Tarde de fútbol y de roscón
El Villamarín se engalanó, con menor entrada, para un nuevo derbi
Tarde de roscón, de disfrutar de los regalos y, por supuesto, de fútbol. Los Reyes pasaron por Heliópolis para dejar su Copa y, al contrario que el último antecedente, en esta ocasión sí dejaron goles, aunque éstos se tiñeron de rojiblanco. Porque el Betis no marca ni de penalti. Sevilla se volvió a dividir en dos, cosas del fútbol, para celebrar el segundo derbi de la temporada. En esta ocasión el ambiente fue mucho más tranquilo que en el partido que se vivió en Liga.
Los aledaños del coliseo verdiblanco respiraban una calma tensa horas antes del encuentro, una tranquilidad rota sólo instantes antes de la llegada de ambos autobuses, momento que la hinchada local aprovechó para jalear a los suyos, que llegaron con rostros bastante serios, e intentar amedrentar al eterno rival. Las bengalas brillaban por su ausencia, quizás porque se gastaron todas en Nochevieja.
Como día de Reyes, además, era momento para ser solidario. Porque la sonrisa de los niños no solo es parte de nuestros colores. El Betis organizó desde horas antes del inicio del partido una recogida de juguetes para los chavales más necesitados. Un gesto de generosidad de la que abunda en estos días navideños.
En el palco, lo habitual de los últimos derbis. Cordialidad entre directivas, lideradas por Juan Carlos Ollero y José Baltasar Castro, en un encuentro que contó con numerosa presencia política, como también suele ser habitual en estas ocasiones, con el alcalde de la ciudad, Juan Espadas, o Antonio Sanz, delegado del Gobierno.
Ya sobre el césped, la fiesta estaba en las gradas. Los locales recibían a su equipo con tifo desde fondo. "Dicen que estamos locos de la cabeza, sólo animar al Betis a mí me interesa", rezaba la pancarta, acompañada de un enorme escudo bético llevada en volandas por la afición heliopolitana, que esta vez no llenó las gradas del estadio. Los sevillistas, mientras, teñían de rojo la jaula de Gol Norte, amén de unos cuantos puntos rojos que se veían por todo el estadio entre una marea verde. Incluso algunos con mensajes en polaco para Krychowiak, goleador ayer.
Porque el Sevilla, mucho mejor que el conjunto bético, se aprovechó de los regalos defensivos del rival para llevarse el segundo derbi del año. Y la próxima semana, será el tercero. En la última eliminatoria entre los dos, que acabó con este mismo resultado, el equipo que cayó en la ida consiguió darle la vuelta. ¿Ocurrirá lo mismo el próximo martes?
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