Reyes, un regreso desbrozador
El derbi sevillano · frente a frente
La vuelta del utrerano abrió los caminos del derbi para el Sevilla gracias a su exquisita visión y a su calidad. Vadillo comenzó con ímpetu, pero el partido y Figueiras lo frenaron.
Reyes se reivindicó a lo grande en su regreso a un once del Sevilla convirtiéndose en el mejor jugador sobre el césped. El utrerano siempre vive al filo de la sospecha sobre si aprovecha como debe su enorme talento futbolístico, pero desbrozó los caminos bien pronto para que el derbi cayera del lado local. Apenas tardó dos minutos en ver el espacio donde sólo lo ven los privilegiados. Con un sutil toque de su exquisita pierna izquierda convirtió un balón aéreo, ganado por M'Bia a Verdú, en una preciosa asistencia de gol, saltándose el bosque de piernas que Pepe Mel había puesto en una estrecha franja. Vadillo, voluntarioso en su intento de emular al canterano sevillista, comenzó con ímpetu, pero la dinámica del partido y un concentrado Figueiras, con las oportunas coberturas de Iborra o M'Bia, lo fueron arrinconando.
Reyes y Vadillo fueron dos de los cuatro canteranos que salieron a escena ayer en el Sevilla-Betis. Unai Emery, sabedor del poder mágico del utrerano, clave en la goleada del curso pasado, lo sacó en la banda contraria a Alberto Moreno, donde él se encuentra más cómodo para ver el fútbol con un ángulo más abierto, en la derecha. Y Pepe Mel les dio galones a los dos hombres de la cantera de que dispone la plantilla profesional del Betis, Vadillo y Nono.
Ganó el utrerano porque se erigió en un hombre clave desde ese minuto dos en el que desmontó el plan inicial de Mel para servir en bandeja a Bacca el 1-0. Una jugada que debía estar ensayada en las herméticas sesiones de entrenamiento que dispuso Emery a lo largo de la semana. El colombiano arrancó casi al tiempo que Reyes hacía el gesto de amortiguar y lanzar ese balón aéreo.
Luego, puso definitivamente el partido cuesta abajo para los béticos siendo el protagonista pasivo de la segunda amarilla a Paulao. Reyes fue casi tan precoz como en el derbi del 5-1, en el que marcó el gol más temprano de estos partidos, a los 13 segundos. Aquel día marcó dos goles, mientras que en el de Heliópolis, el del 3-3, dio dos pases de gol, el primero de Rakitic y el tercero de Negredo. Parece especializado en los derbis. De hecho, de los diez que ha jugado, ha empatado seis, ha ganado tres y sólo perdió uno, el de los dos goles de Beñat en Nervión. Ayer volvió a ser protagonista de otra goleada muy similar a la del curso pasado en el mismo escenario.
Vadillo fue el sacrificado por Mel para sacar a Rubén Castro, justo después del 3-0. El de Puerto Real lo intentó por su costado, el izquierdo, aunque estuvo poco acompañado y muy vigilado por Figueiras y, casi siempre, algún medio o central más del Sevilla. Aun así, metió un gran balón al corazón del área sevillista, que Beto impidió por poco que Jorge Molina rematara a bocajarro. Podría haber metido en el partido al Betis, pues corría el minuto 45 y podría haber tenido un efecto psicológico similar al de Pabón en la igualada del curso pasado. Pero poco más, al margen de un fuera de juego inexistente en buena posición, minuto 56. La propia dinámica del partido lo fue diluyendo, mientras Reyes se crecía y salía ovacionado por su público en el minuto 70. Ahora, los suyos le pedirán continuidad, como ya hizo su presidente: "Esperemos que no sea sólo un partido". Ayer desbrozó el camino del derbi y puede que, de paso, su propio camino.
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