Retorno a la buena costumbre

Betis | córdoba · el otro partido

El Betis confirma su mejoría de juego cambiando esta vez el signo final de un duelo con brillo local · La afición emite sus juicios con rigor y empuja a su equipo al triunfo

1. Mario Conde, abroncado por los socios béticos, estuvo presente en  el palco del estadio Benito Villamarín acompañando a Luis Oliver y a Eduardo Peña para presenciar el choque liguero entre el Betis y el Córdoba. 2. El portugués Miguel Lopes abandona el terreno de juego llorando tras lesionarse en un salto con Camille. 3. Jorge Molina dialoga con el lesionado Raúl Navas, que fue pitado por el público por su relación con el caso Brugal. 4. Emana fue otro de los protagonistas del choque y terminó abandonando el terreno de juego con una sonora ovación.
1. Mario Conde, abroncado por los socios béticos, estuvo presente en el palco del estadio Benito Villamarín acompañando a Luis Oliver y a Eduardo Peña para presenciar el choque liguero entre el Betis y el Córdoba. 2. El portugués Miguel Lopes abandona el terreno de juego llorando tras lesionarse en un salto con Camille. 3. Jorge Molina dialoga con el lesionado Raúl Navas, que fue pitado por el público por su relación con el caso Brugal. 4. Emana fue otro de los protagonistas del choque y terminó abandonando el terreno de juego con una sonora ovación.
Daniel Lagos / Sevilla

12 de diciembre 2010 - 05:02

La insistencia en los argumentos correctos suele propiciar resultados positivos y el Betis lo corroboró con otra actuación cercana a su mejor nivel, con otra demostración de fuerzas en la categoría para devolver al Villamarín su condición de fortín tras la igualada anterior ante el filial azulgrana.

Había enseñado el pasado miércoles una de sus mejores versiones el Betis de Pepe Mel, pero ni las circunstancias ni el definitivo marcador acompañaron el trabajo realizado por los jugadores en el terreno de juego. La afición lo sabía, al igual que era consciente de que el apoyo debía ser clave en la búsqueda del séptimo triunfo en casa tras el inesperado tropiezo ante el Barcelona B.

Repitió equipo Mel, aunque la lesión de Miguel Lopes propició que el tridente tuviera otra oportunidad para demostrar su validez en el sistema táctico bético. Fue un aliciente más a los muchos que marcaron el transcurso del encuentro. El Córdoba llegaba al Villamarín con Raúl Navas en la portería, uno de los nombres involucrados en el caso Brugal el pasado verano cuando se destapó la sospecha sobre la posible compra de partidos por parte del Hércules. Fue el primer enemigo de la afición verdiblanca en el derbi andaluz, llevándose silbidos y cánticos al ritmo de "Ese portero se vende por dinero". Su historia en el día de ayer no terminó bien. Cuando ya había encajado los dos primeros tantos del choque, salió al rescate de una llegada bética y recibió un fuerte golpe involuntario de Jorge Molina, el hombre que había entrado por una lesión y que obligaba al cambio en la portería cordobesa. Los pitos iniciales se convirtieron en aplausos en la breve relación de la afición del Villamarín con el cuestionado Raúl Navas.

También pasó miedo la parroquia verdiblanca. El 2-1 de Jonathan Sesma trajo el recuerdo del anterior choque, aunque en esta ocasión el equipo impidió que el marcador estropeara lo reflejado en el césped. Hubo responsables de lo ocurrido, principalmente uno de los jugadores adorados por la grada, un Salva Sevilla que volvió a brillar como asistente y recibió los mayores halagos del Villamarín. Fue uno de los protagonistas en el regreso de la victoria al fortín de Heliópolis.

Hubo más detalles significativos en la victoria bética. Luis Oliver repitió presencia en el palco y compartió el mismo con Mario Conde, una presencia que no fue del agrado de la afición bética en la antesala de una semana que puede significar el adiós del navarro al mando del club verdiblanco. Fue otra muestra más de que los hinchas verdiblancos tenían claras sus intenciones con cada uno de los presentes en el duelo regional. También Emana estaba en el punto de mira de la grada. Comenzó despertando murmullos de duda y terminó ovacionado por la simple sucesión de circunstancias, sobre todo la que señalaba el marcador.

El desenlace positivo facilitó en esta ocasión la generación de optimismo en un equipo que convirtió en espejismo la realidad vivida en su choque anterior. Mostrando los argumentos futbolísticos de ayer y teniendo como mejor aliado al público del Benito Villamarín, la dinámica del equipo como local seguirá la misma dinámica positiva llevada a cabo hasta el momento.

Los aficionados volvieron a sonreír en el adiós a la lluvia y la bienvenida al buen tiempo. El que cambió ayer la mala puntería del Betis intersemanal por la efectividad del que no pretende alejarse de las buenas costumbres.

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