Torres sucede a Marcelino y Luis se va por la puerta grande

El 'Niño' cumple su sueño de marcar en la final y Aragonés deja la selección del mejor de los modos posibles.

EFE

29 de junio 2008 - 22:00

Fernando Torres se doctoró en Viena. El 'Niño' cumplió su sueño de marcar en la final, en el partido más importante de su vida. Y lo hizo para suceder al mítico Marcelino. El gol de Torres se verá en color. Ya no habrá más imágenes en blanco y negro para recordar un éxito español. Torres despertó a España, la sacó de la depresión. Es el nuevo héroe.

Había dicho Torres en la víspera que deseaba marcar el gol que Marcelino Martínez firmó en 1964 y que significó la primera Eurocopa para España.

"Daría cualquier cosa. Sabemos el cariño, la admiración que nos tiene ahora toda la afición española, igual que nosotros a ellos. Después de aquel gol de Marcelino, que todo el mundo recuerda, su nombre está en la memoria de todos los españoles muchísimo tiempo porque hizo el gol de la final. Ojalá ahora lo marque yo. Aunque también firmo ganar sin marcar. Queremos pasar a la historia como grupo. Es el secreto de este equipo, por encima de las individualidades, que cada día pudo surgir una, ha estado el bloque", dijo el nueve del Liverpool.

El delantero, quizá oscurecido por la tremenda labor de David Villa durante el torneo, ha ido de menos a más y al final ha visto recompensados sus sueños.

Aquel niño que se marchó del Atlético, el equipo de sus amores, la temporada pasada en busca de reconocimiento internacional, ha puesto, en el inmejorable escenario del Ernst Happel de Viena, la guinda a una magnífica campaña iniciada en el Liverpool.

Su nombre quedará inscrito para siempre con letras de oro en la historia de la "roja". Su gol será repetido en infinidad de ocasiones en todas las televisiones del mundo. Un tanto de garra, de furia, de coraje. Una diana excepcional, sin duda, el premio a un duro trabajo y a una decisión arriesgada, la que tomó hace un año cuando se marchó de España. 44 años después, Torres es el nuevo Marcelino de España.

Además, otro hombre que se va de esta Eurocopa por la puerta grande es el entrenador. Luis Aragonés será recordado por ser el técnico capaz de romper el muro histórico de los cuartos de final y de llevar a España a la gloria, de invadir de alegría a todo un país, acostumbrado a continuas decepciones. Una nación que había perdido la fe en su equipo.

Si Torres ha anotado el tanto de Marcelino, Aragonés sucede a José Villalonga como campeón con la 'roja'. Su edad (es con 69 años el técnico más veterano del torneo), no ha sido un impedimento. Todo lo contrario. Luis es un perfecto conocedor del deporte más universal. Sus números le avalan. 38 victorias en 54 encuentros. Sólo cuatro derrotas y un título: la Eurocopa.

De Luis todos los jugadores hablan bien. Es, además de entrenador, psicólogo. Un padre para los futbolistas. Supo el técnico deshacerse de los elementos disgregadores que enturbiaron el ambiente en el Mundial de Alemania y, contra viento marea, fabricó un grupo unido, compacto, sin fisuras.

Un colectivo convencido de que por fin se podía romper con los fantasmas del pasado. Unos futbolistas que juntaron sus energías para marcar un punto de inflexión, un antes y un después de Austria.

La unión fue creciendo entre ellos después de cada duelo, hasta que se llegó al crucial de cuartos. Italia hizo sufrir, pero España se deshizo de todas su ataduras y le dio boleto con la peor de las medicinas, la que en anteriores ocasiones había padecido: los lanzamientos desde los once metros.

Salvado el principal escollo, España rearmó su moral. Ya nadie le podía parar. Pasó Rusia por debajo de su apisonadora y Alemania dobló también la rodilla. España se sintió siempre superior y lo fue demostrando en cada encuentro.

Luis se va, pero deja un trabajo hecho y el listón muy alto. La selección tiene juego y jugadores. Hay un molde perfectamente diseñado. El legado del 'sabio de hortaleza' es inmenso. Que el siguiente sepa sacarle el mismo jugo.

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