Tránsito Fútbol Club

El ocaso de varios puntales, la falta de respuesta de otros que llegan y los pendulazos de Álvarez dejan un equipo con trazas de provisionalidad y al que le cuesta crear juego

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Juan Antonio Solís / Sevilla

17 de septiembre 2010 - 05:02

Por un lado, la línea descendente de puntales como Palop o Kanoute; por otro, la escasa presencia en la medular que por ahora aportan los italianos Cigarini y Guarente, de cuya capacidad creativa aún se esperan noticias; por otro los cambios de sistema continuos de Álvarez. Este Sevilla destila un aire transitorio que difumina sus ideas, no sabe a qué jugar, a qué atenerse. Y los jugadores acaban bajando los brazos, como pasó tras el gol de Nené.

Hay otros factores: el mal arranque de otras figuras como Jesús Navas o Luis Fabiano; o la mala fortuna de arriesgar con el tercer cambio con media hora por delante y que se lesione el que casi nunca se lesiona, Navas; y que enfrente había un equipo recio y bien plantado, el PSG.

DEFENSA

Debutó Alexis junto a Cáceres para conformar un eje con más rapidez que corpulencia. Ese perfil dinámico se acentuó con los laterales, Konko y Dabo. Pero los problemas afloraron unos metros más adelante: Álvarez ordenó un 4-1-4-1 de salida, en el que el ancla debía ser un jugador con tendencia a perder la posición, Zokora, y que además debía recibir las ayudas de Cigarini y José Carlos unos metros más arriba para cerrar los pasillos interiores. Pero el italiano y el onubense no están llamados para esas labores y Luyindula lo aprovechó para recibir la pelota atrás y arrancar con su potencia por esos peligrosos pasillos. Conectó con Nené, ese falso extremo que tanto llega al área.

Erdinç, con movilidad a pesar de sus kilos, también superó a Alexis cuando lo sacó de su zona.

ATAQUE

El 4-1-4-1 se encomendaba a la profundidad de los extremos: Navas no tuvo su noche y a Capel le costó girarse. Ese dibujo también requiere de unos medios dinámicos que conecten por dentro con el único punta, pero Cigarini tiene fuelle para poco y sólo José Carlos creó, inventó, sin que nadie le respondiera.

Y en punta, entre la apatía y confusión de Luis Fabiano y la falta de frescura de Kanoute, el remate era casi utópico.

VIRTUDES

Cáceres y José Carlos, dos soplos de aire fresco.

TALÓN DE AQUILES

El equipo está crudito, crudito. Todo es tan provisional...

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