Remando en busca del cambio

Sevilla/El 2020 iba ser un año de Juegos y debía (aún debe serlo) un año de elecciones en las federaciones nacionales al concluir el ciclo olímpico. La oportunidad para un necesario cambio, en muchos casos, para avanzar como el que esperan deportistas y clubes del remo español, que tras los 23 años al mando de Fernando Climent (desde 1993) no han visto el giro esperado y deseado en el nuevo equipo directivo. Las cosas no pasan por sí solas y mientras el piragüismo, la especialidad más laureada en la historia olímpica para España, cuenta con 16 medallas el remo no avanza y apenas suma una, la cosechada precisamente por el directivo sevillano y Luis María Lasúrtegui en Los Ángeles 1984 en el doble scull ligero.

Un cambio o una evolución es lo que demandan deportistas y clubes, algo que queda reflejado con la tercera edición de Transparencia de las Federaciones Deportivas, un análisis elaborado por Transparencia Internacional España, que coloca a la Federación Española de Remo en el puesto 61 (de 65), sólo por delante de las federaciones de Deportes para sordos, Boxeo, Pentatlón y Caza.

La clasificación muestra una extraña situación institucional que es refrendada por Noé Guzmán, remero del equipo nacional durante una década y actualmente miembro de la Asamblea como representante de los remeros en la Federación. "Al final esto es el reflejo de algo que ya sabemos y a lo que nos tienen acostumbrados una institución anclada en un modelo arcaico", señala el hispalense.

Cierto es que la pandemia lo ha cambiado todo, pero Guzmán insiste que "debe haber elecciones según Consejo Superior de Deportes (CSD) y a día de hoy no ha ni convocatoria", apunta el protagonista, que añade: "El CSD ha recomendado que se tiene que cambiar todo el sistema electoral, pero no hay proyecto para evolucionar. Yo, como miembro de la asamblea no tengo comunicación ni siquiera de los presupuestos de este año. De hecho, no ha habido ninguna comunicación ni recomendación en estos tres meses que han pasado, sino casi desde el verano pasado. Los resultados deportivos que se consiguen son a costa del esfuerzo y sacrificio de entrenadores y remeros, pese a que muchos van cayendo por el camino".

El último despido en la Federación fue, por reunión telemática, ha sido uno de los técnicos del equipo absoluto, Gaspar Company. "No era afín a la actual junta directiva y se posicionó siempre del lado de los remeros", explica Guzmán. Company, que llevaba muchos años al frente de la selección, contradijo a la comisión deportiva cuando el pasado verano se quedaron cuatro botes para acudir al Mundial porque la Federación "mandó para casa" al resto. El entrenador sevillano "defendió" mediante tomas de tiempo y progresión la necesaria participación de otras embarcaciones porque "para mejorar es necesario competir también en las grandes citas frente a los mejores". Además, esa decisión de la Federación acarreaba pérdidas de becas, único recurso económico para la mayoría de remeros, por lo que "seis o siete acabaron abandonando el equipo nacional para poder compatibilizar el remo, por ejemplo en traineras o con sus clubes, con su vida laboral", apunta Guzmán.

"Remeros de nivel que podían haber seguido para hacer crecer al equipo nacional y que los jóvenes que llegan no se encuentren solos. Cuando con 19 ó 20 años llegas a la absoluta necesitas al lado gente experimentada sobre la que apoyarte y que te hagan de puente o trampolín. Ya no existe eso. El equipo nacional se ha quedado en 10 ó 12 remeros. Hicimos un escrito a la Federación sobre esto y nunca tuvimos respuesta", reclama.

Estaban las cosas claras desde el inicio cuando Asunción Loriente llegó a la presidencia y se reunió con los deportistas en el CEAR de la Cartuja junto a su secretario general, Pedro Márquez. "El secretario general dio a entender que las cosas iban a cambiar para reestructurar la Federación. Había que contentar a sus votantes. Los cambios iban encaminados al cuerpo técnico y los remeros se negaron amenazando con un plante. La respuesta fue que no lo iban a consentir y que si tenían que echarlos a todos del equipo nacional trabajarían con juveniles pensando ya en los Juegos de 2024", indica Guzmán. Una Federación estaba dispuesta a tirar un ciclo olímpico por imponer sus tesis.

"No tengo nada en contra de los árbitros, tienen que estar representados, pero no creo que exista ninguna otra federación que esté dirigida por árbitros. La presidenta y su secretario general son árbitros", indica Guzmán, que explica que en la asamblea de la Federación "había tres representantes de entrenadores que no ejercían como tales". En el remo, como en cualquier deporte minoritario, se conoce todo el mundo y "tendrían el título de entrenador y la ficha, pero no entrenaban". "Y con los deportistas ha pasado lo mismo. Había clubes con 20 fichas de entrenadores cuando uno grande como el Náutico o el Labradores lo que tiene son, como mucho, cinco técnicos. Pero de esa manera es más fácil mantener el control".

Guzmán va de la mano junto a los remeros internacionales Jesús González y Jon Carazo como representantes de los remeros. El año pasado la denuncia en televisión de las malas condiciones de alimentación que tenían los remeros en el CEAR no sentó bien en la Federación con el apoyo de técnicos. En diciembre cayeron otros dos entrenadores: Jacobo Castiñeira y Daniel Sierra, de manera "que todo el equipo nacional se quedaba con un par de entrenadores". "Se está pagando el precio de posicionarse en contra de la Federación", que tiene claro que "el futuro, para crecer como el piragüismo con un equipo nacional amplio, pasa por un cambio en la Federación y para ello se respete la norma electoral". "Paradójicamente", dice, para Tokio 2020 estaban clasificados tres botes, uno de los mejores resultados en los últimos años, pero "todo es fruto del sacrificio y calidad de los remeros".