Triunfo por la vía pragmática (0-1)

Copa del Rey

El Sevilla encauza su rumbo en la Copa del Rey al vencer a un Racing bastante inferior con un gol del cántabro Jairo Tras no matar el partido, una extraña roja a Coke obligó al equipo a ponerse el traje de faena

Eduardo Florido

06 de diciembre 2013 - 22:01

Santander/El Sevilla inició su andadura por la Copa del Rey con un triunfo que fundamentó en el pragmatismo, tanto al plasmar su superioridad por la vía rápida como cuando tuvo que fajarse por una absurda expulsión de Coke al inicio de la segunda parte. El Racing, un histórico en horas muy bajas, apenas inquietó a Javi Varas a pesar de su superioridad numérica durante 40 minutos, y sólo en un arreoncillo final creó relativa inquietud. Con el traje de faena, el equipo de Unai Emery supo cerrar filas y amarrar el triunfo que encauzó bien pronto Jairo, aunque le faltó matar el encuentro cuando debió hacerlo y careció de salida tras la roja a Coke, un accidente que no hizo peligrar el botín cobrado por la inferioridad manifiesta del rival.

Fue un triunfo justito y feo, pero muy válido para las circunstancias que rodearon al partido, desde la convulsión de la situación institucional por la bomba informativa acaecida sólo un día antes, la condena a José María del Nido, a la incomodidad de medirse a un rival espoleado por la ilusión con muchos suplentes entre los 16 convocados, máximo permitido por la Federación.

El impacto anímico que pudiera tener la situación del todavía presidente sevillista no afectó en ningún momento a los jugadores que puso sobre el campo Unai Emery, con una edad media baja y muchos de los que no gozan de la deseada continuidad. Era un partido ideal para darles cancha a los menos habituales y Emery cumplimentó la norma en estas rondas preliminares con un once circunstancial, con Rusescu junto Gameiro en el ataque sobre el dibujo de un 4-4-2 en el que Jairo y Rabello debían tirar de movilidad para ayudar a la estructuración del juego.

Bien pronto el Sevilla puso de cara el encuentro. Un excelente pase largo de Cristóforo fue mejorado con el control por Jairo, que cruzó ante la salida del meta Mario con un disparo mordido que bastó para elevar el 0-1 al marcador. El equipo de Emery, que parece haber abandonado definitivamente la tentativa de jugar raseando desde el mismo portero, buscó constantemente la línea de tres cuartos con balones largos, en una versión de juego más directo, para propiciar las asociaciones de Rusescu, Gameiro, Jairo y Rabello, con la ayuda de Coke. Y así pudo poner más distancia en el marcador. La más clara de las ocasiones la tuvo Gameiro, en un córner, pero el francés, el más dinámico y profundo del ataque sevillista, la mandó inexplicablemente fuera en el área chica tras un primer remate que repelió Mario. Habría sido el gol de la tranquilidad, pero no llegó y el Racing siguió en el partido gracias al dinamismo de Kone, que se movió por todo el frente de ataque, descolocando a la defensa sevillista. Así, tras una buena pared, Fazio tuvo que despejar un disparo del atacante racinguista con Javi Varas batido.

En ese panorama de ida y vuelta, el Sevilla era el que tenía más opciones de ampliar el marcador, pero esta realidad amainó con la absurda expulsión de Coke, que se fue a la calle por protestar una dura entrada de Javi Barrio.

A raíz de ese momento, la salida del Sevilla se limitó a algún eslalon de Jairo y, sobre todo, a las percusiones en solitario de Gameiro. Rusescu dejó el campo para que Fernando Navarro ocupara, a pie cambiado, el puesto de Coke y la defensa sevillista, con Iborra más fijo atrás, se remangó y se multiplicó manteniendo siempre la concentración ante un Racing demasiado flojito y con poco ritmo como para inquietar al Sevilla, pese a su inferioridad y los numerosos suplentes.

Aun en esta situación de merma numérica, el Sevilla pudo marcar en algún contragolpe, como en un buen balón de Jairo a Rabello, cuyo disparo de rosca sacó con una buena intervención el meta local. Pero muy poco más ofreció el equipo de Emery, fiado ya en toda la segunda parte a la firmeza que mostraron los centrales, un crecido Fazio y un Cala ya no tan obligado a salir a buscar a Kone. La incertidumbre hasta el final fue más ficticia que real, pues la voluntad de este flojito Racing nunca pudo con la firmeza sevillista y el triunfo, en el contexto del partido, cobra más importancia aún, por feo que fuera.

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