Tocados, no; hundidos (1-1)

Un gol de Leandro en el último minuto le da el empate a Xerez contra el Sevilla y finiquita la etapa de Jiménez como entrenador del club. Los blancos jugaron atenazados por el pánico a perder

El Sevilla y el Xerez empatan en el Sánchez Pizjuán. / Antonio Pizarro
El Sevilla y el Xerez empatan en el Sánchez Pizjuán. / Antonio Pizarro
Francisco José Ortega / Sevilla

24 de marzo 2010 - 05:02

El Sevilla de Manuel Jiménez se hundió irremisiblemente y lo hizo por culpa de sus propias limitaciones. Porque sus carencias fueron físicas, técnicas, tácticas y de todo tipo, en un cúmulo de factores en definitiva que tal vez comparecieran todos al mismo tiempo para hacer explotar en la noche de ayer por los aires el actual proyecto por culpa de un gol del argentino Leandro cuando el tiempo estaba casi agotado. El Xerez, el colista Xerez, no sólo había sido capaz de empatar en el Sánchez-Pizjuán sino que se llevó por delante las ilusiones de un hombre que ha trabajado lo indecible por triunfar en el equipo de toda su vida futbolística.

Son las leyes del fútbol, de un deporte que no entiende de cuestiones justas o injustas. ¿Es justo que Jiménez haya tenido que abandonar su cargo antes de poder disfrutar de la final de la Copa del Rey para la que su equipo, no se olvide, está clasificado? La respuesta más equilibrada sería no, pero la realidad está en contra del técnico arahalense y es verdad que su equipo, por unas causas o por otras, era ahora mismo, a día 23 de marzo de 2010, ni antes ni después, una verdadera calamidad dentro de un terreno de juego. No se trata de ser oportunista, de alinearse con la corriente del entorno que ha sometido a una verdadera cacería al ya ex entrenador, es el análisis más ecuánime posible de lo que se pudo vivir ayer en el recinto nervionense.

Porque es imposible retrotraerse al juego desarrollado frente al Deportivo, por ejemplo, hace poco más de diez días. El resultado, el 1-1, fue el mismo, pero el Sevilla no tuvo nada que ver con el que buscó todas las vías para hacerle daño a los gallegos. Si entonces los blanquirrojos se movían a ritmo de vértigo, en esta ocasión parecían verdaderas carretas por su manera pastosa de mover el balón. Nada de correr riesgos, de buscar huecos para dejar al compañero en mejores condiciones de hacerle daño al adversario, todo fue asegurar, o al menos intentarlo, pues las pérdidas seguramente que fueron las mismas en la contabilidad que realizan los estadísticos.

El Sevilla fue incapaz de meterle ritmo al partido a pesar de que en el rival jugaban hombres como Viqueira, titular, o Míchel y Antoñito, posteriormente, dicho sea con todo el respeto para estos tres profesionales del balompié. Pero el Xerez hubiera sido mucho más vulnerable si los blancos no tuvieran el miedo inyectado hasta los tuétanos, si su fútbol fuera más alegre y se dedicaran a disfrutar de algo que al fin y al cabo, por mucha presión que pueda existir, no es más que un juego.

Jamás fue así para el Sevilla, ni cuando estaba acongojado por la tardanza en romper el cero a cero inicial, ni cuando fue capaz de ponerse por delante en el marcador gracias al regalo de Keita al cometer un claro penalti sobre Adriano. Los nervionenses siempre transmitieron la sensación de estar atenazados, de ser incapaces de romper una soga que los conducía hasta el abismo. Eso, por otra, parte, es más lógico cuando comparecen algunos futbolistas, como Negredo, que aparentan, por no pensar otra cosa, estar en otro mundo; cuando hay hombres que no están en las condiciones físicas mínimas exigibles para jugar un partido de fútbol al máximo nivel, como Zokora, que estaba tocado desde antes de comenzar a rodar el balón; cuando hay organizadores que son incapaces de meterle ritmo al juego, como Romaric; cuando hay otros que están a punto de reventar por el esfuerzo, como Renato o Adriano; cuando hay chavales que se caen solitos con el balón porque no pueden con esa camiseta, como José Carlos; cuando hay laterales que sencillamente no parecen dar más de sí en estos momentos, como Stankevicius y Fernando Navarro; cuando Lolo ha perdido casi toda la confianza en sí mismo que se trajo de Málaga... Nótese que se obvia en esta relación a Palop, Fazio, Dragutinovic y Kanoute y muchos de ellos fueron actores directos en la acción fatal del 1-1. Si encima a esto se le suma que Perotti se echa la mano al muslo muy prontito, Zokora tampoco aguanta y el rival marca en el último minuto, pues está claro: tocados, no; hundidos.

El Sevilla, el Sevilla de Manuel Jiménez, igual que cuando ganaba muchísimo más que perdía, fue incapaz de sobreponerse a la presión existente y eso acabó por condenarlo en una noche aciaga. Porque este equipo, sin duda ninguna y a pesar de los innumerables problemas que lo acosan por todos lados, tiene muchísimo más potencial del que demuestra en estos momentos. Por supuesto que sí, este Sevilla no puede estar a merced de un mal rebote en el último minuto contra el Xerez pese a que todas las circunstancias que puedan rodear a un partido de fútbol se conjuguen para ponerse en su contra en un momento. Porque no fueron todas, también el rival le regaló un penalti para que supiera administrar, al menos, esa ventaja y respirar. No lo hizo y Jiménez fue quien pagó por ello. La ley del fútbol.

1 - SEVILLA FC: Palop; Stankevicius, Fazio, Dragutinovic, Fernando Navarro; Adriano, Zokora (Kanouté, m.45), Romaric (Lolo, m.68), Perotti (José Carlos, m.24); Renato y Negredo.

1 - XEREZ CD: Renan; Víctor Sánchez, Leandro, Aythami, Casado (Antoñito, m.89); Momo, Keita, Alex Bergantiño (Míchel, m.81), Viqueira (Carlos Calvo, m.68); Orellana y Mario Bermejo.

Árbitro: Ayza Gámez HH (valenciano). Siguió el juego de cerca, apenas acudió a las tarjetas como medida disciplinaria y se equivocó muy pocas veces para cuajar una actuación notable.

Tarjetas: Amarillas Leandro (45') y Casado (69').

Goles 1-0 (63') Kanoute, de penalti. Combinación entre Kanoute y Adriano por la izquierda y Keita derriba claramente al brasileño. Kanoute transforma con serenidad engañando a Renan. 1-1 (92') Leandro. Saque de banda del Xerez mal defendido por todo el Sevilla que acude en masa al balón sin despejarlo y Leandro remata a placer a la red.

Incidencias: Encuentro de la vigesimoctava jornada de la Liga BBVA disputado en el estadio Ramón Sánchez-Pizjuán ante unos 40.000 espectadores. Unos 1.500 seguidores del Xerez presenciaron el encuentro.

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