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Prodigiosa asfixia arriba

Informe técnico

Si el partido 'empezó' 1-0, fue porque Reyes ya adelantó en esa primera jugada la ordenada presión adelantada del Sevilla. El equipo abrió el campo todo lo que pudo.

Prodigiosa asfixia arriba
Juan Antonio Solís / Sevilla

19 de noviembre 2012 - 05:02

Al que argumente que el Sevilla empezó el derbi ganando con ese gol de Reyes a los 13 segundos y que así todo le resultó más fácil, se le podría contestar que ya en esa jugada inicial, al apurar a Nelson y aprovechar el regalo de Adrián, la tropa de Míchel anunció su propósito: presionar como posesos, con Fazio -colosal- y Maduro -mientras le dio el físico- llevando la voz por detrás de las cinco piezas más ofensivas. El equipo se buscó su suerte. Como el día del Real Madrid o del Barcelona, los blancos se cuidaron mucho de ceder metros mientras el partido estaba vivo. Y siguieron a lo suyo, mordiendo muy arriba y dirigiendo muy bien sus ataques porque aprovecharon todo lo ancho del campo. Hasta la banda izquierda fue profunda.

Defensa

Cuando el Betis empezó a atacar, ya perdía 1-0. Y 2-0 a los cinco. Eso dio un plus de confianza al sistema de contención sevillista, que se atrevió con más determinación si cabe a arriesgar, y acertar, en la anticipación ante el juego de triangulaciones y continuas permutas que caracteriza al Betis de Mel.

Muy incómodo al tratar de elaborar desde atrás, el Betis quiso salvar a veces esa primera línea de presión del Sevilla con algún pelotazo largo, pero no tenía jugadores para ganarlas de espaldas y buscar la incorporación desde la segunda línea. Ahí mandó Fazio.

Ataque

Hacía falta que brotara fútbol por la izquierda para que la zaga verdiblanca tuviera que dividir su vigilancia, muy centrada en la banda Cicinho-Jesús Navas. Y la pareja Rakitic-Reyes lo hizo a su manera, con paredes, cambios de orientación o juego al espacio. También Fernando Navarro abrió una vía con sus incorporaciones desde atrás. Encima, la banda derecha salvó la acumulación de peones del Betis e impuso también su juego de desdoblamientos y centros al área, como se vio en el origen del 3-0. Ya atemperados los ánimos en el descanso, el Sevilla interpretó otro fútbol: defensa más atrás, menos frenesí pero más control y contragolpe.

VirtudesProdigiosa presión adelantada en la primera parte, toda una disertación de cómo robar arriba y entrar por fuera o por dentro. Atrás, Fazio invitó al grupo a no perder metros.

Talón de Aquiles

Cierta frialdad tras el descanso.

Uno a uno

Palop. Trabajo casi exclusivo en esas peligrosas faltas indirectas de Beñat: salió bien por alto.

Cicinho. Muy encima de Juan Carlos salvo en la jugada aislada del gol bético. Y proyectándose arriba una y otra vez.

Fazio. Imperial. Mandó la presión muy arriba, se anticipó por abajo y por arriba y aseguró la salida limpia de la jugada. Encima dos goles, el segundo soberbio.

Spahic. No se complicó atrás y eso que ganó su equipo.

F. Navarro. Primera parte muy activa en ataque. Cerró su banda y sólo falló en el despeje que originó el gol de Rubén Castro.

Maduro. Mientras le dio el físico, acudió a apretar arriba, como sus compañeros, para evitar que el Betis salvara esa primera línea de presión.

Jesús Navas Un puñal hasta ese gol final de Rakitic.

Medel. La sombra de Beñat.

Rakitic. Marcó los tempos del partido. Preciso en corto, en largo y a balón parado. Acaba los partidos muy entero. Se vio en el 5-1.

Reyes. Su golpeo a los 13 segundos destapó su tarro de las esencias. El Reyes que los sevillistas esperaban.

Negredo. Superó a Paulao en esos espacios tan abiertos.

Perotti. Casta para penetrar.

Javi Hervás. Ayudó a controlar.

Babá. Una referencia arriba.

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