Del 'terremoto' Lopetegui a la inquietud de la Covid-19 por Busquets
Selección española
El positivo del capitán de la selección española en Las Rozas altera todos los planes de entrenamiento como ya sucediera en Rusia 2018 con la destitución del seleccionador
De nuevo, como en Francia 2016 y en Rusia 2018, ante el inminente inicio de la fase final de un gran torneo, la selección española vive en estado de agitación, esta vez por el positivo por Covid-19 de Sergio Busquets que supone un trastorno evidente rumbo a la Eurocopa y cuya dimensión aún es incierta, y hace tres años, a las puertas del debut en el Mundial, por la fulminante destitución de Julen Lopetegui como seleccionador.
Dos situaciones diversas, de diferentes circunstancias, sin casi similitudes, salvo por dos coincidencias claves: el momento transcendente en el que surge, cuando ya ultima el equipo su puesta a punto para afrontar el debut en la Eurocopa 2020, y la indudable alteración que provoca dentro de una concentración y un grupo que hasta ahora transitaba en la calma, juntos, dentro de una 'burbuja' y sin sobresaltos desde el lunes... hasta este domingo.
A una semana del estreno, el próximo 14 de junio contra Suecia en La Cartuja, las pruebas PCR a las que fueron sometidos los jugadores en la mañana del domingo, en su día de descanso, dentro de la 'burbuja' diseñada por la Federación Española de Fútbol, resultaron positivas en el caso del capitán de la selección. El resto de futbolistas han dado negativo, aunque se puso en marcha de forma inmediata el protocolo que exigen las autoridades antes estos casos.
Busquets, del que se valorarán próximamente las medidas deportivas oportunas en función" de su "evolución", abandonó la concentración "en un vehículo medicalizado" y se aisló por "prevención tanto a los trabajadores como los contactos estrechos del jugador" en la selección, al tiempo que "se activaron "rutinas de entrenamientos personalizadas, manteniendo el aislamiento, para continuar con la preparación" para la Eurocopa 2020.
Además, no jugarán los futbolistas el amistoso del martes ante Lituania en el estadio de Butarque en Leganés, sino que lo hará con "integrantes" de la selección española sub'21, tras su participación en el Campeonato de Europa de la categoría, en el que fue eliminado en las semifinales por Portugal, según explicó la Federación.
En suma, a una semana de su estreno en el torneo, España pierde a un jugador clave, a su capitán, al más campeón de todos de la selección actual, al único que sigue del Mundial logrado en 2010 en Suráfrica y al más experto en una selección con mucha juventud, a la espera de que la evolución determine el tiempo que estará de baja o si es o no sustituido antes del inicio de la competición.
A la vez, trastoca sus entrenamientos a nada más ejercicios individuales que imposibilitan las sesiones más acordes al fútbol y a la preparación habitual y limita su puesta a punto a través de los amistosos a uno, al del pasado viernes contra Portugal. España competirá en una semana, tras diez días sin jugar contra nadie.
Un sobresalto evidente desde todas las perspectivas, pendiente de si tiene o no más dimensión dentro de la concentración dependiendo de los resultados de las nuevas pruebas PCR a las que será sometido todo el equipo, con la competición ya a la vista y confinados los jugadores en este momento, mientras asoma un torneo de tal exigencia como éste, que exige tanta concentración.
LA DESTITUCIÓN DE LOPETEGUI... A DOS DÍAS DEL DEBUT EN RUSIA 2018
En Rusia 2018, España también se movió en aún más agitación en los días previos. Nada lo hacía intuir, ya concentrados en la ciudad rusa de Krasnodar, ya solventados los partidos amistosos previstos, ya en la recta final con la mirada fija en el estreno ante Portugal, cuando una noticia provocó un 'terremoto' por entonces de inciertas consecuencias, que se fueron aclarando con el paso de las horas.
El 12 de junio de 2018, el Real Madrid anunció repentinamente la contratación de Julen Lopetegui como entrenador para la temporada 2018-19, a la finalización de aquel Mundial, aunque el técnico tenía contrato hasta 2020, renovado el 22 de mayo anterior. "La RFEF solicita el máximo respeto para mantener la normalidad en la concentración de la selección a las puertas de nuestro debut en el Mundial ante Portugal", decía el comunicado de aquel día.
Todo cambió -y se desató- después, con el viaje esa misma noche de Luis Rubiales desde Moscú, donde había acudido a una reunión de la UEFA, a Krasnodar, a donde aterrizó aquella madrugada. Le siguió una larguísima mañana. La rueda de prensa prevista por el técnico y él se fue retrasando cada cierto tiempo (pasó primero de las 11.30 a las 12.30 y luego a las 13.00), las conversaciones eran constantes dentro de una concentración en plena tensión... Y la destitución fulminante del seleccionador fue el desenlace al mediodía.
"Tiene que haber un mensaje claro para todos los trabajadores de la Federación de que hay unas formas de actuar que hay que cumplir (...). No voy a decir que ésta es la mejor de las soluciones, pero yo he llegado a la presidencia de la RFEF con una forma de actuar. Y no voy a traicionarme a mí mismo. Con responsabilidad y el apoyo total de toda la junta directiva y he hablado con todo el que tenía que hablar antes de tomar esta decisión", proclamó Luis Rubiales sobre las 13.00 horas del 13 de junio de 2018 en Krasnodar ante más de un centenar de periodistas, a los que comunicó el relevo de Lopetegui y la elección de Fernando Hierro para el Mundial.
¿Estaban los jugadores de acuerdo con la destitución? "Todos estamos afectados sin lugar a dudas. Hay que pensar siempre en lo mejor para la Federación y la selección (...) Yo les he dado mis explicaciones y entiendo que lo han comprendido. Ellos están muy concentrados. Lo que sí me han transmitido es un compromiso máximo (...) Desde luego es un duro golpe", respondió el dirigente.
A dos días del debut en Rusia 2018 -esa misma jornada, el cuerpo técnico dirigido por Lopetegui regresó a Madrid- no hay duda de que aquel acontecimiento generó un fuerte trastorno en el seno de la concentración de España en Krasnodar, cuya influencia y cuyas consecuencias en el desarrollo posterior de la competición siempre serán interpretables y jamás serán del todo precisas.
Si hubo causa-efecto en el despido y en el recorrido de España en Rusia 2018, a trompicones en la primera fase (empató con Portugal 3-3, ganó sólo 0-1 a Irán con un rebote e igualó 2-2 con Marruecos, aunque fue primera de grupo) y eliminada en la tanda de penaltis en los octavos de final frente a Rusia, nadie puede asegurarlo.
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