Listos para el reto de Doncic (81-71)

La selección masculina de baloncesto jugará los cuartos de final, una vez más, de los Juegos Olímpicos por quinta vez consecutiva. Su infalibilidad es total. Con un control absoluto desde el segundo cuarto, España gobernó como lo hacen los equipos que se saben superiores y que tienen una confianza elevadísima para someter a una Argentina que se quedó pronto sin gasolina, enmarañada en el plan de partido español. Venció (81-71), con Scariolo repartiendo esfuerzos y protagonismo y con la sensación de que el bloque crece y que está listo para el reto de Luka Doncic.

Con un pie en el alambre después de sufrir los estragos del huracán esloveno, Argentina, como se preveía, salió con el colmillo afilado. Los dos equipos se conocen de sobra. Sólo dos jugadores (Gallizzi y Cáffaro, fondo de rotación) de la albiceleste no han jugado en la ACB. El historial de enfrenamientos era largo, el último en la final del Mundial de China. Y en 28 duelos, España había ganado 25. La derrota podía ser sinónimo de eliminación para los sudamericanos. Y salieron con las ideas claras. Muy agresivos, atacando cualquier bote de un pívot para limar la teórica tremenda superioridad bajo aros y propiciando pérdidas, ahí Campazzo es un maestro. Y podía correr Argentina y crear juego. 3-12 era el parcial de salida, con Laprovittola iluminado. Recién tomado el puente aéreo desde Madrid a Barcelona, se reivindicaba sobre el parqué del Saitama Arena, con 15 puntos en la primera mitad. España respondía con el comodín de Ricky, ahora mismo el líder indiscutible de la selección. Metió 11 puntos sin fallo para enganchar de nuevo a España al partido y le dio la primera ventaja (16-15). No obstante, la batuta del partido la llevaba Argentina, se jugaba al ritmo que pretendían los sudamericanos (20-25).

Marcó una raya en el suelo España con el cambio de cuarto. La defensa española comenzó a leer mejor la proverbial circulación de balón argentina y el pick and roll de Campazzo con los interiores, con Laprovittola como verso libre para ejecutar. Dejó en los siguientes 10 minutos en nueve puntos a Argentina el equipo de Scariolo, que tiene los mecanismos adquiridos para apretar las clavijas. Es un equipo que aúna la competitividad con una gran inteligencia para leer situaciones. Campazzo y Laprovittola intentaban llevar al límite la defensa y las simulaciones. Y los argentinos iban como lobos al rebote. 10 concedió en aro propio España, con 11 pérdidas. Eran los claros campos de mejora del equipo, que estaba en el 60% de tiros de campo. La máxima ventaja era al final del primer tiempo de seis puntos (40-34).

España salió concentrada del vestuario y puso la velocidad de crucero. Aunque se perdía el rebote, había tejido una tela de araña en la que Argentina no se sentía nada cómoda. Scariolo había cambiado el quinteto, con Abrines y Willy por Abalde y Claver, y los dos respondían a la perfección. Parecía fluir todo perfectamente tras un dos más uno de Pau Gasol (61-47), España tenía la opción de romper el partido en el minuto final, pero un triple de Vildoza y un dos más uno de Brussino sobre la bocina del tercer cuarto tras un despiste dejaban el partido abierto (61-53). Era el recordatorio de que Argentina no se iba a marchar de un partido del que pendía su vida en la competición.

Pero, con la reducción del número de partidos, España está en modo competitivo desde el arranque de la competición. Entre Sergio Rodríguez y Ricky manejaron a placer, Pau Gasol siguió dejando detalles de crack. La impotencia de Campazzo era el reflejo de un equipo que en lo que es excelente España es mejor aún. De ahí que se estrellen tantas veces. Con los deberes hechos, espera Doncic el domingo con el caramelo de un teórico mejor cruce. El acorazado del deporte español en los Juegos está otra vez a una victoria de la pelea por las medallas.

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