llenando de decenas de coronas enviadas por aficionados y todos los clubes de España. También hubo una mandada por el cantante Julio Iglesias, antiguo arquero y seguidor del Real Madrid. Y otras muchas anónimas. Las instituciones estuvieron ampliamente representadas y la alcaldesa de Madrid, Ana Botella, prometió una calle para Di Stéfano.

El silencio sólo se vio interrumpido por los flashes de las decenas de fotógrafos acreditados, luces disparadas en dirección a futbolistas históricos como José Emilio Santamaría, Amancio Amaro, José Antonio Camacho, Ricardo Gallego, Fernando Hierro, Pirri, Emilio Butragueño y muchísimos más. Durante todo el día siguió el desfile de miles de hinchas que desafiaron al calor de Madrid para entregar su última muestra de admiración a Di Stéfano. Esa incondicional veneración es uno más de los muchos legados que deja.

El momento cumbre de la jornada aconteció a las 19:57 horas, cuando entró en el estadio Santiago Bernabéu el Rey don Felipe, que acudió solo y fue recibido Florentino Pérez a su llegada. Felipe VI se acercó a la capilla ardiente del exfutbolista antes de sentarse a hablar con los familiares y posteriormente firmar en el libro de condolencias. Antes de abandonar el estadio, el Rey declaró que Alfredo di Stéfano fue "una figura irrepetible, única en el mundo e hizo del fútbol un arte". "Reconocemos una personalidad extraordinaria. Lo sentimos todo muchísimo y mantenemos siempre nuestra admiración y gratitud para siempre. Ha sido un grande entre los grandes", concluyó don Felipe, antes de abandonar el estadio ocho minutos después de su llegada, otra vez entre los aplausos de la afición madridista.

Su último viaje se producirá este miércoles, cuando será enterrado en el cementerio de La Almudena madrileño en la más estricta intimidad a petición de sus familiares.

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