Éste es el Sevilla que soñaba Emery (3-0)
Liga bbva
El cuadro nervionense arranca el año con un partido brillante y barre al Getafe del campo. Con Rakitic en el mando, los blancos 'sonaron' en todo momento como una orquesta perfectamente sincronizada.
Unai Emery tenía razón. El Sevilla podía jugar un fútbol equilibrado, moderno y espectacular con Rakitic como medio centro en compañía de M'Bia. Bastó con que todos los elementos de arriba, incluida esa pareja de delanteros integrada por Bacca y Gameiro, se unieran a la lucha de los de atrás para que los nervionenses protagonizaran el partido más completo que se le recuerda a este equipo desde la gloriosa época de los seis títulos. El Getafe, que no es de los peores conjuntos de la Liga, fue el protagonista pasivo de esta demostración de fuerzas y se llevó tres goles del Sánchez-Pizjuán, como pudo acumular media docena a pesar de que tampoco las ocasiones fueran numerosas.
A pesar de los buenos resultados en las jornadas precedentes, sobre todo fuera de casa, Emery se decidió a desandar el camino para retornar al patrón que él quería. Era una apuesta osada para el vasco, que hubiera recibido verdaderos mamporros de no haberle funcionado el once, pero la tozudez de este entrenador tiene su parte mala y también la buena. Rakitic en el eje de las operaciones junto a M'Bia, aunque mucho más adelantado el suizo; Bacca y Gameiro como pareja de delanteros; Reyes y Vitolo en los interiores y un cuarteto defensivo sólido y también con capacidad para anticiparse al rival cuando éste trataba de salir. También conviene resaltar en la zaga la capacidad de Coke y Fernando Navarro para ocupar toda la banda tanto en la suma como en la resta. Cierto que, por unas razones o por otras, fuera estaban muchos elementos que se pueden sumar a la causa, pero era un Sevilla con buenos mimbres en el once, aunque no exento de riesgos. Y el canastero fue capaz de construir un gran cesto con ellos.
El Sevilla salió dispuesto a engullir al Getafe desde el primer minuto, sin importarle las consecuencias que esto pudiera tener en el plano físico en el segundo periodo si el marcador no se le ponía a favor. Salvando las distancias, porque entonces seguro que los futbolistas fueran mejores en el plano individual, era el patrón de juego que hizo célebre al equipo entrenado por Juande Ramos y que tantos títulos de fuste trajo al palmarés de la entidad radicada en Nervión. El patrón marcado era no dejar ni respirar al adversario, encerrarlo atrás, ganarle todos los duelos individuales y tratar de construir las jugadas posteriormente en las cercanías del área del Getafe con el balón raseado, cuando era posible, o con las acciones de estrategia, perfectamente trabajadas por el cuerpo técnico encabezado por Emery.
Con Rakitic en el timón de mando y todos sus compañeros colaborando para que la recuperación del balón fuera lo más rápida posible y que éste después circulara con celeridad, el Sevilla se asemejaba a una orquesta perfecta durante los primeros veinte minutos. Cada futbolista era conocedor de su rol en todo momento, pero encima también era capaz de salirse de ese patrón para improvisar, para protagonizar un solo, si la situación del juego se lo demandaba. Fueron veinte, veinticinco o treinta minutos primorosos en los que, curiosamente, no le llegaría a los blancos el premio del gol a pesar de los continuos acercamientos hasta Moyá. Una vez Gameiro estrellaba el balón en el poste, otra remataba Fazio alto en una estrategia perfecta, también le había tocado a Bacca en un par de ocasiones... Pero estaba claro que con semejante caudal futbolístico tenía que llegar el momento para ponerse por delante.
Y sucedería poco después de la media hora cuando Fazio peleó con fuerza un balón en el centro del campo, se lo llevó a pesar de la falta del rival y a partir de ese momento se trazaría una jugada colectiva de mucho mérito. El argentino metió la pelota en la zona caliente cerca de la media luna del área grande y allí Vitolo y Bacca hicieron una pared que dejaba al canario solo delante de Moyá. Vitolo superaba al guardameta con un toque de clase con la izquierda y el Sevilla, por fin, se ponía por delante para plasmar en el marcador la tremenda superioridad que había protagonizado ante el Getafe. Apenas un minuto después debió llegar el 2-0, pero Gameiro no fue preciso para conectar con Bacca en una contra brillante que nació en la zona del lateral izquierdo sevillista y acabó en un claro dos contra uno en el campo rival.
Pero el marcador estaba uno a cero en el intermedio y siempre quedaba la duda de si el esfuerzo pasaría factura a los sevillistas, de si la intensidad expuesta en el juego desde el primer minuto acabaría por derrumbar ese perfecto equilibrio entre ataque y defensa. Así pareció en el arranque del segundo periodo, cuando Reyes, Vitolo, Bacca y Gameiro ya no ayudaban tanto a la hora de recuperar el balón y se creaba un espacio preocupante en las cercanías de M'Bia y Rakitic.
Entonces, sin embargo, aparecería otra de las grandes cualidades de este Sevilla, la estrategia. Una falta contumaz de Arroyo a Vitolo fue puesta en movimiento por Rakitic para que el poderoso Fazio la llevara al área pequeña y allí Bacca definiera. El colombiano colocaba el dos a cero y disipaba todas las dudas de golpe. El cuadro de Emery ya se sentiría tremendamente seguro hasta el final y hasta el técnico podía hacer pequeñas variaciones en el planteamiento inicial. Como la salida de Marko Marin, que ya era hora, para demostrar que puede ser otro elemento trascendental de aquí al final del curso y de Cristóforo para que Rakitic adelantara su posición. Así llegaría el tercero, con Bacca presionando para recuperar la pelota. El Sevilla había sido capaz de funcionar como una orquesta desde el minuto uno al 92. Justo como soñaba Unai Emery.
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