Sacó un embudo en lugar de una espada

Mel logró que se jugara en campo del rival tras el descanso, pero los cambios dejaron un juego previsible, sólo por dentro

Juan Antonio Solís / Sevilla

22 de enero 2012 - 05:02

Mel sabía que la llave del partido estaba en apretar lo más arriba, ahogar la salida del Sevilla y desconectar a Jesús Navas y Reyes con Negredo, había que jugar en el medio campo del Sevilla. Así, lograría que su maltrecha defensa sufriera lo menos posible. Y a partir de ahí, insistir con la visión y el toque de Beñat, la calidad y la experiencia de Santa Cruz y la picardía y la definición de Rubén Castro. Tras el descanso cristalizaron sus pretensiones, pero cuando el Betis hubo de dar un giro de tuerca más al ser expulsado Fazio, sacó un embudo en lugar de una espada.

Defensa

La puesta en escena no anunció nada bueno para el Betis. Beñat e Iriney no podían frenar las transiciones hasta Jesús Navas, Reyes -se asoció con el palaciego por la derecha- o Luna, que recibió con espacios. A Cañas le costó acoplarse con Dorado -¿cuándo salir y cuándo aguantar?- y si no es por la impericia rematadora de Negredo y compañía, al Betis se le hubiera puesto todo cuesta arriba. En la segunda parte apareció un Betis más junto y sereno, que evitó ese juego de ida y vuelta en el que Jesús Navas, Luna o Reyes estaban tan a gusto.

Ataque

Apretó el Betis en la salida del balón del Sevilla, para sorprender lo más arriba, crear alguna situación de superioridad. Y pescó. Un arriesgado pase de Spahic a Medel originó la falta que aprovechó Beñat. Pero los nervios que transmitía la defensa dejaron a un equipo demasiado largo y desprotegido. En la segunda parte, con más templanza y menos metros para que los sevillistas maniobraran entre líneas, el Betis recuperó más balones, y sobre todo más lejos de Casto. Rubén Castro halló un agujero a la espalda de Spahic, aunque apareció Javi Varas. La movilidad de Pozuelo, y sus pases picados al área, provocaron algún fuego en la zaga sevillista, pero en la zona de remate, ni Santa Cruz ni Jorge Molina cazaron un balón franco. Sin Jefferson, sin nadie por la derecha y con Pozuelo apareciendo por la izquierda con intermitencia, el juego bético se canalizó demasiado por dentro y facilitó el repliegue y los despejes de los sevillistas. Era aconsejable desdoblarse por banda, crear situaciones de superioridad, ganar la línea de fondo. Sobró ansiedad.

virtudes

Rectificó y supo llevar el partido a su terreno.

talón de aquiles

Sus nervios y desprotección inicial. No remató cuando lo tuvo todo de cara, con uno más y Medel y Reyes asfixiados.

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