Romper alguna vez las líneas es fundamental

El Sevilla, siempre plano, sólo inquietó cuando Perotti se lesionó y Adriano jugó en su puesto natural · Marcó, reculó y defendió mal

Romper alguna vez las líneas es fundamental
Romper alguna vez las líneas es fundamental
Jesús Alba / Sevilla

24 de marzo 2010 - 05:02

Sin ritmo hoy en el fútbol es difícil, casi imposible, superar siquiera al colista. Al margen de las lesiones, el Sevilla está plano, bloqueado, sin recursos, sin ideas y con jugadores con los que habría que dudar de su compromiso.

Ante el Xerez le costó un mundo rebelarse contra ese ritmo cansino absolutamente irremediable cuando en el campo coinciden Romaric y Renato. Sólo la lesión de Perotti dio, paradójicamente, la clave, pues llevaría a Jiménez a colocar en su sitio a Adriano. El brasileño, aunque pueda jugar en varios puestos, es extremo izquierdo. Ése es el sitio en el que ha hecho cosas grandes en el Sevilla y ayer, por lo menos, trató de romper las líneas, llevando a su equipo a ponerse por delante con el penalti que logró fabricarse.

Pero después, el Sevilla siguió jugando a la nada ante un rival sin calidad, pero que se fue sintiendo cómodo. El equipo de Jiménez, como todo el año, siguió defendiendo mal y la pera cayó de madura.

Defensa

Muchas miradas se están poniendo al hecho de que el Sevilla no fabrique el fútbol fresco de otras épocas, pero poco se dice de lo mal que defiende este equipo. Otra vez un contragolpe, un resbalón de José Carlos, no se frena donde debe. Deriva en una falta de Stankevicius por defender mal el forcejeo con el extremo y acaba con un despeje hacia atrás del hombre más alto de la defensa, Fazio. Y todo ello sin hablar de cómo durante los noventa minutos el Sevilla deja que el Xerez cruce el campo tocando el balón. El sistema defensivo no funciona bien, y no funciona bien desde la labor que deben hacer los puntas.

Ataque

Cuesta alterar el ritmo del partido. El Xerez busca la superioridad en el centro del campo y la posesión de Viqueira y sólo se varía el guión cuando alguien intenta romper las líneas. En la primera parte algunos, pocos, lo intentan, pero sólo dos lo consiguen. Dragutinovic un par de veces por el centro logra crear confusión con dos arrancadas y Adriano, por la izquierda, también. Con Kanoute y José Carlos, Jiménez busca tener el balón, pero no lo logra plenamente.

Virtudes

Pocas. Adriano quizá.

Talón de aquiles

Que todo huele muy mal.

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