Y Sevilla volvió a engancharse al baloncesto
El pabellón rememoró sus mejores espectáculos, con unas gradas repletas que hicieron que el Cajasol se acercase un poco más a la Final Four de Treviso.
Quedaba demasiado lejos 1999. Aquel año, el Caja San Fernando claudicaba con claridad ante el Barcelona en la final de la Liga ACB. Eran otros tiempos en la que la entidad se codeaba con los grandes y San Pablo era una fiesta cada quince días. Ayer el pabellón de la avenida de Kansas City rememoró sus mejores espectáculos, con unas gradas repletas que hicieron que el Cajasol se acercase un poco más a la Final Four de Treviso. "Lo digo, lo aviso, nos vamos a Treviso". Y es que la afición, esta vez sí, estuvo con su equipo, como en antaño. Los bombos y los abucheos sonaron los 2.400 segundos que duró la contienda, un sonido celestial para los locales, un calvario para los ucranianos.
Resultó decisivo su papel, el que tanto se ha demandado durante temporadas y temporadas la entidad, en el devenir de los acontecimientos. Los pitos, los gritos, los ánimos en definitiva, llevaron el nerviosismo al Budivelnik en grandes etapas del juego. Tanto que los de Josep Maria Berrocal dejaron su anotación en unos exiguos 49 puntos y que otorgaron un botín a los cajistas de 18 para la vuelta el próximo miércoles.
Sevilla dio una lección de apoyo a los de Plaza porque, ahora sí, la ciudad se ha reenganchado al baloncesto. El grito fue unánime al final: "¡Caja, Caja, Caja!". El sueño es un poco más real.
No hay comentarios