Sudáfrica pide una ¿última? ayuda financiera a la FIFA
La mala situación económica del país organizador y las fuertes exigencias han provocado que los gastos planeados se superen en más del 88 por ciento.
La última mala noticia del país organizador del Mundial es reciente. "Para el impulso final de los preparativos precisamos una fuerte ayuda financiera", reza el S.O.S de Johannesburgo a Zúrich, sede de la FIFA. En la ciudad suiza, la rica FIFA debe abrir de nuevo su rebosante saco de dinero. A la transferencia de 100 millones de dólares se unió un aviso: "Ahora ya basta, no hay más". Pero habrá que ver si ésta es la última palabra.
Porque como en Sudáfrica se rebasaron en mucho todos los presupuestos mundialistas, la gran fiesta del futbol se ha convertido en un saco sin fondo. El país sufre bajo ese lastre y la FIFA teme por sus balances.
En comparación con Sudáfrica, el consorcio del futbol se halla en una situación confortable con 2.800 millones de euros en caja (3.360 millones de dólares), unos 700 millones de euros más que en el Mundial de Alemania 2006. Con ello pueden compensarse fácilmente los gastos adicionales del Mundial en el sur de Africa.
Los gastos de la FIFA hace cuatro años se elevaron a 630 millones de euros. Esta vez se calcularon 880 millones. Con el envío adicional de 100 millones de dólares se rozó el tope de mil millones de euros. El último presupuesto del comité organizador sudafricano para personal, transporte y medidas temporales se elevaba a 423 millones de dólares. La Federación Internacional prometió pagos directos por un monto de 220 millones de dólares y 203 millones de dólares más por la venta de boletos.
Como ese negocio reportará menos ingresos que los calculados debido a la venta más barata de un gran remanente de entradas, la FIFA tuvo que enviar de nuevo dinero. "Todo está en movimiento. Hay una gran problemática: quién debe pagar los excesos", dijo un funcionario de la FIFA que quiso mantener el anonimato.
Pero el presidente de la FIFA, Joseph Blatter, no tiene mucho motivo para lamentarse. Antes de la concesión del Mundial estaba ya seguro de que su organización sacaría más provecho de la primera exposición mundial del fútbol en Sudáfrica que en la rica Alemania, debido a los contratos de televisión y de patrocinadores ya firmados.
Sólo Europa tuvo que pagar mil millones de euros por televisión, es decir, el doble que para el Mundial 2006. Además, la FIFA creó para casos de urgencia una rebosante caja de ahorro cuyo estado a finales de 2009 era de 880 millones de euros.
Superación de gastos planeados
Se desmoronaron por completo los dos presupuestos que tenía que asumir el Estado sudafricano. Incluso la cifra de 4.000 millones de euros para la construcción de estadios y los costos de infraestructuras a su alrededor no podrá ser cumplida.
Expertos de la FIFA cuentan con un aumento de 2.000 millones de euros para la construcción y modernización de diez estadios. Ello significará una superación de los gastos planeados en más del 88 por ciento. La FIFA comparte la responsabilidad por esa evolución. Pues sin tener en consideración las condiciones económicas y sociales de Sudáfrica, impuso condiciones mínimas muy exigentes para el aforo y la modernización de los estadios.
Ello ocasionó que en lugar de construir un estadio por 420 millones de euros, se hiciera una arena con una explosión de costos del 166 por ciento. Pero eso no entra en el mayor presupuesto del país. Los 18.000 millones de euros que el gobierno destinó para mejoras de las infraestructuras en medios de transporte públicos pueden elevarse a 36.000 millones.
UBS ha calculado desde 2006 la creación de 335.000 nuevos puestos de trabajo y un aumento del PIB de entre el 0,5 y el 2,2 por ciento. Cifras bienvenidas en tiempos de crisis económica mundial, que ha costado a Sudáfrica alrededor de un millón de puestos de trabajo.
La ganancia en 2010 debe provenir de los turistas del Mundial, si bien las enormes expectativas de medio millón de visitantes deben reducirse a la mitad. De todo modos, este año se superará la cifra de diez millones de visitantes con la esperanza de que el Mundial arroje beneficios duraderos para los próximos años.
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